Cristo Rey (B) – 2024
November 24, 2024
LCR: Daniel 7:9–10, 13–14; Salmo 93; Revelación 1:4b–8; San Juan 18:33–37.
En alguna ocasión alguien preguntó si la Iglesia Episcopal era una Iglesia cristiana. La respuesta fue que todos los que seguimos a Cristo, su vida y sus enseñanzas, somos cristianos; Cristo es el centro de nuestra vida, predicación y misión. Cristo vive en todo su pueblo de bautizados, diverso, con toda su gran riqueza espiritual. Claro que sí, nosotros los episcopalianos o episcopales somos cristianos, porque creemos y vivimos la práctica de Jesús de Nazareth, el Cristo, el Ungido. Hoy estamos terminando el año litúrgico, ciclo B, y la Iglesia celebra el final de este ciclo con la fiesta de Cristo Rey. El sentido profundo de esta fiesta es el reconocimiento de que todas las celebraciones de fe, a través del año, tienen su inicio y su terminación en Jesucristo, el Señor.
El año litúrgico gira en torno al misterio salvífico de Dios por medio de Cristo: comienza con el Adviento, que es la preparación inmediata para el nacimiento de Jesús, en Navidad, pero también es la preparación continua para su venida gloriosa; el tiempo de cuaresma es una preparación también, en este caso para la Pasión, Muerte y resurrección de Jesucristo la cual celebramos durante todo el tiempo de Pascua hasta la fiesta de Pentecostés; durante los tiempos después de Epifanía y de Pentecostés reflexionamos en la vida, obra, mensaje y ministerio de Jesús. Ahora, al culminar el año litúrgico, proclamamos y reconocemos que Cristo es rey universal. De esta manera Cristo es el centro de todo nuestro calendario litúrgico, de nuestra celebración, de nuestras vidas.
Repacemos lo que hacemos cada domingo del año: la Palabra de Jesús, proclamada de los evangelios, es la lectura más importante de la liturgia, la oración colecta, la oración de los fieles, la plegaria eucarística donde se conmemora la última cena de Jesús con sus discípulos, las hacemos a través de Cristo, quien vive y reina por los siglos de los siglos. Jesucristo es el Sumo Sacerdote y Rey por quien elevamos nuestras plegarias y celebramos la Santa Eucaristía.
Cristo es el “ungido”, como eran ungidos los reyes de la antigüedad, los sacerdotes y los profetas. Ellos eran ungidos para desempeñar una misión específica. La palabra “Cristo”, en griego, significa “ungido”, lo cual significa que Jesús fue escogido y consagrado por el Padre para una misión particular. Su misión consistió en redimirnos de la esclavitud del pecado y liberarnos de todas las esclavitudes del mundo, del dinero, las adicciones, el poder y de una vida sin Dios y sin Iglesia. Podríamos decir que cristiano significa liberado, libre. De tantas maneras, al ser bautizados, celebramos el hecho de que en Cristo somos liberes y que no podemos aceptar la esclavitud como una manera de vida. No puede haber ningún cristiano esclavo de nada, pues nuestra dignidad cristiana no nos permite ser esclavos.
Jesús es un rey de verdad y en la verdad. Lo escuchamos hoy en el evangelio. En el juicio de Jesús ante Pilato habla con libertad y verdad: “Tú lo has dicho: soy rey. Yo nací y vine al mundo para decir lo que es la verdad”. Jesús dice a sus seguidores que la libertad y la verdad van unidas y que cuando vivimos en la verdad vivimos en libertad y viceversa. ¡Qué gran verdad encontramos en este dialogo donde el poder del mundo es cuestionado por el Rey de la verdad!
Jesús es rey eterno. Él es con el Padre desde el principio de los tiempos, vive en nosotros y con nosotros vivirá por siempre. Por eso el creer en Jesús, el aceptar su invitación a seguirlo, nos lleva a entrar en el camino de la eternidad en la cual viviremos siempre con Él. ¡Qué magnífica noticia!
En el mundo de hoy, en medio de una explosión de información, desinformación, comunicación e incomunicación, manipulación y caos, donde muchos poderosos del mundo buscan ser servidos en lugar de servir, es importante para nosotros reconocer que hay alguien que siempre orienta nuestra vida: Jesús, el “Señor de todos los reyes”, de todos los tiempos, cuyo poder está puesto para servir a la causa del reino de Dios, un reino de justicia, paz y amor.
Bien nos llega en este momento, y para concluir, este slogan de nuestro querido y recordado obispo primado Michael Curry, quien acaba de terminar su periodo de servicio como Obispo Presidente de la Iglesia Episcopal: “Somos la rama Episcopal del movimiento de Jesús”. Somos rama del movimiento de Cristo que proclama, vive y celebra su reinado universal.
¡A Cristo sea la gloria por los siglos de los siglos! Que en todos nosotros viva y reine siempre Cristo, quien ha sido, es y será nuestro Rey. Amén.
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