This page is available in: English
San Lucas, evangelista
La Colecta:
Dios omnipotente, que inspiraste a tu siervo Lucas el médico a manifestar en el Evangelio el amor y poder sanativo de tu Hijo: Continúa en tu Iglesia, por tu gracia, el mismo amor y poder de sanidad, para alabanza y gloria de tu Nombre; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.
Primera Lectura: Sirácida 38:1-4,6-10,12-14
1 Respeta al médico por sus servicios,
pues también a él lo instituyó Dios.
2 El médico recibe de Dios su ciencia,
y del rey recibe su sustento.
3 Gracias a sus conocimientos, el médico goza de prestigio
y puede presentarse ante los nobles.
4 Dios hace que la tierra produzca sustancias medicinales,
y el hombre inteligente no debe despreciarlas.
6 Él dio la inteligencia a los hombres,
para que lo alaben por sus obras poderosas.
7 Con esas sustancias, el médico calma los dolores
y el boticario prepara sus remedios.
8 Así no desaparecen los seres creados por Dios,
ni falta a los hombres la salud.
9 Hijo mío, cuando estés enfermo no seas impaciente;
pídele a Dios, y él te dará la salud.
10 Huye del mal y de la injusticia,
y purifica tu corazón de todo pecado.
12 Pero llama también al médico;
no lo rechaces, pues también a él lo necesitas.
13 Hay momentos en que el éxito depende de él,
14 y él también se encomienda a Dios,
para poder acertar en el diagnóstico
y aplicar los remedios eficaces.
Salmo: 147 o 147:1-7
1 ¡Aleluya! ¡Cuán bueno es cantar alabanzas a nuestro Dios! *
¡Cuán agradable es honrarle con loores!
2 El Señor reconstruye Jerusalén; *
a los desterrados de Israel recoge.
3 El sana a los quebrantados de corazón, *
y venda sus heridas.
4 Cuenta el número de las estrellas; *
a todas ellas llama por su nombre.
5 Grande es el Señor nuestro, incomparable su poder, *
infinita su sabiduría.
6 El Señor levanta a los humildes, *
mas humilla hasta el polvo a los malvados.
7 Canten al Señor con acción de gracias; *
toquen el arpa a nuestro Dios.
[8 El cubre los cielos de nubes, *
y prepara la lluvia para la tierra;
9 Hace brotar la hierba en los montes, *
y plantas verdes para la humanidad.
10 Da alimento a los ganados, *
y a las crías de cuervo que graznan.
11 No se deleita en el vigor del caballo, *
ni se complace en la fortaleza del hombre.
12 Se complace el Señor en los que le veneran, *
en los que confían en su gracia y favor.
13 Glorifica al Señor, oh Jerusalén; *
alaba a tu Dios, oh Sión;
14 Porque ha fortalecido los cerrojos de tus puertas; *
ha bendecido a tus hijos dentro de ti.
15 Ha establecido la paz en tus fronteras; *
te sacia con lo mejor del trigo.
16 El envía su decreto a la tierra, *
y su palabra corre veloz.
17 Despliega la nieve como lana; *
derrama la escarcha como ceniza.
18 Esparce su granizo como migajas; *
ante su frío, ¿quién resistirá?
19 Envía su palabra, y se derriten; *
sopla su viento, y corren las aguas.
20 Declara su palabra a Jacob, *
sus estatutos y sus juicios a Israel.
21 No ha trtado así a ninguna otra nación, *
ni les ha dado a conocer sus mandatos. Aleluya!]
Nuevo Testamento: 2 Timoteo 4:5-13
5 Tú conserva siempre el buen juicio, soporta los sufrimientos, dedícate a anunciar el evangelio, cumple bien con tu trabajo.
6 Yo ya estoy para ser ofrecido en sacrificio; ya se acerca la hora de mi muerte. 7 He peleado la buena batalla, he llegado al término de la carrera, me he mantenido fiel. 8 Ahora me espera la corona merecida que el Señor, el Juez justo, me dará en aquel día. Y no me la dará solamente a mí, sino también a todos los que con amor esperan su venida gloriosa.
9 Haz lo posible por venir pronto a verme; 10 pues Demas, que amaba más las cosas de esta vida, me ha abandonado y se ha ido a Tesalónica. Crescente se ha ido a la región de Galacia, y Tito a la de Dalmacia. 11 Solamente Lucas está conmigo. Busca a Marcos y tráelo contigo, porque puede ser una ayuda para mí en el trabajo. 12 A Tíquico lo mandé a Éfeso. 13 Cuando vengas, tráeme la capa que dejé en Tróade, en casa de Carpo; también los libros, y especialmente los pergaminos.
El Evangelio: Lucas 4:14-21
14 Jesús volvió a Galilea lleno del poder del Espíritu Santo, y se hablaba de él por toda la tierra de alrededor. 15 Enseñaba en la sinagoga de cada lugar, y todos le alababan.
16 Jesús fue a Nazaret, el pueblo donde se había criado. El sábado entró en la sinagoga, como era su costumbre, y se puso de pie para leer las Escrituras. 17 Le dieron a leer el libro del profeta Isaías, y al abrirlo encontró el lugar donde estaba escrito:
18 «El Espíritu del Señor está sobre mí,
porque me ha consagrado
para llevar la buena noticia a los pobres;
me ha enviado a anunciar libertad a los presos
y dar vista a los ciegos;
a poner en libertad a los oprimidos;
19 a anunciar el año favorable del Señor.»
20 Luego Jesús cerró el libro, lo dio al ayudante de la sinagoga y se sentó. Todos los que estaban allí tenían la vista fija en él. 21 Él comenzó a hablar, diciendo: —Hoy mismo se ha cumplido la Escritura que ustedes acaban de oír.
This page is available in: English
Las lecturas del Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y los Evangelios provienen de la Biblia Nueva Versión Estándar Revisada: Edición Anglicana, copyright 1989, 1995, División de Educación Cristiana del Consejo Nacional de las Iglesias de Cristo en los Estados Unidos de América. Usado con permiso. Todos los derechos reservados.
Las Colectas, Salmos y Cánticos son del Libro de Oración Común, 1979.
This page is available in: English