Después de haber escuchado y aprendido un poco acerca de los programas de servicio, como el Cuerpo de Servicio Episcopal, en un entorno no-diverso, mi interés en aplicar aumentó cuando terminó el taller. Pero al estar rodeado de gente de color que está o ha servido en el ESC o en YASC, y escuchando sus historias, me sentí seguro de que mis valores y pasado serían respetados en los diversos escenarios que pudiera encontrar. Por otra parte, el aprendizaje acerca de las diferentes maneras en que la Iglesia está llegando a las innumerables comunidades que componen el Cuerpo de Cristo me hizo sentir más bienvenido. Mi parroquia en Tucson, Arizona, tiene un espíritu acogedor a todos, pero al ser una minoría en una congregación predominantemente caucásica a veces uno puede sentirse un poco solitario. Antes de Por Qué Servir, sabía poco sobe el ministerio indígena, incluso de su existencia, pero ahora he sido capaz de establecer contactos con un enfoque deseado. Por Qué Servir me proporcionó orientación en la comprensión de preguntas como, “¿cómo puedo compartir el evangelio que ha cambiado y dado forma a mi vida con otros nativos americanos que incluso pueden ser temerosos de palabras como ´evangelio´ o frases como ´nosotros creemos en un solo Dios, el Padre Todopoderoso…´’?” Con programas como ESC y YASC y conferencias como Por Qué Servir, me han permitido abrirme a posibilidades más allá de ser un miembro laico. Tal vez la ordenación no esté en mi futuro, pero eso no significa que tenga que hacerme a un lado.
El sermón de la Rev. María Moreno Richardson en el servicio ecuménico de Pentecostés fue increíblemente desgarrador. Permitir que los demás sepan que ellos también están hechos a imagen de Dios – y que no debemos olvidarlo nunca- me dan ganas de ser una persona mejor mediante la toma de decisiones saludables. Permitir que los demás sepan que el amor de Dios está siempre con ellos, incluso en las horas más negras y momentos dolorosos, no sólo los tranquiliza, sino que también tranquiliza mi fe y los votos que hice en mi bautismo.
Me gustaría compartir las oportunidades que ofrece experimentar los diferentes tipos de ministerios ofrecidos: del ministerio de la calle en el Castro a los ministerios en los centros penitenciarios, etc. También destacaría la oportunidad de establecer contactos dentro de la Iglesia. El establecer conexiones y relaciones en ese par de días es una verdadera bendición: “Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”.