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San Andrés, apóstol
La Colecta:
Dios todopoderoso, que diste a tu apóstol Andrés una gracia tal que prestamente obedeció el llamado de tu Hijo Jesucristo y trajo a su hermano con él: Concédenos, a los llamados por tu Santo Verbo, la gracia para seguirle sin demora y traer a su bondadosa presencia a los que amamos; por aquél que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.
Antiguo Testamento: Deuteronomio 30:11-14
9 Moisés dijo a los Israelitas: 11 «Este mandamiento que hoy les doy no es demasiado difícil para ustedes, ni está fuera de su alcance. 12 No está en el cielo, para que se diga: “¿Quién puede subir al cielo por nosotros, para que nos lo traiga y nos lo dé a conocer, y lo pongamos en práctica?” 13 Tampoco está del otro lado del mar, para que se diga: “¿Quién cruzará el mar por nosotros, para que nos lo traiga y nos lo dé a conocer, y lo pongamos en práctica?” 14 Al contrario, el mandamiento está muy cerca de ustedes; está en sus labios y en su pensamiento, para que puedan cumplirlo.»
Salmo: 19 o 19:1-6
1 Los cielos proclaman la gloria de Dios, *
y la bóveda celeste pregona las obras de sus manos.
2 Un día emite palabra al otro día, *
y una noche a la otra noche imparte sabiduría.
3 Aunque no hay palabras, ni lenguaje, *
ni son oídas sus voces,
4 Por toda la tierra salió su sonido, *
y hasta el extremo del mundo su mensaje.
5 En el mar puso tabernáculo para el sol, *
y éste, como esposo que sale de su alcoba,
se alegra cual paladín para correr su camino.
6 De un extremo de los cielos es su salida, y su curso hasta el término de ellos; *
nada hay que se esconda de su calor.
[7 La ley del Señor es perfecta, que aviva el alma; *
el testimonio del Señor es fiel, que hace sabio al sencillo.
8 Los mandamientos del Señor son rectos, que alegran el corazón; *
el precepto del Señor es claro, que alumbra los ojos.
9 El temor del Señor es limpio, que permanece para siempre; *
los juicios del Señor son verdad, completamente justos.
10 Deseables son, más que el oro, más que oro fino; *
dulce más que miel, que la que destila del panal.
11 Tu siervo es además por ellos alumbrado, *
y al guardarlos hay grande galardón.
12 ¿Quién podrá entender sus propios errores? *
Líbrame de los que me son ocultos.
13 Preserva también a tu siervo de las soberbias, que no se enseñoreen de mí; *
entonces seré íntegro, y estaré limpio del gran pecado.
14 Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, *
oh Señor, Roca mía y Redentor mío.]
Nuevo Testamento: Romanos 10:8b-18
«La palabra está cerca de ti, en tu boca y en tu corazón.» Esta palabra es el mensaje de fe que predicamos. 9 Si con tu boca reconoces a Jesús como Señor, y con tu corazón crees que Dios lo resucitó, alcanzarás la salvación. 10 Pues con el corazón se cree para alcanzar la justicia, y con la boca se reconoce a Jesucristo para alcanzar la salvación.
11 La Escritura dice: «El que confíe en él, no quedará defraudado.» 12 No hay diferencia entre los judíos y los no judíos; pues el mismo Señor es Señor de todos, y da con abundancia a todos los que lo invocan. 13 Porque esto es lo que dice: «Todos los que invoquen el nombre del Señor, alcanzarán la salvación.» 14 Pero ¿cómo van a invocarlo, si no han creído en él? ¿Y cómo van a creer en él, si no han oído hablar de él? ¿Y cómo van a oír, si no hay quien les anuncie el mensaje? 15 ¿Y cómo van a anunciar el mensaje, si no son enviados? Como dice la Escritura: «¡Qué hermosa es la llegada de los que traen buenas noticias!» 16 Pero no todos han aceptado el evangelio. Es como dice Isaías: «Señor, ¿quién ha creído al oír nuestro mensaje?» 17 Así pues, la fe nace al oír el mensaje, y el mensaje viene de la palabra de Cristo.
18 Pero yo pregunto: ¿Será tal vez que no oyeron el mensaje? ¡Claro que lo oyeron! Porque la Escritura dice:
«La voz de ellos salió por toda la tierra,
y hasta los últimos rincones del mundo llegaron sus palabras.»
El Evangelio: Mateo 4:18-22
18 Jesús iba caminando por la orilla del Lago de Galilea, cuando vio a dos hermanos: uno era Simón, también llamado Pedro, y el otro Andrés. Eran pescadores, y estaban echando la red al agua. 19 Jesús les dijo: —Síganme, y yo los haré pescadores de hombres.
20 Al momento dejaron sus redes y se fueron con él.
21 Un poco más adelante, Jesús vio a otros dos hermanos: Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que estaban con su padre en una barca arreglando las redes. Jesús los llamó, 22 y en seguida ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron.
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Las lecturas del Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y los Evangelios provienen de la Biblia Nueva Versión Estándar Revisada: Edición Anglicana, copyright 1989, 1995, División de Educación Cristiana del Consejo Nacional de las Iglesias de Cristo en los Estados Unidos de América. Usado con permiso. Todos los derechos reservados.
Las Colectas, Salmos y Cánticos son del Libro de Oración Común, 1979.
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