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Último Domingo después de Pentecostés: Cristo El Rey
Propio 29
La Colecta:
Dios omnipotente y eterno, cuya voluntad es restaurar todas las cosas en tu muy amado Hijo, el Rey de reyes y Señor de señores: Concede, de tu piedad, que todos los pueblos de la tierra, divididos y esclavizados por el pecado, sean libertados y unificados bajo su reino de amor; quien vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.
Antiguo Testamento: Jeremías 23:1-6
1 El Señor afirma: «¡Ay de los pastores que dejan que mis ovejas se pierdan y dispersen!»
2 El Señor, el Dios de Israel, dice a los pastores que gobiernan a su pueblo: «Ustedes han dispersado mis ovejas, las han hecho huir y no las han cuidado. Pues bien, yo tendré buen cuidado de castigar sus malas acciones. Yo, el Señor, lo afirmo. 3 Y yo mismo traeré el resto de mis ovejas de los países adonde las hice huir, las reuniré y las haré volver a sus pastos, para que tengan muchas crías. 4 Les pondré pastores que las cuiden, para que no tengan nada que temer ni falte ninguna de ellas. Yo, el Señor, lo afirmo.»
5 El Señor afirma:
«Vendrá un día en que haré
que David tenga un descendiente legítimo,
un rey que reine con sabiduría
y que actúe con justicia y rectitud en el país.
6 Durante su reinado, Judá estará a salvo,
y también Israel vivirá seguro.
Éste es el nombre con que lo llamarán:
“El Señor es nuestra victoria.”»
Salmo: Cántico 9 (Lucas 1:68-79)
Bendito sea el Señor, Dios de Israel, *
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
Suscitándonos un poderoso Salvador *
en la casa de David su siervo,
Según lo había predicho desde antiguo *
por boca de sus santos profetas.
Es el Salvador que nos libra de nuestros enemigos, *
y de la mano de todos los que nos odian,
Realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, *
recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán;
Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, *
le sirvamos con santidad y justicia en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, *
porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,
Anunciando a su pueblo la salvación, *
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, *
nos visitará el sol que nace de lo alto,
Para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, *
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *
como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Antiguo Testamento: Jeremías 23:1-6
11 Pedimos que él, con su glorioso poder, los haga fuertes; así podrán ustedes soportarlo todo con mucha fortaleza y paciencia, y con alegría 12 darán gracias al Padre, que los ha capacitado a ustedes para recibir en la luz la parte de la herencia que él dará al pueblo santo. 13 Dios nos libró del poder de las tinieblas y nos llevó al reino de su amado Hijo, 14 por quien tenemos la liberación y el perdón de los pecados.
15 Cristo es la imagen visible de Dios, que es invisible; es su Hijo primogénito, anterior a todo lo creado. 16 En él Dios creó todo lo que hay en el cielo y en la tierra, tanto lo visible como lo invisible, así como los seres espirituales que tienen dominio, autoridad y poder. Todo fue creado por medio de él y para él. 17 Cristo existe antes que todas las cosas, y por él se mantiene todo en orden. 18 Además, Cristo es la cabeza de la iglesia, que es su cuerpo. Él, que es el principio, fue el primero en resucitar, para tener así el primer puesto en todo. 19 Pues en Cristo quiso residir todo el poder divino, 20 y por medio de él Dios reconcilió a todo el universo ordenándolo hacia él, tanto lo que está en la tierra como lo que está en el cielo, haciendo la paz mediante la sangre que Cristo derramó en la cruz.
Salmo: 46
1 Dios es nuestro refugio y fortaleza, *
nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
2 Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, *
y se desplomen los montes en el corazón de la mar;
3 Aunque bramen y espumen sus aguas, *
y tiemblen los montes a causa de su braveza.
4 El Señor de las huestes está con nosotros; *
nuestro refugio es el Dios de Jacob.
5 Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios, *
el santuario de las moradas del Altísimo.
6 Dios está en medio de ella; no será conmovida; *
Dios la ayudará al clarear la mañana.
7 Braman las naciones, titubean los reinos; *
Dios habló; se derretirá la tierra.
8 El Señor de las huestes está con nosotros; *
nuestro refugio es el Dios de Jacob.
9 Vengan a ver las obras del Señor, *
las maravillas que ha hecho en la tierra.
10 Hace que las guerras cesen en todo el orbe; *
rompe el arco, destroza la lanza y quema los escudos en el fuego.
11 “Estén, pues, quietos, y sepan que yo soy Dios; *
he de ser ensalzado entre las naciones, ensalzado seré en la tierra”.
12 El Señor de las huestes está con nosotros; *
nuestro refugio es el Dios de Jacob.
Nuevo Testamento: Colosenses 1:11-20
11 Pedimos que él, con su glorioso poder, los haga fuertes; así podrán ustedes soportarlo todo con mucha fortaleza y paciencia, y con alegría 12 darán gracias al Padre, que los ha capacitado a ustedes para recibir en la luz la parte de la herencia que él dará al pueblo santo. 13 Dios nos libró del poder de las tinieblas y nos llevó al reino de su amado Hijo, 14 por quien tenemos la liberación y el perdón de los pecados.
15 Cristo es la imagen visible de Dios, que es invisible; es su Hijo primogénito, anterior a todo lo creado. 16 En él Dios creó todo lo que hay en el cielo y en la tierra, tanto lo visible como lo invisible, así como los seres espirituales que tienen dominio, autoridad y poder. Todo fue creado por medio de él y para él. 17 Cristo existe antes que todas las cosas, y por él se mantiene todo en orden. 18 Además, Cristo es la cabeza de la iglesia, que es su cuerpo. Él, que es el principio, fue el primero en resucitar, para tener así el primer puesto en todo. 19 Pues en Cristo quiso residir todo el poder divino, 20 y por medio de él Dios reconcilió a todo el universo ordenándolo hacia él, tanto lo que está en la tierra como lo que está en el cielo, haciendo la paz mediante la sangre que Cristo derramó en la cruz.
El Evangelio: Lucas 23:33-43
33 Cuando llegaron al sitio llamado La Calavera, crucificaron a Jesús y a los dos criminales, uno a su derecha y otro a su izquierda. [ Jesús dijo: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.»]
Y los soldados echaron suertes para repartirse entre sí la ropa de Jesús. 35 La gente estaba allí mirando; y hasta las autoridades se burlaban de él, diciendo: —Salvó a otros; que se salve a sí mismo ahora, si de veras es el Mesías de Dios y su escogido.
36 Los soldados también se burlaban de Jesús. Se acercaban y le daban a beber vino agrio, 37 diciéndole: —¡Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo!
38 Y había un letrero sobre su cabeza, que decía: «Éste es el Rey de los judíos.»
39 Uno de los criminales que estaban colgados, lo insultaba: —¡Si tú eres el Mesías, sálvate a ti mismo y sálvanos también a nosotros!
40 Pero el otro reprendió a su compañero, diciéndole: —¿No tienes temor de Dios, tú que estás bajo el mismo castigo? 41 Nosotros estamos sufriendo con toda razón, porque estamos pagando el justo castigo de lo que hemos hecho; pero este hombre no hizo nada malo.
42 Luego añadió: —Jesús, acuérdate de mí cuando comiences a reinar.
43 Jesús le contestó: —Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso.
Más recursos para Cristo Rey C
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Las lecturas del Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y los Evangelios provienen de la Biblia Nueva Versión Estándar Revisada: Edición Anglicana, copyright 1989, 1995, División de Educación Cristiana del Consejo Nacional de las Iglesias de Cristo en los Estados Unidos de América. Usado con permiso. Todos los derechos reservados.
Las Colectas, Salmos y Cánticos son del Libro de Oración Común, 1979.
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