Adviento 1 (C) – 2018
December 03, 2018
¡Feliz año nuevo! Hoy comenzamos una nueva etapa, una nueva estación en la Iglesia. Es Adviento. Estamos comenzando el primer tiempo en el año litúrgico cristiano. Esta estación consiste en un tiempo de preparación espiritual para la celebración del nacimiento de nuestro Salvador Cristo Jesús. El Adviento viene antes de la Navidad y estamos a la expectativa de que ya está por llegar Cristo, nuestra salvación. En latín la palabra es adventus que significa venida –estamos esperando la venida de nuestro Redentor. Tomamos este tiempo para reflexionar, orar y esperar atentamente a nuestro Salvador Jesús. También, como esperamos a nuestro Redentor, este tiempo es para preparar nuestros corazones, mentes y almas. Es un tiempo de penitencia, arrepentimiento, y perdón.
¿Qué haríamos si supiéramos que va a venir la persona más importante del mundo a nuestro hogar? Pensemos en la persona que más admiramos en este mundo – tal vez tienen su imagen en la pared, tal vez compran cualquier revista que mencione a esta persona o tal vez es alguien que ven en la televisión. ¿Qué haríamos para prepararnos para su visita? Limpiaríamos, compraríamos cosas nuevas, arreglaríamos cualquier cosa que no esté funcionando. Hasta nos iríamos de compras para tener el traje más bello, el peinado más extravagante o los zapatos más brillosos. Prepararíamos los platos más ricos y los presentaríamos en la vajilla de porcelana más lujosa que tuviéramos. No dejaríamos ningún rinconcito sin un vistazo, ¿verdad? Nuestro Dios encarnado, nuestro Mesías, nuestro Redentor y Salvador está por llegar. ¡Preparémonos!
Al iniciar el Adviento leemos la colecta: danos gracia para despojarnos de las obras de las tinieblas y revestirnos con las armas de la luz, ahora en esta vida mortal, en la cual Jesucristo tu Hijo, con gran humildad, vino a visitarnos. ¿Cómo sería si toda la gente se despojara de las tinieblas y se revistiera de luz? Imaginemos un mundo donde todas las personas fueran luz para alumbrar este mundo que a veces está lleno de tinieblas como las del odio, las peleas, los resentimientos, el abuso, la incredulidad y la inseguridad. Imaginemos un mundo donde hay más amor, comprensión, simpatía, respeto, fe, y certeza. Podemos ser parte de la luz, comencemos hoy a revestirnos de luz.
Jeremías nos recuerda que, cuando vivimos en la luz, tenemos la certeza que Dios cumplirá sus promesas de bendición. ¿Cuáles son algunas de esas promesas? En este mismo capítulo de Jeremías encontramos: Dios nos responderá cuando le llamemos. Nos dará salud. Hará que gocemos de paz y seguridad. Nos purificará de nuestros pecados. Para conocer más sus promesas hemos de leer su palabra. Este tiempo de Adviento es un buen momento para comenzar a tener la disciplina de leer la Biblia y conocer no sólo las promesas de Dios, sino también lo que Dios espera de nosotros, sus hijos e hijas.
El salmista nos ayuda a entender un poco más sobre la oración. A veces decimos que no sabemos orar, pero cuando leemos los Salmos podemos ver que la oración es una conversación entre nosotros y Dios. Cuando sentimos que no podemos encontrar palabras adecuadas para orar, leamos los Salmos. Ahí encontraremos frases como: confío en ti, encamíname en tu verdad, acuérdate de mí y también frases como: no sea yo humillado, no triunfen mis enemigos sobre mí, y ninguno de cuantos en ti esperan será avergonzado. No hay nada tan insignificante ni tan grande en nuestra vida que Dios no quiera escuchar. Usemos estas cuatro semanas de Adviento para leer los Salmos y al orar, recordar que Dios es fiel, nos ama y quiere estar en comunicación con nosotros y con nosotras.
En la epístola, Pablo nos recuerda la Regla de Oro: amémonos. Hay un himno que dice: Amémonos de corazón, no de labios solamente. En otras palabras, hay que demostrar amor, no sólo decir que amamos. El amor es una palabra de acción, es una decisión, es un mandamiento. Pidámosle a Dios que nos dé más amor para darlo a las demás personas. En este tiempo de Adviento, tenemos aproximadamente veintidós días para demostrar amor. A veces creemos en el amor superficial que nos vende este mundo, pero el amor del que nos habla Pablo es un amor puro y desinteresado, un amor como el que Jesús tuvo para todo el mundo. Podemos hacer actos de amor que incluyen la generosidad, la compasión, ofrecer ayuda y consuelo y compartir nuestro tesoro durante el Adviento. Actos de amor pueden incluir escribir una carta de agradecimiento, hacerle un favor a alguien que no te lo puede devolver, comprar flores para la iglesia, conducir con alegría durante la hora pico, abrirle la puerta a alguien, donar sangre y sonreír. Si hacemos actos de amor durante el Adviento, veremos que nos beneficia a nosotros tanto o más que a la persona que los recibe.
El evangelio de San Lucas nos muestra una visión un tanto espantosa. “Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra las naciones estarán confusas y se asustarán por el terrible ruido del mar y de las olas. La gente se desmayará de miedo al pensar en lo que va a sucederle al mundo; pues hasta las fuerzas celestiales serán sacudidas”. Si nos ponemos a pensar, las señales ya se están viendo. En este tiempo de cambios climáticos suceden desastres naturales, lo cual nos da a entender cuánto sufre la madre tierra. Tal vez sentimos mucho temor y no sabemos cómo será nuestro futuro. Pero Jesús mismo nos dice: anímense y levanten la cabeza, porque muy pronto serán libertados.
Si estamos cabizbajos es porque nos hemos dejado llevar por el abatimiento, la tristeza o la preocupación. Jesús, el Salvador y Redentor que esperamos durante el Adviento nos dice que levantemos la cabeza porque nos promete que seremos libertados. ¡Jesús está en camino para liberarnos! Estas sí que son buenas noticias para este tiempo y para empezar el Adviento. “El Señor es nuestra victoria” nos dice Jeremías. Nuestra victoria está a punto de llegar.
Tal vez algunas personas en este día estén pasando por problemas espantosos. Tal vez vinieron a la iglesia desanimadas y sienten que ya no pueden más. Jesús está aquí y te dice con amor, “El cielo y la tierra dejarán de existir, pero mis palabras no dejarán de cumplirse”. Sus palabras se cumplirán. Sus palabras van dirigidas especialmente a cada persona en este día. Palabras como: “Yo te haré descansar”, “Te doy la luz que da vida” ,“Yo estaré contigo todos los días, hasta el fin del mundo”, “Te doy mi paz. No te angusties ni tengas miedo”, “Proveeré para todas tus necesidades”. Creámosle y repitamos a menudo estas palabras porque se cumplirán.
Durante esta época de Adviento, mientras esperamos al niño Dios – Redentor y Salvador, les invito a alimentarse de la palabra de Dios, a orar y a recordar cuánto Jesús nos ama. Él nos dice: ¡Ánimo! ¡Levanta la cabeza! ¡Estoy por llegar para darte libertad!
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