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Ricardo Meux Benson, sacerdote, 1915 y Carlos Gore, obispo, 1932
La Colecta:
Dios misericordioso, que encendiste en tus siervos Ricardo Meux Benson y Carlos Gore la gracia de liderar un avivamiento de la vida monástica: concédenos también la determinación de servirte fielmente en la contemplación y la oración, ministrando al mundo que has creado, por medio de Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, en gloria eterna. Amén.
Primera Lectura: 1 Reyes 19:9–12
9 Allí se metió en la cueva, donde pasó la noche. Y he aquí que vino a él la palabra del SEÑOR, y le preguntó:
—¿Qué haces aquí, Elías?
10 Y él respondió:
—He sentido un vivo celo por el SEÑOR Dios de los Ejércitos, porque los hijos de Israel han abandonado tu pacto, han derribado tus altares y han matado a espada a tus profetas. Yo solo he quedado, y me buscan para quitarme la vida.
11 Él le dijo:
—Sal y ponte de pie en el monte, delante del SEÑOR.
Y he aquí que el SEÑOR pasaba. Un grande y poderoso viento destrozaba las montañas y rompía las peñas delante del SEÑOR, pero el SEÑOR no estaba en el viento. Después del viento hubo un terremoto, pero el SEÑOR no estaba en el terremoto. 12 Después del terremoto hubo un fuego, pero el SEÑOR no estaba en el fuego. Después del fuego hubo un sonido apacible y delicado.
Salmo: Salmo 27:5-11
5 Una cosa le pido a Yahvé,
y es lo único que quiero: *
morar en su casa todos los días de mi vida.
6 Admirando la belleza de Dios *
y contemplando su templo.
7 Pues en el día de peligro
me refugiará; *
me esconderá en lo más íntimo de su tienda,
me pondrá sobre una roca.
8 Ya levanta mi cabeza *
por encima de los enemigos que me rodean.
9 Por tanto ofreceré en su templo
un sacrificio con voces de alegría; *
tocaré y cantaré para Dios.
10 Escucha mi voz, YAHVÉ, cuando te llamo; *
ten piedad de mí; respóndeme.
11 Me hablas en el corazón y dices: «Busca mi rostro». *
Tu faz, DIOS, buscaré.
El Evangelio: Juan 17:6-11
6 “He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste. Tuyos eran, y me los diste; y han guardado tu palabra. 7 Ahora han conocido que todo lo que me has dado procede de ti 8 porque les he dado las palabras que me diste, y ellos las recibieron y conocieron verdaderamente que provengo de ti, y creyeron que tú me enviaste.
9 “Yo ruego por ellos. No ruego por el mundo sino por los que me has dado; porque tuyos son. 10 Todo lo mío es tuyo, y todo lo tuyo es mío; y he sido glorificado en ellos. 11 Ya no estoy más en el mundo pero ellos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, guárdalos en tu nombre que me has dado, para que sean uno así como nosotros lo somos.
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Las lecturas del Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y los Evangelios provienen de la Biblia Nueva Versión Estándar Revisada: Edición Anglicana, copyright 1989, 1995, División de Educación Cristiana del Consejo Nacional de las Iglesias de Cristo en los Estados Unidos de América. Usado con permiso. Todos los derechos reservados.
Las Colectas, Salmos y Cánticos son del Libro de Oración Común, 1979.
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