Episcopal Church Executive Council: opening remarks from the President of the House of Deputies
The following are the opening remarks of President of the House of Deputies Gay Clark Jennings at the Executive Council of The Episcopal Church, which met virtually on April 16.
Executive Council
April 16, 2021
Opening Remarks
Good morning. I’m glad to be here with you by video today. If all has gone well, I will be two days past my second shoulder replacement surgery when you see this video. I have every intention of being with you on Zoom for our meeting, but I suspect I won’t be in top speaking form.
Although our meeting today is short, an enormous amount of work has gone into preparing for it, and I am grateful to all of you who have been meeting in committee for the last several weeks.
The Joint Standing Committee on Finance has both been considering how we can equitably provide financial relief to dioceses suffering the financial effects of the COVID-19 pandemic and also been preparing for our first conversation about priorities for the 2023-2024 budget process. I look forward to talking with you about the upcoming budget development process later in our time together, and to our discussion about how to alleviate the budget strain in dioceses across the church.
Since our last meeting, the Joint Standing Committee on Mission Beyond the Episcopal Church has been called upon to consider how we are called to respond to the recent surge in anti-Asian violence, and particularly to the horrific murders of eight people, six of them women of Asian descent, in Atlanta on March 16. Together with people across the world, we are being pushed to think more deeply about the ways in which racism and misogyny intersect with each other and with the epidemic of gun violence in the United States. Today we will consider a resolution thoughtfully drafted by Mission Beyond which asks us to “offer a prophetic response to these deaths and acts of injustice by committing to the ongoing, patient, determined, faithful, long-term ministry of anti-racism work.” I commend that resolution to you.
As we take up the work that resolution calls us to do, I hope that we will give new consideration to what is called the “intersectionality” that drove these senseless murders. The idea of intersectionality was developed by Professor Kimberlé Crenshaw. She defines it in this way: “Intersectionality deals with the interactive effects of multiple forms of discrimination—racism, patriarchy, sexism, misogyny, homophobia … where all of these isms converge. Intersectionality,” she says, “is a frame to tell us what’s wrong about the way certain discriminations are thought about.” We know that the women who died in Atlanta died because of the hatred at “the intersection of gender, race and class,” and as a church, we need to contend with the ways that our historic privilege and patriarchy have led us to discriminate against people in all of these categories. This is not the way of the gospel, and we must repent of it.
At this meeting, we will also consider a resolution prepared with great care by the Joint Standing Committee on Mission Within the Episcopal Church on renewing our commitment to LGBTQ+ equality in the church. In some parts of the church, it may seem that the full inclusion of LGBTQ+ people is no longer an issue, but in other places, LGBTQ+ people feel vulnerable, even in our congregations. We have to clear up any confusion about where the Episcopal Church stands, and this resolution gives us the opportunity to do just that.
The fact is that LGBTQ+ inclusion remains a matter of life and death. 2020 was the deadliest year yet for trans people, and LGBTQ young people are 120% more likely to become homeless than straight ones. We need to recommit to the work of LGBTQ+ equality by listening to the people who have been harmed by the church’s exclusion, and we need to continue raising our voices in the public square, where churches with dangerous and hateful messages are loud and ubiquitous. And most of all, we need to ensure that our churches—all of them, large and small, in all contexts and geographies—are safe and welcoming places for all of God’s children, and especially for LGBTQ+ people who have too often experienced homophobia and hatred at the hands of Christians.
My friends, this pandemic year continues to push us to redouble our commitment to being agents of God’s love and justice and to continuing on our path toward Beloved Community. Thank you for your ministry on Executive Council. I am glad to be on this journey with you.
Consejo Ejecutivo de la Iglesia Episcopal: palabras de apertura de la presidente de la Cámara de Diputados
A continuación las palabras de apertura de la presidente de la Cámara de Diputados Gay Clark Jennings en el Consejo Ejecutivo de la Iglesia Episcopal, que se reunió virtualmente el 16 de abril.
Consejo Ejecutivo
16 de abril de 2021
Palabras de apertura
Buenos días. Me alegra estar hoy aquí con ustedes por vídeo. Si todo marcha bien, cuando vean este vídeo habrán pasado dos días de mi segunda cirugía de reemplazo de hombro. Tengo toda la intención de estar con ustedes vía Zoom para nuestra reunión, pero sospecho que no estaré en la mejor disposición de hablar.
Aunque nuestra reunión de hoy es breve, se ha dedicado una enorme cantidad de trabajo a prepararla, y estoy agradecida a todos ustedes que se han reunido en comités durante las últimas semanas.
El Comité Permanente Conjunto de Finanzas ha estado contemplando cómo podemos proporcionar ayuda económica, de manera equitativa, a las diócesis que se ven afectadas, en lo económico, por la pandemia del COVID-19 y también se ha estado preparando para nuestro primer conversatorio sobre las prioridades para el proceso presupuestario 2023-2024. Espero poder hablar con ustedes sobre el próximo proceso de desarrollo presupuestario más adelante en nuestro tiempo juntos, y debatir sobre cómo aliviar la tensión presupuestaria en las diócesis de toda la Iglesia.
Desde nuestra última reunión, se le ha pedido al Comité Permanente Conjunto de la Misión fuera de la Iglesia Episcopal que contemple cómo debemos a responder al reciente aumento de la violencia contra los asiáticos y, en particular, a los horrendos asesinatos de ocho personas, seis de ellas mujeres de ascendencia asiática, [que tuvieron lugar] en Atlanta el 16 de marzo. Junto con personas de todo el mundo, se nos conmina a pensar más profundamente sobre las formas en que el racismo y la misoginia se potencian entre sí y con la epidemia de violencia armada en Estados Unidos. Hoy consideraremos una resolución cuidadosamente redactada por la Misión fuera de la Iglesia que nos pide que «ofrezcamos una respuesta profética a estas muertes y a estos actos de injusticia comprometiéndonos con el ministerio continuo, paciente, decidido, fiel y a largo plazo de empeño contra el racismo». Les recomiendo esa resolución.
Mientras retomamos la labor que la resolución nos llama a emprender, espero que reconsideremos lo que se llama la «interseccionalidad» que condujo a esos asesinatos absurdos. Fue la profesora Kimberlé Crenshaw quien elaboró la teoría de la interseccionalidad. Ella la define de esta manera: «La interseccionalidad se ocupa de los efectos interactivos de múltiples formas de discriminación: racismo, patriarcado misoginia, homofobia… donde convergen todos esos ismos. La interseccionalidad», dice ella, «es un marco para decirnos lo que hay de malo en la forma en que se conciben ciertas discriminaciones». Sabemos que las mujeres que mataron en Atlanta murieron a causa del odio en la intersección de género, raza y clase», [enlace solo disponible en inglés] y, como Iglesia, tenemos que lidiar con las formas en que nuestro privilegio histórico y nuestro patriarcado nos han llevado a discriminar a las personas en todas esas categorías. Ese no es el camino del evangelio y debemos arrepentirnos de él.
En esta reunión, también consideraremos una resolución preparada con gran cuidado por el Comité Permanente Conjunto de la Misión dentro de la Iglesia Episcopal sobre la renovación de nuestro compromiso con la igualdad LGBTQ + en la iglesia. En algunas partes de la Iglesia, puede parecer que la inclusión total de las personas LGBTQ + ya no es un problema, pero en otros lugares, las personas LGBTQ + se sienten vulnerables, incluso en nuestras congregaciones. Tenemos que aclarar cualquier confusión sobre la posición de la Iglesia Episcopal, y esta resolución nos da la oportunidad de hacerlo.
El hecho es que la inclusión de las personas LGBTQ + sigue siendo una cuestión de vida o muerte. 2020 fue el año más letal hasta ahora para los transexuales, y los jóvenes LGBTQ tienen un 120% más de probabilidades de quedarse sin hogar que los heterosexuales. Necesitamos volver a comprometernos con la labor de igualdad para los LGBTQ +, escuchando a las personas que han sido perjudicadas por la exclusión de la Iglesia, y debemos continuar alzando nuestras voces en público, allí donde las iglesias con mensajes nocivos y odiosos son estridentes y omnipresentes. Y, sobre todo, debemos cerciorarnos de que nuestras iglesias, todas, grandes y pequeñas, en todos los contextos y lugares, sean sitios seguros y acogedores para todos los hijos de Dios, y particularmente para las personas LGBTQ + que, con demasiada frecuencia, han sido víctimas de la homofobia y el odio a manos de los cristianos.
Amigos míos, este año de pandemia continúa impulsándonos a redoblar nuestro compromiso de ser agentes del amor y la justicia de Dios y de continuar en nuestro camino hacia la Amada Comunidad. Gracias por vuestro ministerio en el Consejo Ejecutivo. Me alegra estar en este trayecto con ustedes.