As we learn how to adjust our lives given the reality of the coronavirus and the request to do our part to slow its spread by practicing social distancing, I invite you to join me each week to take a moment to cultivate a ‘habit of grace.’ A new meditation will be posted each week. These meditations can be watched at any time by clicking here.
The 4th of July weekend has just concluded and a new week has begun, but the titanic struggles of the old world continue. The struggles to face painful truths of our racial past, the struggles to find ways to fashion a new future, the struggles for racial justice and human equality and true human reconciliation. Even in the midst of these struggles, we still face a pandemic that is worldwide. Now the United States itself is gravely threatened and affected by COVID-19. And even in the midst of all of that, we enter a season of electioneering, campaigning, a presidential election that could well be a profoundly polarizing and divisive election for our country.
In this time, I remember the words of Howard Thurman, who I often go back to. Dr. Thurman was one of the founders of probably the first interracial and interreligious church in the United States in San Francisco, back in the forties and fifties. He was the author of Jesus and the Disinherited. He was one of the people who went and met Mahatma Gandhi in the 1940s, and brought back his teachings of non-violent social change that influenced an entire civil rights movement. He was quietly, if you will, the spiritual director of many of the leaders of the civil rights movement. Whitney Young, Roy Wilkins, Martin King, many others went quietly to Howard Thurman to talk, to reflect, to pray. He wrote this in one of his meditations about times of great transition and turmoil:
Look well to the growing edge. All around us, worlds are dying and new worlds are being born. All around us, life is dying and life is being born. The fruit ripens on the tree, the roots are silently at work in the darkness of the earth against a time when there shall be new leaves, fresh blossoms, green fruit. Such as the growing edge. It is the extra breath from the exhausted lung, the one more thing to try when all else has failed. The upward reach of life when weariness closes in upon all endeavor. This is the basis of hope in moments of despair, the incentive to carry on when times are out of joint and men have lost their reason. A source of confidence when worlds crash and dreams whiten into ash. The birth of a child — life’s most dramatic answer to death — this is the growing edge incarnate. Look well to the growing edge!
God love you. God bless you. And may God hold us all in those almighty hands of love.
Hábitos de gracia, 7 de julio de 2020: El margen de la expansión
El fin de semana del 4 de julio acaba de terminar y ha comenzado una nueva semana, pero las luchas titánicas del viejo mundo continúan. Las luchas para enfrentar dolorosas verdades de nuestro pasado racial, las luchas para encontrar formas de concebir un nuevo futuro, las luchas por la justicia racial y la igualdad humana y la verdadera reconciliación humana. Aun en medio de estas luchas seguimos enfrentando una pandemia que es mundial. Ahora Estados Unidos mismo está gravemente amenazado y afectado por el COVID-19. E incluso en medio de todo eso, entramos en una temporada electoral, de campañas, en una elección presidencial que bien podría ser una elección profundamente polarizante y divisiva para nuestro país.
En este momento, recuerdo las palabras de Howard Thurman, a quien vuelvo a menudo. El Dr. Thurman fue uno de los fundadores de, probablemente, la primera iglesia interracial e interreligiosa de Estados Unidos, en San Francisco, en los años cuarenta y cincuenta. Fue el autor de Jesús y los desheredados [Jesus and the Disinherited ]. Una de las personas que fue y conoció a Mahatma Gandhi en la década del cuarenta, y regresó como portador de sus enseñanzas sobre el cambio social no violento que influyó en todo un movimiento de derechos civiles. Calladamente, por así decir, fue el director espiritual de muchos de los líderes del movimiento de los derechos civiles. Whitney Young, Roy Wilkins, Martin King, muchos otros acudieron discretamente a Howard Thurman para conversar, reflexionar y orar. Él escribió esto en una de sus meditaciones sobre tiempos de gran transición y agitación:
Fíjense bien en el margen de la expansión. En torno nuestro, hay mundos que mueren y mundos que nacen. En torno nuestro, la vida está muriendo y la vida está naciendo. El fruto madura en el árbol, las raíces laboran silenciosamente en la oscuridad de la tierra para un tiempo en que habrá nuevas hojas, flores nuevas, frutos verdes. Tal es el margen de la expansión. El aliento adicional del pulmón exhausto, lo único que queda por probar cuando todo lo demás ha fallado. El alcance ascendente de la vida cuando el cansancio se cierne sobre todo empeño. Esta es el fundamento de la esperanza en momentos de desesperación, el incentivo para seguir adelante cuando los tiempos están desquiciados y los hombres han perdido la razón. Una fuente de confianza cuando los mundos colisionan y los sueños se convierten en cenizas. El nacimiento de un niño —la respuesta más dramática de la vida a la muerte— esa es la forma encarnada del margen de la expansión. ¡Fíjense bien en el margen de la expansión!
Dios les ama. Dios les bendiga. Y que Dios nos sostenga a todos en esas todopoderosas manos de amor.