Último Domingo después de Pentecostés: Cristo El Rey
Propio 29
La Colecta:
Dios omnipotente y eterno, cuya voluntad es restaurar todas las cosas en tu muy amado Hijo, el Rey de reyes y Señor de señores: Concede, de tu piedad, que todos los pueblos de la tierra, divididos y esclavizados por el pecado, sean libertados y unificados bajo su reino de amor; quien vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.
Antiguo Testamento: 2 Samuel 23:1-7
1 Éstas son las últimas palabras de David:
«David, el hijo de Jesé,
el hombre a quien Dios ha enaltecido,
el rey escogido por el Dios de Jacob,
el dulce cantor de himnos de Israel,
ha declarado:
2 »El Espíritu del Señor habla por medio de mí;
su palabra está en mi lengua.
3 El Dios de Israel ha hablado;
el Protector de Israel me ha dicho:
“El que gobierne a los hombres con justicia,
el que gobierne en el temor de Dios,
4 será como la luz de la aurora,
como la luz del sol en una mañana sin nubes,
que hace crecer la hierba después de la lluvia.”
5 Por eso mi descendencia está firme en Dios,
pues él hizo conmigo una alianza eterna,
totalmente reglamentada y segura.
Él me da la victoria completa
y hace que se cumplan todos mis deseos.
6 Pero todos los malhechores
serán como espinos desechados,
que nadie toma con la mano.
7 Para tocarlos, se toma un hierro o una lanza,
y se les echa en el fuego
para que se quemen por completo.»
Salmo: 132:1-13 (14-19)
1 Acuérdate, oh Señor, de David, *
y de todas sus aflicciones;
2 De cómo juró al Señor, *
e hizo voto al Poderoso de Jacob:
3 “No entraré bajo el techo de mi casa, *
ni subiré a mi lecho;
4 No daré sueño a mis ojos, *
ni a mis párpados adormecimiento;
5 Hasta que halle un lugar para el Señor, *
una morada para el Poderoso de Jacob”.
6 “¡El arca! Oímos que estaba en Efrata, *
la hallamos en el campo de Jaar.
7 Vayamos a la habitación de Dios; *
postrémonos ante el estrado de sus pies”.
8 Levántate, oh Señor, al lugar de tu reposo, *
tú, y el arca de tu poder.
9 Que se vistan tus sacerdotes de justicia, *
que tus fieles canten de júbilo.
10 Por amor a David tu siervo, *
no vuelvas el rostro de tu Ungido.
11 El Señor ha jurado a David un juramento, *
y seguramente no se retractará:
12 “A uno de los hijos de tu cuerpo *
pondré sobre tu trono.
13 Si tus hijos guardaren mi pacto, y mis testimonios que yo les enseñaré, *
sus hijos también se sentarán sobre tu trono para siempre”;
14 Porque el Señor ha elegido a Sión; *
la ha deseado para su habitación.
15 “Esta es para siempre mi lugar de reposo; *
aquí habitaré, porque en ella está mi deleite.
16 Bendeciré abundantemente sus provisiones; *
a sus pobres los saciaré de pan.
17 Vestiré de salvación a sus sacerdotes, *
y sus fieles cantarán con júbilo.
18 Allí haré florecer el poder de David; *
he dispuesto una lámpara para mi Ungido.
19 En cuanto a sus enemigos, los vestiré de vergüenza, *
mas sobre él brillará su corona”.
Antiguo Testamento: Daniel 7:9-10, 13-14
El sueño de Daniel:
9 «Seguí mirando,
hasta que fueron puestos unos tronos
y un Anciano se sentó.
Su vestido era blanco como la nieve,
y su cabello como lana limpia.
El trono y sus ruedas eran llamas de fuego,
10 y un río de fuego salía de delante de él.
Miles y miles le servían,
y millones y millones estaban de pie en su presencia.
El tribunal dio principio a la sesión,
y los libros fueron abiertos. […]
13 »Yo seguía viendo estas visiones en la noche. De pronto:
»Vi que venía entre las nubes
alguien parecido a un hijo de hombre,
el cual fue a donde estaba el Anciano;
y le hicieron acercarse a él.
14 Y le fue dado el poder, la gloria y el reino,
y gente de todas las naciones y lenguas le servían.
Su poder será siempre el mismo, y su reino jamás será destruido.»
Salmo: 93
1 El Señor es Rey; se ha vestido de esplendor; *
el Señor se ha vestido y ceñido de poder.
2 De tal manera afirmó el orbe, *
que no se le puede mover.
3 Firme es tu trono desde siempre; *
tú eres eternamente.
4 Alzaron las aguas, oh Señor, las aguas alzaron su voz; *
alzaron sus ondas aplastantes.
5 Más potente que la voz de muchas aguas,
más potente que los rompientes del mar, *
más potente es el Señor en las alturas.
6 Tus testimonios son muy firmes; *
la santidad es el adorno de tu casa, oh Señor, por los siglos y para siempre.
Nuevo Testamento: Apocalipsis 1:4b-8
Reciban ustedes gracia y paz de parte del que es y era y ha de venir, y de parte de los siete espíritus que están delante de su trono, 5 y también de parte de Jesucristo, testigo fiel, que fue el primero en resucitar y tiene autoridad sobre los reyes de la tierra. Cristo nos ama, y nos ha librado de nuestros pecados derramando su sangre, 6 y ha hecho de nosotros un reino; nos ha hecho sacerdotes al servicio de su Dios y Padre. ¡Que la gloria y el poder sean suyos para siempre! Amén.
7 ¡Cristo viene en las nubes!
Todos lo verán,
incluso los que lo traspasaron;
y todos los pueblos del mundo
harán duelo por él.
Sí, amén.
8 «Yo soy el alfa y la omega,» dice el Señor, el Dios todopoderoso, el que es y era y ha de venir.
El Evangelio: Juan 18:33-37
33 Pilato volvió a entrar en el palacio, llamó a Jesús y le preguntó: —¿Eres tú el Rey de los judíos?
34 Jesús le dijo: —¿Eso lo preguntas tú por tu cuenta, o porque otros te lo han dicho de mí?
35 Le contestó Pilato: —¿Acaso yo soy judío? Los de tu nación y los jefes de los sacerdotes son los que te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?
36 Jesús le contestó: —Mi reino no es de este mundo. Si lo fuera, tendría gente a mi servicio que pelearía para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero mi reino no es de aquí.
37 Le preguntó entonces Pilato: —¿Así que tú eres rey?
Jesús le contestó: —Tú lo has dicho: soy rey. Yo nací y vine al mundo para decir lo que es la verdad. Y todos los que pertenecen a la verdad, me escuchan.
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