Episcopal Church Presiding Bishop Katharine Jefferts Schori concerning proposed bill in Uganda
Presiding Bishop Katharine Jefferts Schori has issued a statement expressing concern about the pending Ugandan legislation that would introduce the death penalty for people who violate portions of that country’s anti-homosexuality laws.
The Episcopal Church joins many other Christians and people of faith in urging the safeguarding of human rights everywhere. We do so in the understanding that “efforts to criminalize homosexual behavior are incompatible with the Gospel of Jesus Christ” (General Convention 2006, Resolution D005).
This has been the repeated and vehement position of Anglican bodies, including several Lambeth Conferences. The Primates’ Meeting, in the midst of severe controversy over issues of homosexuality, nevertheless noted that, as Anglicans, “we assure homosexual people that they are children of God, loved and valued by him, and deserving of the best we can give of pastoral care and friendship” (Primates’ Communiqué, Dromantine, 2005).
The Episcopal Church represents multiple and varied cultural contexts (the United States and 15 other nations), and as a Church we affirm that the public scapegoating of any category of persons, in any context, is anathema. We are deeply concerned about the potential impingement on basic human rights represented by the private member’s bill in the Ugandan Parliament.
In the United States and elsewhere, we note that changed laws do help to shift public opinion and urge a more humane response to difference. The Hate Crimes Act recently passed in the United States is one example, as are the many pieces of civil rights legislation that have slowly changed American public behavior, especially in the area of race relations. We note the distance our own culture still needs to travel in removing discriminatory practice from social interactions, yet we have also seen how changed hearts and minds have followed legal sanctions on discriminatory behavior.
We give thanks for the clear position of the United States government on human rights, for the State Department’s annual human rights report on Uganda, which observes that the existing colonial-era law on same-sex relations is a societal abuse of human rights, and for the State Department’s publicly voiced opposition to the present bill. We urge the United States government to grant adequate access to the U.S. asylum system for those fleeing persecution on the basis of homosexuality or gender identity, to work with other governments, international organizations, and the United Nations High Commissioner for Refugees to provide adequate protection for these asylum seekers, and to oppose any attempts at extradition under a law such as that proposed in Uganda.
Finally, we note that much of the current climate of fear, rejection, and antagonism toward gay and lesbian persons in African nations has been stirred by members and former members of our own Church. We note further that attempts to export the culture wars of North America to another context represent the very worst of colonial behavior. We deeply lament this reality, and repent of any way in which we have participated in this sin.
We call on all Episcopalians to seek their own conversion toward an ability to see the image of God in the face of every neighbor, of whatever race, gender, sexual orientation, theological position, or creed. God has created us in myriad diversity, and no one sort or condition of human being can fully reflect the divine. Only the whole human race begins to be an adequate mirror of the divine.
We urge continued prayer for those who live in fear of the implications of this kind of injustice and discrimination, and as a Church, commit ourselves anew to seek partnerships with the Church of Uganda, or any portion thereof, in serving the mission of God and the Gospel of Jesus Christ. That Gospel is larger than any party or faction. It is only in mutual service and recognition that we will begin to mend our divisions.
We are grateful for the willingness of the Anglican Communion Office and Lambeth Palace to hear this plea on behalf of all God’s people, and urge their continued assistance in seeking greater justice. We note the impediments this legislation would pose to the ability to continue a Listening Process in which all of the Anglican Communion is currently engaged.
The Most Rev. Katharine Jefferts Schori
Presiding Bishop
The Episcopal Church
La Obispa Presidenta Katharine Jefferts Schori de la Iglesia Episcopal sobre un proyecto de ley en Uganda
December 4, 2009
Lo que sigue es la declaración de la Obispa Presidenta Katharine Jefferts Schori de la Iglesia Episcopal sobre el proyecto de ley de derecho privado sobre la homosexualidad en el Parlamento de Uganda:
La Iglesia Episcopal se une a muchos otros cristianos y a gente de fe para instar por la salvaguardia de los derechos humanos en todas las partes. Lo hacemos con el entendimiento de que “los esfuerzos encaminados a criminalizar la conducta homosexual son incompatibles con el Evangelio de Jesucristo” (Convención General 2006, Resolución D005).
Esta ha sido la repetida y vehemente postura de cuerpos anglicanos, incluyendo varias Conferencias de Lambeth. La Reunión de los Primados, en medio de una severa controversia sobe temas de homosexualidad, señaló, sin embargo, que, como anglicanos, “aseguramos que los homosexuales son hijos de Dios, queridos y valorados por él, y merecedores del mejor cuidado pastoral y amistad que les podamos ofrecer” (Comunicado de los Primados, Dromantine, 2005).
La Iglesia Episcopal representa múltiples y variados contextos culturales (Estados Unidos y otras quince naciones) y como Iglesia afirmamos que la búsqueda de chivos expiatorios públicos de cualquier categoría de personas, en cualquier contexto, es anatema. Nos preocupa profundamente la potencial intrusión en los derechos humanos básicos representada por el proyecto de ley de derecho privado en el Parlamento de Uganda.
En Estados Unidos y otras partes, advertimos que los cambios de leyes ayudan a cambiar la opinión pública e instan a una respuesta más humana hacia la diferencia. La Ley de Crímenes de Odio recientemente aprobada en Estados Unidos es un ejemplo, como lo son muchas piezas de legislación de derechos civiles que han cambiado poco a poco la conducta pública estadounidense, especialmente en el ámbito de relaciones raciales. Somos conscientes de la distancia que nuestra propia cultura todavía ha de caminar para eliminar la práctica discriminatoria de las interacciones sociales, sin embargo, también hemos podido observar cómo los corazones y mentes cambiados han seguido sanciones legales sobre una conducta discriminatoria.
Damos gracias por la clara postura del gobierno de Estados Unidos sobre los derechos humanos, por el informe anual de derechos humanos del Departamento de Estado sobre Uganda, que observa que la actual ley de la era colonial sobre relaciones sexuales del mismo sexo es un abuso de la sociedad de los derechos humanos, y por la públicamente expresada oposición al presente proyecto de ley del Departamento de Estado. Instamos al gobierno de Estados Unidos a que provea adecuado acceso al sistema de asilo de Estados Unidos a los que huyen de la persecución en base a la homosexualidad o identidad de género, a que trabaje con otros gobiernos, organizaciones internacionales, y el Alto Comisionado para Refugiados de las Naciones Unidas a que provean adecuada protección a estos que buscan asilo, y a que se oponga a cualquier intento de extradición en virtud de una ley como la propuesta en Uganda.
Finalmente, observamos que gran parte del actual clima de miedo, rechazo y antagonismo hacia gays y lesbianas en las naciones africanas ha sido provocado por los miembros y ex miembros de nuestra propia iglesia. Además observamos que intentos de exportar las guerras de cultura de América del Norte a otro contexto representa lo peor de la conducta colonial. Lamentamos profundamente esta realidad, y nos arrepentimos si de alguna manera hemos participado en este pecado.
Pedimos a todos los episcopales a que logren su propia conversión hacia una habilidad de ver la imagen de Dios en el rostro de todo vecino, de cualquier raza, género, orientación sexual, posición teológica, o credo. Dios nos ha creado en una infinita diversidad, y ningún tipo o condición de ser humano puede reflejar plenamente lo divino. Solamente la raza humana entera empieza a ser un espejo adecuado de lo divino.
Pedimos oración constante para aquellos que viven en miedo de implicaciones de esta clase de injusticia y discriminación, y como Iglesia, nos comprometemos a nosotros mismos de nuevo a buscar compañerismos con la Iglesia de Uganda, o cualquier porción de la misma, sirviendo la misión de Dios y el Evangelio de Jesucristo. El Evangelio es más amplio que cualquier partido o facción. Es solamente en el servicio y reconocimiento mutuos donde empezaremos a reparar las divisiones.
Estamos agradecidos por la buena voluntad de la Oficina de la Comunión Anglicana y del Palacio de Lambeth de escuchar esta súplica en nombre el pueblo de Dios, y urgimos su continua asistencia en la búsqueda de mayor justicia. Destacamos los obstáculos que esta legislación presentaría en la capacidad de continuar un proceso de escucha en el cual toda la Comunión Anglicana se encuentra comprometida en el presente.
La Rvdma. Katharine Jefferts Schori
Obispa Presidenta
La Iglesia Episcopal