Reflexión en el sexto aniversario del terremoto de Haití
[12 de enero de 2016] En el sexto aniversario del terremoto que devastó a Haití, Michael Curry, obispo presidente y primado de la Iglesia Episcopal, emitió la siguiente declaración:
Hace hoy seis años, un pavoroso terremoto de magnitud histórica deshizo las vidas de madres, padres, hermanas y hermanos haitianos. Sus lamentos repercutían a través de Haití, incluso mientras las réplicas continuaba sacudiendo Puerto Príncipe y el campo circundante. Haití, el país más pobre del Hemisferio Occidental, es también el hogar isleño de una rama de la Iglesia Episcopal. Hay más episcopales que viven y alientan en la Diócesis de Haití que en cualquier otra diócesis del mundo y, en este día, estamos en solidaridad y solemne recordación junto a los haitianos de todas partes.
Continuamos compartiendo la aflicción de las familias que perdieron a sus seres queridos en el terremoto y con los que resultaron afectados por la epidemia de cólera que aún azota a la comunidad haitiana. Expresamos gratitud por las vidas rescatadas de las ruinas, por la resistencia creativa del pueblo haitiano y por los nuevos sueños concebidos y realizados mientras prosigue el empeño de reconstrucción, incluso en la catedral de la Santa Trinidad en Puerto Príncipe. Finalmente, reconocemos que aún tenemos por delante una inmensa labor de restaurar, transformar y sostener a la nación de Haití.
Decenas de miles de haitianos permanecen desplazados de sus hogares, subsistiendo en las condiciones riesgosas e insalubres de los campamentos de tiendas de campaña. La epidemia del cólera ha enfermado a millares de haitianos y ha cobrado más de 9.000 vidas hasta la fecha. Frente a esos enormes desafíos, encontramos esperanza y fuerza en nuestra fe. Los haitianos tienen un proverbio [que dice]: Bondye di ou: fè pa M o “Dios te dice: ‘haz tu parte y yo haré la mía’”. Dios está obrando en Haití, actuando con los médicos y los ingenieros, los maestros y los agricultores, y recordándonos y alentándonos a proseguir nuestra buena obra. En verdad, como episcopales, tenemos un papel decisivo que desempeñar.
Podemos exigirle responsabilidad a nuestros gobiernos de garantizar que la ayuda para el desarrollo se distribuya de manera equitativa y transparente, y podemos recurrir a nuestros legisladores para financiar adecuadamente el Plan para la Eliminación del Cólera que proporciona artículos de primera necesidad y vacunas a los haitianos que se encuentran en riesgo. Podemos dar nuestro tiempo, nuestras experiencia o nuestro dinero al constante esfuerzo de restaurar Haití y a promover allí un desarrollo sostenible. Y finalmente, podemos recordar que los haitianos son nuestra familia, nuestros hermanos y hermanas en Cristo, y, colaborando con ellos y con nuestro Dios, podemos llevar a cabo la sagrada tarea de restaurar Haití.
Rvdmo. Michael Curry
Obispo Presidente y Primado
de la Iglesia Episcopal
Nota: El 12 de junio de 2010, un gigantesco terremoto sacudió Haití, una diócesis de la Iglesia Episcopal, matando a más de 300.000 personas y lesionando seriamente a más de 250.000, y dejando a 1,3 millones sin hogar. Un extenso número de edificios públicos y privados quedó destruido, entre ellos la catedral de la Santa Trinidad y las instituciones episcopales afiliadas al complejo de la Catedral.