Cuaresma 2 (C) – 16 de marzo de 2025

LCR: Génesis 15:1–12, 17–18; Salmo 27; Filipenses 3:17–4:1; San Lucas 13:31–35.

“Tengo que seguir mi camino hoy, mañana y el día siguiente”.

En este segundo domingo de cuaresma el evangelista Lucas nos presenta una historia interesante; un grupo de fariseos se acerca a Jesús y le advierte que debía retirarse del lugar porque Herodes quiere matarlo. La respuesta de Jesús habla mucho de su carácter y determinación. “Vayan y díganle a ese zorro: “Mira, hoy y mañana expulso a los demonios y sano a los enfermos, y pasado mañana termino.” Pero tengo que seguir mi camino hoy, mañana y el día siguiente, porque no es posible que un profeta muera fuera de Jerusalén”.

Hay por los menos tres aspectos de la respuesta de Jesús a los que debemos prestar atención. El primer aspecto es el contexto de la historia. En el conjunto de la narrativa lucana este pasaje ocurre hacia el final del ministerio de Jesús, quien camina hacia Jerusalén con plena conciencia de que allí termina y empieza todo. Jesús no huye de su destino como profeta, avanza con valentía hacia él, sin dejarse intimidar por las amenazas de los poderes de su tiempo. El conocimiento que tiene sobre la incredulidad de Jerusalén y la forma cruel como ha tratado a profetas que vinieron antes que él, como el profeta Urías, Jeremías y el mismo Juan el Bautista, lo llevan a sentir compasión por la ciudad y a expresar deseos de traerla bajo sus brazos para protegerla, de la misma forma que una gallina cuida a sus polluelos bajo sus alas.

El segundo aspecto pone de manifiesto la resiliencia de Jesús frente a los obstáculos. Jesús tiene sus ojos puestos en lo que realmente le importa: inaugurar el reino de Dios entre la gente de su tiempo y de tiempos venideros, y salvarnos liberándonos de las ataduras del pecado y abriéndonos las puertas para la esperanza en la vida después de esta vida, donde la muerte pierde control y dominio. En pos de avanzar en su misión Jesús entiende que no debe parar, debe seguir adelante hasta que todo se haya consumado. Por eso la afirmación de que lo que hace hoy, lo hará mañana y continuará haciéndolo el día después de mañana. Su mensaje es contundente y claro, no hay ambigüedad en sus palabras. Parece no importarle arriesgarse. Su determinación inspira ¿verdad?

El tercer aspecto nos lleva a una mirada introspectiva a los cristianos de nuestro tiempo que meditamos sobre las palabras de Jesús en este domingo. ¿Cómo responder reflexivamente a este texto, en nuestros propios contextos, en nuestras situaciones y desafíos? Vivimos tiempos complejos, amenazados por más guerras manufacturadas por las industrias armamentistas que siguen empujándonos hacia un caos universal. Muchos escuchamos las palabras de Jesús en el evangelista Lucas en lugares donde los derechos de ciudadanía les son amenazados a muchos hijos e hijas de inmigrantes, del mismo modo que les son negados los derechos a las mujeres a decidir sobre su cuerpo, y a los gais y a las lesbianas amar a quienes desean amar. Muchos cristianos escuchamos el evangelio de hoy en lugares donde vemos peligrar nuestras libertades a elegir el tipo de gobierno que queremos y donde la voluntad que expresamos en las elecciones no parece importarle a los hambrientos de poder.

Jesús parece sugerir que la respuesta no es huir, tampoco quedarse callado. Juzgando por las palabras de Jesús a los fariseos que le advierten sobre las intenciones de Herodes, nos parece que la respuesta es la acción: actuar hoy, actuar mañana y actuar después de mañana. Cada uno de nosotros necesita discernir la respuesta de su fe al llamado que Jesús nos hace en el contexto donde vive su vida cristiana. Las palabras de Jesús nos invitan a reflexionar nuestra respuesta a los desafíos de este tiempo, sobre cómo vivir nuestra fe en las situaciones adversas y en condenaciones de tormentas confiados que el Espíritu nos indicará el camino.

El Rvdo. Simón Bautista es canónigo misionero para la Iglesia Catedral de Cristo, en Houston, Texas.