Episcopal Church Presiding Bishop Katharine Jefferts Schori and Presiding Bishop Elizabeth Eaton of the Evangelical Lutheran Church in America (ELCA) have issued a joint statement for World AIDS Day 2014.
The text of the statement follows:
World AIDS Day 2014
Every year on December 1, Episcopalians and Lutherans join with people around the world to commemorate World AIDS Day. This day serves as a time to remember those whose lives were forever changed because of HIV and AIDS. It also offers an opportunity to recommit ourselves to building God’s Kingdom by working to bring the AIDS pandemic to an end. This year, World AIDS Day falls on the second day of Advent, a time of hope and anticipation of the new life Jesus’ birth brings. As does Advent, World AIDS Day invites us to live with the joy that is to come by continuing to lift up the vision of a new life free of HIV and AIDS.
Three decades ago when scientists first identified HIV as the cause of AIDS, contracting the virus was a death sentence. Treatment for the disease was nonexistent. Today, advancements in treatment make it possible for people with HIV to live long, fulfilling lives. Better prevention services are helping to slow down new infections. We acknowledge and celebrate this progress, but remain steadfast in the face of the great challenges that remain. The goal remains “Getting to zero: Zero new HIV infections. Zero discrimination. Zero AIDS related deaths.”
In 2013, 2.1 million people became infected with HIV and 1.5 million people died from AIDS-related illnesses worldwide. Of the 35 million people currently living with HIV, only 13.6 million have access to antiretroviral medications. Furthermore, the stigma and discrimination toward those affected by HIV and AIDS continue to be a major problem in this struggle. Churches and other faith communities throughout the world are well suited to challenge social stigma associated with HIV and AIDS, and we pray for unity of purpose in this work among faith leaders everywhere.
Poverty and marginalization of vulnerable and key populations (lesbian, gay, bisexual, transgender and intersex people, sex workers, people who inject drugs, prisoners, migrants, women and girls) are major contributors to the spread of HIV. Infection rates within these populations are disproportionately high, and yet few have access to life-saving treatment. Both The Episcopal Church and the Evangelical Lutheran Church in America are committed to the fight against HIV and AIDS, and committed to working to end poverty both in our own communities and around the world. In the coming year we will challenge our churches to find greater synergy between these two related Gospel imperatives. We will also continue to encourage voluntary testing and counseling.
Ensuring that all people living with HIV have access to prevention, care and treatment services must continue to be the focus of our HIV and AIDS ministries both here at home and abroad. We encourage Lutherans and Episcopalians everywhere to support efforts by our governments, churches and other partners to provide resources towards treatment, care and prevention services. We also challenge the Administration and Congress to increase funding for PEPFAR; the Global Fund to fight AIDS, Tuberculosis and Malaria; and domestic programs that provide preventive care and treatment in the United States. We also urge governments to support the inclusion of the proposed target of ending the epidemics of AIDS, tuberculosis and malaria by 2030 in the United Nations’ post-2015 development agenda.
“The Lord has anointed me…to provide for those who mourn,” writes the prophet Isaiah in a passage Episcopalians and Lutherans will hear this Advent, “to give them a garland instead of ashes, the oil of gladness instead of mourning, the mantle of praise instead of a faint spirit.” This Advent, may we live these words with fervor and joy as we recommit to seeking a world without AIDS.
The Most Rev. Katharine Jefferts Schori
Presiding Bishop and Primate
The Episcopal Church
The Rev. Elizabeth A. Eaton
Presiding Bishop
Evangelical Lutheran Church in America
Las Obispas Presidentes de la Iglesia Episcopal y de ELCA: Día Mundial del SIDA 2014
December 1, 2014
By: The Public Affairs Office
La Obispa Presidente de la Iglesia Episcopal Katharine Jefferts Schori y la Obispa Presidente Elizabeth Eaton de la Iglesia Evangélica Luterana en América (ELCA) han emitido una declaración conjunta para el Día Mundial del SIDA del 2014.
El texto de la declaración siguiente:
Día Mundial del SIDA del 2014
Cada año, el 1 de diciembre, los episcopales y los luteranos se unen a gente de todo el mundo para conmemorar el Día Mundial del SIDA. Este día sirve para recordar a aquellos cuyas vidas cambiaron para siempre a causa del VIH y del SIDA. También ofrece una oportunidad para renovar nuestro compromiso de construir el reino de Dios, trabajando para terminar con la pandemia del SIDA. Este año, el Día Mundial del SIDA cae en el segundo día de Adviento, tiempo de esperanza y anticipación de la vida nueva que nos trae el nacimiento de Jesús. Como lo hace el Adviento, el Día Mundial del SIDA nos invita a vivir con la alegría que ha de venir al continuar manteniendo la visión de una nueva vida libre de VIH y de SIDA.
Hace tres décadas, cuando los científicos identificaron el VIH como la causa del SIDA, el contraer el virus era una sentencia de muerte. No existía tratamiento para la enfermedad. Hoy, los avances en el tratamiento hacen posible que las personas con VIH vivan largas y plenas vidas. Mejores servicios de prevención ayudan a frenar nuevas infecciones. Reconocemos y celebramos este progreso, pero permanecemos firmes ante los grandes retos pendientes. El objetivo sigue siendo. “Llegar a cero: Cero a nuevas infecciones por el VIH Cero a las discriminaciones. Cero a muertes relacionadas con el SIDA…”
En el 2013, dos millones cien mil personas se infectaron con el VIH y un millón y medio de personas murieron a causa de enfermedades relacionadas con el SIDA en todo el mundo. De los 35 millones de personas que actualmente viven con el VIH, sólo 13,6 millones tienen acceso a los medicamentos antirretrovirales. Además, el estigma y la discriminación hacia las personas afectadas con el VIH y el SIDA siguen siendo un problema importante en esta lucha. Las iglesias y otras comunidades de fe en todo el mundo están bien adecuadas para hacer frente al estigma social asociado con el VIH y el SIDA, y oran por la unidad de propósito en esta tarea entre los líderes religiosos de todo el mundo.
La pobreza y la marginación de poblaciones clave y vulnerables como (lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales, trabajadores sexuales, usuarios de drogas inyectables, presos, migrantes, mujeres y niñas) son los principales contribuyentes a la propagación del VIH. Las tasas de infección dentro de estas poblaciones son desproporcionadamente altas, y sin embargo, pocos tienen acceso a un tratamiento que salve la vida. Tanto la Iglesia Episcopal como la Iglesia Evangélica Luterana en América se han comprometido a luchar contra el VIH y el SIDA, y a trabajar para poner fin a la pobreza, tanto en nuestras propias comunidades como en todo el mundo. El año que viene vamos a desafiar a nuestras iglesias a que encuentren mayor sinergia entre estos dos imperativos evangélicos relacionados. También vamos a seguir alentando a un asesoramiento y pruebas voluntarias.
Asegurar que todas las personas que viven con el VIH tengan acceso a servicios de prevención, atención y tratamiento debe seguir siendo el foco de nuestros ministerios de VIH y SIDA, tanto aquí en el país como en el extranjero. Animamos a los luteranos y a los episcopales de todo el mundo a que apoyen los esfuerzos de nuestros gobiernos, de iglesias y de otros socios para que proporcionen recursos a los servicios de tratamiento, atención y prevención. También desafiamos a la Administración y al Congreso a que aumenten la financiación de PEPFAR; al Fondo Mundial de Lucha contra el SIDA, la Tuberculosis y la Malaria; y a programas nacionales que proporcionan atención preventiva y tratamiento en Estados Unidos. También instamos a los gobiernos a que apoyen la inclusión de la meta propuesta de terminar con la epidemia del SIDA, la tuberculosis y la malaria para el año 2030 en la agenda de desarrollo de las Naciones Unidas post-2015.
“El Señor me ha ungido… para consolar a los que lloran”, escribe el profeta Isaías en un pasaje que episcopales y luteranos oirán este Adviento, “para darles gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, el manto de la alegría en lugar de un espíritu angustiado”. Que en este Adviento podamos vivir estas palabras con fervor y alegría al paso que nos comprometemos nuevamente a la búsqueda de un mundo sin SIDA.
La Revdma. Katharine Jefferts Schori
Obispa Presidente y Primado
Iglesia Episcopal
La Revdma. Elizabeth A. Eaton
Obispa Presidente
Iglesia Evangélica Luterana en América