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Vigésimo primer Domingo después de Pentecostés
Propio 23
La Colecta:
Te rogamos, oh Señor, que tu gracia siempre nos preceda y acompañe, para que continuamente nos dediquemos a buenas obras; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.
Antiguo Testamento: Job 23:1-9, 16-17
Job dijo:
1-2 Una vez más mis quejas son amargas
porque Dios ha descargado su mano sobre mí.
3 ¡Ojalá supiera yo dónde encontrarlo,
y cómo llegar a donde vive!
4 Presentaría ante él mi caso,
pues me sobran argumentos.
5 ¡Ya sabría cómo responder
a lo que él me contestara!
6 Pero él no usaría la fuerza como argumento,
sino que me escucharía
7 y reconocería que tengo la razón;
me declararía inocente,
¡me dejaría libre para siempre!
8 Pero busco a Dios en el oriente, y no está allí;
lo busco en el occidente, y no lo encuentro.
9 Me dirijo al norte, y no lo veo;
me vuelvo al sur, y no lo percibo. […]
16 Dios, el Todopoderoso,
me tiene acobardado.
17 ¡Ojala la noche me hiciera desaparecer
y me envolviera la oscuridad!
Salmo: 22:1-15
1 Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has desamparado? *
¿Por qué estás lejos de mi súplica, y de las palabras de mi clamor?
2 Dios mío, clamo de día, y no respondes; *
de noche también, y no hay para mí reposo.
3 Pero tú eres el Santo, *
entronizado sobre las alabanzas de Israel.
4 En ti esperaron nuestros antepasados; *
esperaron, y tú los libraste.
5 Clamaron a ti, y fueron librados; *
confiaron en ti, y no fueron avergonzados.
6 Mas yo soy gusano, y no hombre, *
oprobio de todos y desprecio del pueblo.
7 Todos los que me ven, escarnecen de mí; *
estiran los labios y menean la cabeza, diciendo:
8 “Acudió al Señor, líbrele él; *
sálvele, si tanto lo quiere”.
9 Pero tú eres el que me sacó del vientre, *
y me tenías confiado en los pechos de mi madre.
10 A ti fui entregado antes de nacer, *
desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios.
11 No te alejes de mí, porque la angustia está cerca, *
porque no hay quien ayude.
12 Me rodean muchos novillos; *
fuertes toros de Basán me circundan.
13 Abren sobre mí las bocas, *
como león rapante y rugiente.
14 Soy derramado como aguas; todos mis huesos se descoyuntan; *
mi corazón, como cera, se derrite en mis entrañas.
15 Como un tiesto está seca mi boca; mi lengua se pega al paladar; *
y me has puesto en el polvo de la muerte.
Antiguo Testamento: Amos 5:6-7,10-15
6 Acudan al Señor, y vivirán;
de otro modo él enviará fuego sobre el reino de Israel,
y no habrá en Betel quien lo apague.
7 ¡Ay de ustedes, que convierten la justicia en amargura
y arrojan por los suelos el derecho! […]
10 ¡Ay de ustedes, que odian al defensor de la justicia
y detestan al testigo honrado!
11 Puesto que pisotean al pobre
y le cobran impuestos de trigo,
no podrán vivir en las casas de piedra que han construido,
ni beberán el vino de los viñedos que han plantado.
12 Yo conozco sus muchas maldades
y sus pecados sin fin:
oprimen al justo, reciben soborno
y en los tribunales hacen que el pobre pierda su causa.
13 Por eso el que es sabio se calla,
porque el tiempo es malo.
14 Busquen el bien y no el mal, y vivirán;
así será verdad lo que ustedes dicen:
que el Señor, el Dios todopoderoso, está con ustedes.
15 ¡Odien el mal! ¡Amen el bien!
Asegúrense de que en los tribunales se haga justicia;
quizá entonces el Señor, el Dios todopoderoso,
tendrá piedad de los sobrevivientes de Israel.
Salmo: 90:12-17
12 Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, *
que traigamos al corazón sabiduría.
13 Vuélvete, oh Señor, ¿hasta cuándo tardarás? *
Ten compasión de tus siervos.
14 Por la mañana sácianos de tu misericordia, *
y así cantaremos y nos alegraremos todos nuestros días.
15 Alégranos conforme a los días que nos afligiste, *
y a los años en que sufrimos desdichas.
16 Que tus siervos vean tus obras, *
y su descendencia tu gloria.
17 Sea la bondad del Señor nuestro Dios sobre nosotros, *
y haga prosperar las obras de nuestras manos;
sí, haga prosperar nuestras obras.
Nuevo Testamento: Hebreos 4:12-16
12 La palabra de Dios tiene vida y poder. Es más cortante que cualquier espada de dos filos, y penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta lo más íntimo de la persona; y somete a juicio los pensamientos y las intenciones del corazón. 13 Nada de lo que Dios ha creado puede esconderse de él; todo está claramente expuesto ante aquel a quien tenemos que rendir cuentas.
14 Jesús, el Hijo de Dios, es nuestro gran Sumo sacerdote que ha entrado en el cielo. Por eso debemos seguir firmes en la fe que profesamos. 15 Pues nuestro Sumo sacerdote puede compadecerse de nuestra debilidad, porque él también estuvo sometido a las mismas pruebas que nosotros; sólo que él jamás pecó. 16 Acerquémonos, pues, con confianza al trono de nuestro Dios amoroso, para que él tenga misericordia de nosotros y en su bondad nos ayude en la hora de necesidad.
El Evangelio: Marcos 10:17-31
17 Cuando Jesús iba a seguir su viaje, llegó un hombre corriendo, se puso de rodillas delante de él y le preguntó: —Maestro bueno, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?
18 Jesús le contestó: —¿Por qué me llamas bueno? Bueno solamente hay uno: Dios. 19 Ya sabes los mandamientos: “No mates, no cometas adulterio, no robes, no digas mentiras en perjuicio de nadie ni engañes; honra a tu padre y a tu madre.”
20 El hombre le dijo: —Maestro, todo eso lo he cumplido desde joven.
21 Jesús lo miró con cariño, y le contestó: —Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres. Así tendrás riqueza en el cielo. Luego ven y sígueme.
22 El hombre se afligió al oír esto; y se fue triste, porque era muy rico.
23 Jesús miró entonces alrededor, y dijo a sus discípulos: —¡Qué difícil va a ser para los ricos entrar en el reino de Dios!
24 Estas palabras dejaron asombrados a los discípulos, pero Jesús les volvió a decir: —Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! 25 Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja, que para un rico entrar en el reino de Dios.
26 Al oírlo, se asombraron más aún, y se preguntaban unos a otros: —¿Y quién podrá salvarse?
27 Jesús los miró y les contestó: —Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para él todo es posible.
28 Pedro comenzó a decirle: —Nosotros hemos dejado todo lo que teníamos, y te hemos seguido.
29 Jesús respondió: —Les aseguro que cualquiera que por mi causa y por aceptar el evangelio haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos, o terrenos, 30 recibirá ahora en la vida presente cien veces más en casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y terrenos, aunque con persecuciones; y en la vida venidera recibirá la vida eterna. 31 Pero muchos que ahora son los primeros, serán los últimos; y muchos que ahora son los últimos, serán los primeros.
Más recursos para Propio 23B
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Las lecturas del Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y los Evangelios provienen de la Biblia Nueva Versión Estándar Revisada: Edición Anglicana, copyright 1989, 1995, División de Educación Cristiana del Consejo Nacional de las Iglesias de Cristo en los Estados Unidos de América. Usado con permiso. Todos los derechos reservados.
Las Colectas, Salmos y Cánticos son del Libro de Oración Común, 1979.
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