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San Miguel y todos los Ángeles
La Colecta:
Oh Dios eterno, que has establecido y constituido en orden maravilloso los ministerios de los ángeles y los mortales: Concede, en tu misericordia, que así como tus santos ángeles continuamente te sirven y adoran en el cielo, asimismo, por tu mandato, nos socorran y defiendan en la tierra; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
Antiguo Testamento: Génesis 28:10-17
10 Jacob salió de Beerseba y tomó el camino de Harán. 11 Llegó a cierto lugar y allí se quedó a pasar la noche, porque el sol ya se había puesto. Tomó como almohada una de las piedras que había en el lugar, y se acostó a dormir. 12 Allí tuvo un sueño, en el que veía una escalera que estaba apoyada en la tierra y llegaba hasta el cielo, y por la cual los ángeles de Dios subían y bajaban. 13 También veía que el Señor estaba de pie junto a él, y que le decía: «Yo soy el Señor, el Dios de tu abuelo Abraham y de tu padre Isaac. A ti y a tus descendientes les daré la tierra en donde estás acostado. 14 Ellos llegarán a ser tantos como el polvo de la tierra, y se extenderán al norte y al sur, al este y al oeste, y todas las familias del mundo serán bendecidas por medio de ti y de tus descendientes. 15 Yo estoy contigo; voy a cuidarte por dondequiera que vayas, y te haré volver a esta tierra. No voy a abandonarte sin cumplir lo que te he prometido.»
16 Cuando Jacob despertó de su sueño, pensó: «En verdad el Señor está en este lugar, y yo no lo sabía.» 17 Tuvo mucho miedo, y pensó: «Este lugar es muy sagrado. Aquí está la casa de Dios; ¡es la puerta del cielo!»
Salmo: 103 o 103:19-22
[1 Bendice, alma mía, al Señor, *
y todo mi ser bendiga su santo Nombre.
2 Bendice, alma mía, al Señor, *
y no olvides ninguno de sus beneficios.
3 El perdona todas tus iniquidades, *
y sana todas tus dolencias.
4 El rescata del sepulcro tu vida, *
y te corona de favor y misericordia.
5 El sacia de bien tus anhelos, *
y como el águila se renueva tu juventud.
6 El Señor hace justicia, *
y defiende a todos los oprimidos.
7 Dio a conocer sus caminos a Moisés, *
y al pueblo de Israel sus obras.
8 Misericordioso y compasivo es el Señor, *
lento para la ira y rico en clemencia.
9 No nos acusará para siempre, *
ni para siempre guardará su enojo.
10 No nos ha tratado conforme a nuestros pecados, *
ni nos ha pagado conforme a nuestras maldades.
11 Así como se levantan los cielos sobre la tierra, *
así se levanta su misericordia sobre sus fieles.
12 Como dista el oriente del occidente, *
así aleja de nosotros nuestras rebeliones.
13 Como un padre cuida de sus hijos, *
así cuida el Señor a los que le veneran;
14 Porque él sabe de qué estamos hechos; *
se acuerda de que no somos más que barro.
15 Como la hierba son nuestros días; *
florecemos como la flor del campo,
16 Que pasa el viento por ella, y ya no existe, *
y su lugar no la conocerá más;
17 Empero la misericordia del Señor perdura para siempre
sobre los que le veneran, *
y su rectitud sobre los hijos de los hijos;
18 Sobre los que guardan su pacto, *
y se acuerdan de sus mandatos y los cumplen.]
19 El Señor estableció en los cielos su trono, *
y su soberanía domina sobre todos.
20 Bendigan al Señor, ustedes sus ángeles, potestades que ejecutan sus órdenes, *
obedeciendo a la voz de su palabra.
21 Bendigan al Señor, ustedes sus huestes, *
ministros suyos que hacen su voluntad.
22 Bendigan al Señor, ustedes sus obras, en todos los lugares de su dominio. *
Bendice, alma mía, al Señor.
Nuevo Testamento: Apocalipsis 12:7-12
7 Después hubo una batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles lucharon contra el dragón. El dragón y sus ángeles pelearon, 8 pero no pudieron vencer, y ya no hubo lugar para ellos en el cielo. 9 Así que fue expulsado el gran dragón, aquella serpiente antigua que se llama Diablo y Satanás, y que engaña a todo el mundo. Él y sus ángeles fueron lanzados a la tierra.
10 Entonces oí una fuerte voz en el cielo, que decía:
«Ya llegó la salvación,
el poder y el reino de nuestro Dios,
y la autoridad de su Mesías;
porque ha sido expulsado
el acusador de nuestros hermanos,
el que día y noche los acusaba
delante de nuestro Dios.
11 Nuestros hermanos lo han vencido
con la sangre derramada del Cordero
y con el mensaje que ellos proclamaron;
no tuvieron miedo de perder la vida,
sino que estuvieron dispuestos a morir.
12 ¡Alégrense, pues, cielos,
y ustedes que viven en ellos!
¡Pero ay de los que viven en la tierra y en el mar,
porque el diablo, sabiendo que le queda poco tiempo,
ha bajado contra ustedes lleno de furor!»
El Evangelio: Juan 1:47-51
47 Cuando Jesús vio acercarse a Natanael, dijo: —Aquí viene un verdadero israelita, en quien no hay engaño.
48 Natanael le preguntó: —¿Cómo es que me conoces?
Jesús le respondió: —Te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera.
49 Natanael le dijo: —Maestro, ¡tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel!
50 Jesús le contestó: —¿Me crees solamente porque te he dicho que te vi debajo de la higuera? Pues vas a ver cosas más grandes que éstas.
51 También dijo Jesús: —Les aseguro que ustedes verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.
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Las lecturas del Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y los Evangelios provienen de la Biblia Nueva Versión Estándar Revisada: Edición Anglicana, copyright 1989, 1995, División de Educación Cristiana del Consejo Nacional de las Iglesias de Cristo en los Estados Unidos de América. Usado con permiso. Todos los derechos reservados.
Las Colectas, Salmos y Cánticos son del Libro de Oración Común, 1979.
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