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Decimonoveno Domingo después de Pentecostés
Propio 22
La Colecta:
Omnipotente y sempiterno Dios, tú estás siempre más presto a escuchar que nosotros a orar, y a ofrecer más de lo que deseamos o merecemos: Derrama sobre nosotros la abundancia de tu misericordia, perdonándonos todo aquello que perturba nuestra conciencia, y otorgándonos aquello que no somos dignos de pedirte, sino por los méritos y mediación de Jesucristo nuestro Salvador; que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
Antiguo Testamento: Éxodo 20:1-4, 7-9, 12-20
1 Dios habló, y dijo todas estas palabras:
2 «Yo soy el Señor tu Dios, que te sacó de Egipto, donde eras esclavo.
3 »No tengas otros dioses aparte de mí.
4 »No te hagas ningún ídolo ni figura de lo que hay arriba en el cielo, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en el mar debajo de la tierra.
7 »No hagas mal uso del nombre del Señor tu Dios, pues él no dejará sin castigo al que use mal su nombre.
8 »Acuérdate del sábado, para consagrarlo al Señor. 9 Trabaja seis días y haz en ellos todo lo que tengas que hacer.
12 »Honra a tu padre y a tu madre, para que vivas una larga vida en la tierra que te da el Señor tu Dios.
13 »No mates.
14 »No cometas adulterio.
15 »No robes.
16 »No digas mentiras en perjuicio de tu prójimo.
17 »No codicies la casa de tu prójimo: no codicies su mujer, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que le pertenezca.»
18 Todos los israelitas fueron testigos de los truenos y relámpagos, del sonido de trompetas y del monte envuelto en humo; pero tenían miedo y se mantenían alejados. 19 Así que le dijeron a Moisés: —Háblanos tú, y obedeceremos; pero que no nos hable Dios, no sea que muramos.
20 Y Moisés les contestó: —No tengan miedo. Dios ha venido para ponerlos a prueba y para que siempre sientan temor de él, a fin de que no pequen.
Salmo: 19
1 Los cielos proclaman la gloria de Dios, *
y la bóveda celeste pregona las obras de sus manos.
2 Un día emite palabra al otro día, *
y una noche a la otra noche imparte sabiduría.
3 Aunque no hay palabras, ni lenguaje, *
ni son oídas sus voces,
4 Por toda la tierra salió su sonido, *
y hasta el extremo del mundo su mensaje.
5 En el mar puso tabernáculo para el sol, *
y éste, como esposo que sale de su alcoba,
se alegra cual paladín para correr su camino.
6 De un extremo de los cielos es su salida, y su curso hasta el término de ellos; *
nada hay que se esconda de su calor.
7 La ley del Señor es perfecta, que aviva el alma; *
el testimonio del Señor es fiel, que hace sabio al sencillo.
8 Los mandamientos del Señor son rectos, que alegran el corazón; *
el precepto del Señor es claro, que alumbra los ojos.
9 El temor del Señor es limpio, que permanece para siempre; *
los juicios del Señor son verdad, completamente justos.
10 Deseables son, más que el oro, más que oro fino; *
dulce más que miel, que la que destila del panal.
11 Tu siervo es además por ellos alumbrado, *
y al guardarlos hay grande galardón.
12 ¿Quién podrá entender sus propios errores? *
Líbrame de los que me son ocultos.
13 Preserva también a tu siervo de las soberbias, que no se enseñoreen de mí; *
entonces seré íntegro, y estaré limpio del gran pecado.
14 Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, *
oh Señor, Roca mía y Redentor mío.
Antiguo Testamento: Isaías 5:1-7
1 Voy a entonar en nombre de mi mejor amigo
el canto dedicado a su viñedo.
Mi amigo tenía un viñedo
en un terreno muy fértil.
2 Removió la tierra, la limpió de piedras
y plantó cepas de la mejor calidad.
En medio del sembrado levantó una torre
y preparó también un lugar donde hacer el vino.
Mi amigo esperaba del viñedo uvas dulces,
pero las uvas que éste dio fueron agrias.
3 Ahora, habitantes de Jerusalén, gente de Judá,
digan ustedes quién tiene la culpa,
si mi viñedo o yo.
4 ¿Había algo más que hacerle a mi viñedo?
¿Hay algo que yo no le haya hecho?
Yo esperaba que diera uvas dulces,
¿por qué, entonces, dio uvas agrias?
5 Pues bien, les voy a decir
qué pienso hacer con mi viñedo:
voy a quitarle la cerca, para que lo destruyan;
voy a agrietarle el muro, para que lo pisoteen;
6 voy a dejarlo abandonado.
No lo podarán ni lo desyerbarán,
y se llenará de espinos y maleza.
Voy a ordenar a las nubes
que no envíen su lluvia sobre él.
7 El viñedo del Señor todopoderoso,
su sembrado preferido,
es el país de Israel,
el pueblo de Judá.
El Señor esperaba de ellos respeto a su ley,
y sólo encuentra asesinatos;
esperaba justicia,
y sólo escucha gritos de dolor.
Salmo: 80:7-14
7 Oh Dios de los Ejércitos, restáuranos; *
haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.
8 Sacaste una vid de Egipto; *
expulsaste a las naciones, y la plantaste.
9 Preparaste sitio para ella; *
se arraigó y llenó la tierra.
10 Los montes fueron cubiertos por su sombra, *
y los cedros altísimos por sus ramas.
11 Hiciste extender sus vástagos hasta el mar, *
y hasta el río, sus renuevos.
12 ¿Por qué destruiste sus vallados, *
y la saquean los viandantes?
13 La pisoteaban los jabalíes del bosque, *
y la comían las bestias silvestres.
14 Vuélvete ahora, oh Dios de los Ejércitos,
mira desde el cielo; considera, y visita esta viña; *
preserva lo que plantó tu diestra.
Nuevo Testamento: Filipenses 3:4b-14
4 Nadie tendría más razones que yo para confiar en las cosas externas: 5 me circuncidaron a los ocho días de nacer, soy de raza israelita, pertenezco a la tribu de Benjamín, soy hebreo e hijo de hebreos. En cuanto a la interpretación de la ley judía, fui del partido fariseo; 6 era tan fanático, que perseguía a los de la iglesia; y en cuanto a la justicia que se basa en el cumplimiento de la ley, era irreprochable. 7 Pero todo esto, que antes valía mucho para mí, ahora, a causa de Cristo, lo tengo por algo sin valor. 8 Aún más, a nada le concedo valor si lo comparo con el bien supremo de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por causa de Cristo lo he perdido todo, y todo lo considero basura a cambio de ganarlo a él 9 y encontrarme unido a él; no con una justicia propia, adquirida por medio de la ley, sino con la justicia que se adquiere por la fe en Cristo, la que da Dios con base en la fe. 10 Lo que quiero es conocer a Cristo, sentir en mí el poder de su resurrección y la solidaridad en sus sufrimientos; haciéndome semejante a él en su muerte, 11 espero llegar a la resurrección de los muertos.
12 No quiero decir que ya lo haya conseguido todo, ni que ya sea perfecto; pero sigo adelante con la esperanza de alcanzarlo, puesto que Cristo Jesús me alcanzó primero. 13 Hermanos, no digo que yo mismo ya lo haya alcanzado; lo que sí hago es olvidarme de lo que queda atrás y esforzarme por alcanzar lo que está delante, 14 para llegar a la meta y ganar el premio celestial que Dios nos llama a recibir por medio de Cristo Jesús.
El Evangelio: Mateo 21:33-46
Jesús les dijo: 33 «Escuchen otra parábola: El dueño de una finca plantó un viñedo y le puso un cerco; preparó un lugar donde hacer el vino y levantó una torre para vigilarlo todo. Luego alquiló el terreno a unos labradores y se fue de viaje. 34 Cuando llegó el tiempo de la cosecha, mandó unos criados a pedir a los labradores la parte que le correspondía. 35 Pero los labradores echaron mano a los criados: golpearon a uno, mataron a otro y apedrearon a otro. 36 El dueño volvió a mandar más criados que al principio; pero los labradores los trataron a todos de la misma manera.
37 »Por fin mandó a su propio hijo, pensando: “Sin duda, respetarán a mi hijo.” 38 Pero cuando vieron al hijo, los labradores se dijeron unos a otros: “Éste es el que ha de recibir la herencia; matémoslo y nos quedaremos con su propiedad.” 39 Así que lo agarraron, lo sacaron del viñedo y lo mataron.
40 »Y ahora, cuando venga el dueño del viñedo, ¿qué creen ustedes que hará con esos labradores?
41 Le contestaron: —Matará sin compasión a esos malvados, y alquilará el viñedo a otros labradores que le entreguen a su debido tiempo la parte de la cosecha que le corresponde.
42 Jesús entonces les dijo: —¿Nunca han leído ustedes las Escrituras? Dicen:
“La piedra que los constructores despreciaron
se ha convertido en la piedra principal.
Esto lo hizo el Señor,
y estamos maravillados.”
43 Por eso les digo que a ustedes se les quitará el reino, y que se le dará a un pueblo que produzca la debida cosecha. 44 En cuanto a la piedra, cualquiera que caiga sobre ella quedará hecho pedazos; y si la piedra cae sobre alguien, lo hará polvo.
45 Los jefes de los sacerdotes y los fariseos, al oír las parábolas que Jesús contaba, se dieron cuenta de que hablaba de ellos. 46 Quisieron entonces arrestarlo, pero tenían miedo, porque la gente creía que Jesús era un profeta.
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Las lecturas del Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y los Evangelios provienen de la Biblia Nueva Versión Estándar Revisada: Edición Anglicana, copyright 1989, 1995, División de Educación Cristiana del Consejo Nacional de las Iglesias de Cristo en los Estados Unidos de América. Usado con permiso. Todos los derechos reservados.
Las Colectas, Salmos y Cánticos son del Libro de Oración Común, 1979.
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