Adviento 1 (B) – 2017
December 04, 2017
¡Feliz Año Nuevo! ¡Así es! El primer domingo de Adviento marca el inicio de un nuevo año litúrgico. El término adviento es una versión de la palabra en latín que significa “venida”. Es una estación de espera, anticipación y esperanza que nos prepara para la celebración de la Natividad de nuestro Señor Jesucristo.
Muchos cristianos y comunidades de fe se llenan de regocijo durante la estación de Adviento. Se llevan a cabo prácticas muy particulares a esta estación como, por ejemplo, llevar un calendario de Adviento, la Corona de Adviento y las Posadas – todas estas acciones litúrgicas nos recuerdan la espera del niño Dios y nuestra preparación para la celebración navideña.
En Adviento recordamos la primera venida de Dios al mundo en la persona de Jesucristo y meditamos en su segunda venida, la cual es profetizada en las Escrituras. En cierta forma, la estación de Adviento nos enfoca en el pasado y en el futuro a la misma vez. Nos llama a recordar y a celebrar la Encarnación, el acto más grande del amor de Dios hacia la humanidad, y a la misma vez nos prepara para el día en el cual Dios regresará por su Iglesia.
Las lecturas que escuchamos en los últimos domingos de Pentecostés tenían un tono escatológico, es decir que se enfocaban en el final de los tiempos. Para las próximas cuatro semanas el tema prevalente es el de estar despiertos, el de estar atentos, así como también lo es el tema de la luz. Es común referirse a que una madre da a luz cuando está de parto, así que en esta época de Adviento nuestras oraciones y tradiciones también nos invitan a esperar con María y José la llegada de la luz del mundo, la encarnación de Dios en Jesús.
La colecta de hoy intercede por la gracia de Dios para que podamos despojarnos de las tinieblas y revestirnos con las armas de la luz, haciendo referencia a la vida mortal la cual Jesús asumió para venir y vivir entre nosotros.
Entonces, ¿qué significa estar despiertos y despojados de las tinieblas en estos tiempos? Mientras reconocemos que nuestra estancia en este mundo es temporal y que nuestro destino final está en la presencia de Dios, es importante que no perdamos de vista la importancia de hacer que cada día en este mundo terrenal sea una oportunidad más para expandir el Reino de Dios, buscar su justica y fomentar actos de luz donde sea que nos encontremos.
El mundo necesita que cada persona creyente permanezca despierta y vigilante en una manera única y relevante, trabajando por la justicia, buscando y respetando la dignidad de cada ser humano y haciendo una diferencia en el mundo a través de nuestras palabras y de nuestras acciones.
En los últimos meses, se ha estado usando una palabra en inglés refiriéndose a un estado de alerta – woke. Este verbo significa estar despierta o despierto. Se refiere también a un estado de consciencia social ante los retos que han enfrentado y siguen enfrentando las minorías étnicas en este país. Se está escuchando mucho la siguiente frase: “Yo estaba dormida/o, pero ahora estoy despierta/o” – es decir, yo estaba inconsciente de lo que está sucediendo, pero ahora estoy consciente y al tanto de las circunstancias que me rodean.
Jesús llega al mundo para abrirle los ojos del alma a la humanidad y la estación del Adviento nos enfoca como cristianos en el pasado y en el futuro a la misma vez. Esto quiere decir, que la luz del mundo antes de la llegada de Jesús existía, pero con su llegada, ese Niño despliega una luz jamás antes vista que abre no solamente los ojos del alma, sino el alma de toda la humanidad. Nuestras vidas toman un rumbo diferente cuando nuestro camino es iluminado por la gracia y el amor de Jesús. Nos alejamos de las tinieblas del pecado y nos acercamos a la luz que da Cristo, siendo guiados y guiadas por el Espíritu Santo en la medida que ponemos nuestra fe en práctica y proclamamos el Evangelio con palabras y acciones. Estamos despiertas y despiertos para establecer el Reino de Dios en la tierra.
El estar despierta y despierto en esta estación de Adviento no solo se refiere a las obras de acción y justicia social que hacemos como parte de nuestro llamado a establecer el reino de Dios en la tierra. También se refiere a un estado del alma, en el cual nuestro ser reconoce a Jesús como salvador y luz del mundo.
Hermanas y hermanos, esta estación de Adviento, de esperanza y de espera, es una nueva oportunidad para reflexionar y asumir nuestra responsabilidad individual y comunitaria en el establecimiento del Reino de Dios terrenal. Es también una oportunidad para alimentar nuestras almas con prácticas espirituales que nos invitan a mirar hacia atrás y a la misma vez tener esperanza en el futuro para de esa manera también acercarnos a ese niño Jesús, el amor de Dios encarnado que vamos a recibir en nuestros corazones en unas semanas.
Que esta estación de Adviento llene nuestras almas de esperanza y de gozo. Que sobre nosotros y nosotras Dios nuestro Padre y Jesucristo nuestro Señor derramen su gracia y su paz. ¡Que Dios nuestro alfarero haga resplandecer su rostro sobre nosotros, que nos renueve y nos bendiga a todos y a todas!
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