“The world too often wants to close its borders, board up its front doors, and drown out the cries of the hungry and unsheltered,” Episcopal Church Presiding Bishop Katharine Jefferts Schori states in her 2015 World Refugee Day message. “We are our brothers’ and sisters’ keepers, and when we’re reflective, we remember that our own wellbeing depends on the safety of others.”
World Refugee Day is June 20, and in her message, the Presiding Bishop also heralds the work of Episcopal Migration Ministries for its resettlement efforts.
The following is Presiding Bishop Jefferts Schori’s message.
World Refugee Day 2015
Human beings have been pushed out of their homes for millennia because of conflict, disaster, and oppression. Abraham and Sarah began as migrants and their descendants became refugees:
‘A wandering Aramean was my ancestor; he went down into Egypt and lived there as an alien, few in number…When the Egyptians treated us harshly and afflicted us…the Lord brought us out of Egypt… into this place and gave us this land… flowing with milk and honey.”[1]
Their descendants became a blessing to Egypt, until they found themselves oppressed, and fled for their lives. As a child, Jesus and his family were refugees in the other direction, fleeing the violence of Roman rule in the land of Israel, and seeking shelter in Egypt.[2]
Today there are more refugees, asylum seekers, and internally displaced people than at any time since the end of World War II. More than 51 million people around the world live in mortal peril, fear, and uncertainty. As descendants of those wandering Arameans, whose ancestors fled slavery in Egypt, we are charged to care for the sojourner. Loving neighbors as ourselves is foundational to our lives of faith.
The world too often wants to close its borders, board up its front doors, and drown out the cries of the hungry and unsheltered. We are our brothers’ and sisters’ keepers, and when we’re reflective, we remember that our own wellbeing depends on the safety of others. If some live in want and insecurity, violence usually results. We have only to look around us – and recognize that the violence comes as often from those who supposedly live in safety as from those who lack any resource or recourse. If we want peace, we must care for those who are fleeing violence – and pray for its perpetrators. We are made in the image of God, and we are created to live in peace.
As we mark World Refugee Day, consider how to become aware and involved:
- Learn about today’s large-scale migrations – from Africa across the Mediterranean; out of parts of Southeast Asia; out of the conflict-ridden Middle East; from Burundi into surrounding nations; the refugees from gang wars in Latin America; and in so many other places of strife and disaster and discrimination.
- Pray for those who live in refugee camps, detention centers, and immigration limbo.
- Look for ways to become involved personally and through your congregation.
- Join in the work of Episcopal Migration Ministries, celebrating 75 years of helping to resettle refugees in the United States. Contribute your finances, advocacy, and personal involvement. Last year Episcopal Migration Ministries resettled over 5000 people from 32 different nations.
- Become an advocate for migrants, who struggle to be heard, who are often unseen or ostracized. Join with others to advocate for immigration and asylum policies that seek justice for all sorts and conditions of displaced people.
- Work for peace in your own neighborhood and across the world – relationships that span differences here can undergird peacebuilding initiatives elsewhere.
Refugees and migrants become strong members of local communities, and a blessing to their neighbors. Will we be an equal blessing to them, will we seek their equal dignity, and answer their need with compassion?
The Most Rev. Katharine Jefferts Schori
Presiding Bishop and Primate
The Episcopal Church
Episcopal Migration Ministries
Episcopal Migration Ministries is the refugee resettlement program of the Domestic and Foreign Missionary Society. Each year the Missionary Society works in partnership with its affiliate network, along with dioceses, faith communities and volunteers, to welcome refugees from conflict zones across the globe.
The Episcopal Church: www.episcopalchurch.org
Episcopal Migration Ministries: http://www.episcopalchurch.org/page/episcopal-migration-ministries
Facebook: www.facebook.com/episcopalian
Twitter: www.twitter.com/iamepiscopalian
La Obispa Presidenta de la Iglesia Episcopal presenta el mensaje en el Día Mundial del Refugiado 2015
June 17, 2015
By: The Public Affairs Office
“Con demasiada frecuencia el mundo quiere cerrar sus fronteras, condenar las puertas de entrada y ahogar los gritos de los hambrientos y los desprotegidos”, nos dice la Obispa Presidenta de la Iglesia Episcopal Katharine Jefferts Schori en su mensaje del Día Mundial del Refugiado 2015. (“Somos guardianes de nuestros hermanos y hermanas, y cuando somos reflexivos, recordamos que nuestro bienestar depende de la seguridad de los demás”.)
El Día Mundial del Refugiado se celebra el 20 de junio, y en su mensaje, la Obispa Presidenta se refirió también a la ardua labor de reasentamiento que realizan los Ministerios Episcopales de Migración.
A continuación el mensaje de la de Obispa Presidenta Jefferts Schori.
Día Mundial del Refugiado 2015
Por miles de años, los seres humanos han sido sacados de sus hogares debido a conflictos, desastres y opresión. Abraham y Sara comenzaron como inmigrantes y sus descendientes se convirtieron en refugiados:
“Un arameo errante fue mi antepasado; él descendió a Egipto y vivió allí como extranjero, pocos en número… Cuando los egipcios nos trataron duramente y nos abatieron… el Señor nos sacó de Egipto… a este lugar y nos dio esta tierra… en la que fluye leche y miel”.[1]
Sus descendientes se convirtieron en una bendición para Egipto, hasta que se vieron oprimidos y huyeron para salvar sus vidas. Siendo niño, Jesús y su familia fueron refugiados en la otra dirección, huyendo de la violencia de la dominación romana en la tierra de Israel y buscando refugio en Egipto[2].
Hoy en día hay más refugiados, solicitantes de asilo y personas desplazadas internamente que en cualquier otro momento desde el final de la II Guerra Mundial. Más de 51 millones de personas alrededor del mundo viven en peligro de muerte, con temor e incertidumbre. Como descendientes de los arameos errantes, cuyos antepasados huyeron de la esclavitud en Egipto, estamos encargados de cuidar al peregrino. Amar al prójimo como a nosotros mismos es fundamental para nuestra vida de fe.
Con demasiada frecuencia el mundo quiere cerrar sus fronteras, condenar las puertas de entrada y ahogar los gritos de los hambrientos y los desprotegidos. Somos guardianes de nuestros hermanos y hermanas, y cuando somos reflexivos, recordamos que nuestro bienestar depende de la seguridad de los demás. Si algunos viven en la miseria y la inseguridad, la violencia por lo general es el resultado. Sólo tenemos que mirar a nuestro alrededor y reconocer que la violencia muy a menudo viene de quienes supuestamente viven de manera segura así como de quienes carecen de medios o recursos. Si queremos paz, debemos cuidar de quienes huyen de la violencia – y orar por sus perpetradores. Estamos hechos a imagen de Dios y fuimos creados para vivir en paz.
Al conmemorar el Día Mundial del Refugiado, reflexionemos acerca de cómo estar conscientes e involucrados:
- Conozcamos sobre las actuales migraciones a gran escala – de África a lo largo del Mediterráneo; de áreas del sudeste de Asia; del conflictivo Oriente Medio; de Burundi a las naciones circundantes; los refugiados de guerras de las pandillas en América Latina; y en tantos otros lugares de conflicto, desastre y discriminación.
- Oremos por aquéllos que viven en los campamentos de refugiados, en centros de detención y en el limbo migratorio.
- Busquemos maneras de involucrarnos personalmente y a través de las congregaciones.
- Participemos en los Ministerios Episcopales de Migración, que celebran 75 años de ayudar a reasentar a los refugiados en Estados Unidos. Contribuyamos con ayuda financiera, defensoría e involucramiento personal. El año pasado, los Ministerios Episcopales de Migración reasentaron a más de 5,000 personas de 32 países diferentes.
- Seamos defensores de los inmigrantes, quienes luchan por ser escuchados, quienes suelen ser invisibles o estar marginados. Unámonos a otros para abogar por políticas de inmigración y asilo que busquen la justicia para todas las clases y condiciones de personas desplazadas.
- Trabajemos por la paz en nuestros propios vecindarios y en todo el mundo – relaciones que aquí abarcan las diferencias pueden sustentar iniciativas de consolidación de la paz en otros lugares.
Los refugiados y los inmigrantes se convierten en fuertes miembros de las comunidades locales y son una bendición para sus vecinos. ¿Seremos igualmente nosotros una bendición para ellos, buscaremos que tengan una dignidad similar y responderemos con compasión a sus necesidades?
Reverendísima Katharine Jefferts Schori
Obispa Presidenta y Primada
La Iglesia Episcopal
Ministerios Episcopales de Inmigración
Los Ministerios Episcopales de Inmigración son el programa de reasentamiento de refugiados de la Sociedad Misionera para Locales y Extranjeros. Cada año, la Sociedad Misionera trabaja en colaboración con su red de afiliados, junto con las diócesis, las comunidades religiosas y voluntarios, para recibir a refugiados de las zonas de conflicto de todo el mundo.