Sermones que Iluminan

Propio 10 (A) – 2023

July 16, 2023

LCR: Isaías 55:10–13; Salmo 65 o 65:9–14; Romanos 8:1–11; San Mateo 13:1–9, 18–23

Hemos escuchado el día de hoy la Parábola del Sembrador. En muchas ocasiones cuando se lee este texto en la celebración Dominical, la tentación es predicar sobre el tipo de terreno que somos para recibir la Palabra de Dios. Pero, seamos honestos, nuestros corazones como seres humanos son fecundos, Dios nos hizo a su imagen y semejanza y, por ende, producimos cada uno en su capacidad. Entonces ¿qué tal si nos preguntamos sobre el tipo de semillas que ponemos en nuestro corazón? ¿qué tipo de cosas escuchamos? y también ¿qué tipo de interpretación de la Palabra de Dios seguimos?

Pensemos en esta historia, para ilustrar un poco mejor la importancia de estas preguntas. Una mujer, bastante enferma, asistió un día a consulta médica; se encontraba deprimida, presentaba problemas para dormir y cuando lograba conciliar el sueño tenía pesadillas sobre violencia y guerra; en algún punto llegó a tener alucinaciones e incluso ya no iba a trabajar. Su médico la envió con psiquiatría donde la medicaron y, aunque logró dormir mejor, su depresión continuaba. Desesperada atendió a terapia psicológica. Este profesional empezó a revisar sus hábitos diarios. Para su sorpresa descubrió que la mujer dormía con la radio encendida escuchando las noticias y que durante el día las seguía escuchando. Solamente apagando el radio en las noches y dejando de escuchar noticias durante el día su depresión y alucinaciones desaparecieron, y su salud mejoró significativamente.

Así como esta mujer de la historia vio afectado su estado de ánimo, su sueño y salud personal por el hábito de escuchar radio, así también aquello que consumimos afecta nuestro ser. La música, películas, series, programas de televisión y todo el contenido que ofrecen las redes sociales modelan nuestra forma de ver el mundo.

Por ejemplo, durante la pandemia de COVID-19 todos veíamos las noticias sobre el virus y nos llenábamos de ansiedad y preocupación, pero como eso no era suficiente, recurrimos también a las redes sociales donde corrió el rumor sobre la escasez de suministros, y en menos de una semana se agotó el papel higiénico en los estantes. Luego, en épocas de la vacunación, muchos rumores, mitos e historias se hicieron presente y redujeron drásticamente los números de personas vacunadas. Cuando hemos experimentado momentos de violencia, un tiroteo o ataque terrorista todos nos ponemos alerta por nuestra seguridad, sin embargo, el contenido que vemos en algunos lugares nos puede llevar incluso a solidarizarnos con los victimarios.

Existen muchas ideas que son propagadas por diferentes medios y que de tanto consumirlas creemos que son ciertas, mucho más si son reforzadas desde la Iglesia, desde aquel lugar presencial en el que asistimos para escuchar la Palabra de Dios y celebrar nuestra fe.

Durante el mes de junio, por ejemplo, se conmemoró el “Mes del Orgullo”. Personas de orientaciones sexuales diversas salieron a celebrar quienes son y cómo después de muchos años de activismo se han reconocido algunos de sus derechos -se ha dejado de penalizar la homosexualidad en muchas partes-, pero también se reconoce que hay trabajo por hacer y que hay personas que siguen siendo discriminadas. Cada vez más cristianos y personas de fe son conscientes de la importancia de reconocer y luchar por la dignidad de todo ser humano y por ende se unen a la marcha compartiendo esa fe. Sin embargo, otros tantos, usando la Palabra de Dios como excusa, promueven el rechazo, la discriminación y el odio a estos hermanos y hermanas nuestros. Es tristemente curioso ver cómo mientras unos marchaban pacíficamente y en son de carnaval celebrando quienes son, otros se apostaban en las esquinas por donde pasaban las marchas vociferando malas palabras, juzgando y condenando al infierno a aquellas personas que de facto ya han pasado por muchas experiencias negativas al asumir su identidad, incluso por el rechazo de su familia y por intentos de suicidio.

Hoy vale la pena preguntarnos ¿qué haría Jesús? ¿qué mensaje predicaría? ¿qué tipo de semilla buscaría plantar? Una posible respuesta viene directamente de nuestro Obispo Presidente, Michael Bruce Curry, quien ha usado una expresión poderosísima: “If it is not about love, it is not about Jesus”. Esta expresión se puede traducir como: “Si esto no es sobre el amor, esto no es sobre Jesús”. El mensaje principal de Jesús es el amor; es el mensaje central de la predicación de los cristianos. Se trata del mandamiento que Jesús nos dejó: “ámense unos a otros de la misma manera en que yo los he amado”.

En sintonía con este mensaje del Obispo Curry podríamos decir: si el sermón que escuchas, la película o serie que estás viendo, la publicación que ves en redes sociales o la conversación que estás manteniendo no te llevan a amar a los demás, sino que te llevan a odiar, condenar, juzgar y criticar a otras personas, entonces eso que estás haciendo o consumiendo no es sobre Jesús, no es sobre Dios, porque Dios es amor.

En este día permitamos que la semilla del amor que enseñó Jesús con palabras y obras cumpla su misión, tal como dice el texto de Isaías que leímos hoy: “«Así como la lluvia y la nieve bajan del cielo, y no vuelven allá, sino que empapan la tierra, la fecundan y la hacen germinar, (…) así también la palabra que sale de mis labios no vuelve a mí sin producir efecto”.

Que el mensaje de amor de Jesús se haga presente en este mundo a través de nuestras palabras y acciones y lo transforme, empezando por nuestro hogar, familia y trabajo. Que este mundo ansioso de Dios encuentre su presencia en las acciones de amor que realicemos. Amén.

¡No olvide suscribirse al podcast Sermons That Work para escuchar este sermón y más en su aplicación de podcasting favorita! Las grabaciones se publican el jueves antes de cada fecha litúrgica.

 
 
 
 
 
 
 
 

Contacto:
Rvdo. Richard Acosta R., Th.D.

Editor, Sermones que Iluminan

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