Calendario Litúrgico

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Decimocuarto Domingo después de Pentecostés

Propio 19

La Colecta:

Oh Dios, puesto que sin ti no podemos complacerte: Concede, por tu misericordia, que tu Espíritu Santo dirija y gobierne nuestros corazones; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.

Antiguo Testamento: Jeremías 4:11-12, 22-28

11 Cuando llegue ese momento, 
se dirá al pueblo de Jerusalén: 
«Un viento caliente del desierto 
sopla en dirección de mi pueblo. 
No es la brisa que sirve 
para limpiar de paja el trigo; 
12 el viento que yo haré venir 
será demasiado fuerte para eso, 
pues ahora voy a dictar sentencia contra ellos.»  […] 

22 «Mi pueblo es estúpido, no me conoce 
—dice el Señor. 
Son hijos sin juicio, que no reflexionan. 
Les sobra talento para hacer el mal, 
pero no saben hacer el bien.» 

23 Miré a la tierra, y era un desierto sin forma; 
miré al cielo, y no había luz. 
24 Miré a los montes, y estaban temblando; 
todas las colinas se estremecían. 
25 Miré y ya no había ningún hombre, 
y todas las aves se habían escapado. 
26 Miré y vi los jardines convertidos en desierto, 
y todas las ciudades estaban en ruinas. 
La ira terrible del Señor 
había causado todo esto. 

27 El Señor dice: 
«Toda la tierra será arrasada, 
pero no la destruiré totalmente. 
28 La tierra se llenará de tristeza 
y el cielo se pondrá de luto.
He hablado, y no me arrepentiré; 
lo he resuelto, y no me volveré atrás.»

Salmo: 14

1     Dijo el necio: “No hay Dios”. *
           Se han corrompido todos, hicieron obras abominables; 
           no hay quien haga bien.
2     El Señor mira desde los cielos sobre el género humano, *
           para ver si hay algún entendido, que busque a Dios.
3     Todos se desviaron, a una se han corrompido; *
           no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.
4     ¿No tienen discernimiento, todos los que hacen iniquidad, *
           que devoran a mi pueblo como si comiesen pan, y al Señor no invocan?
5     ¡Mira! Ellos temblaron de espanto, *
           porque Dios está con la generación de los justos.
6     Del consejo de los afligidos se han burlado, *
           pero el Señor es su refugio.
7     ¡Ojalá que de Sión saliera la salvación de Israel! *
           Cuando el Señor hiciere volver la suerte de su pueblo,
           se gozará Jacob, y se alegrará Israel.

Nuevo Testamento: 1 Timoteo 1:12-17

12 Doy gracias a aquel que me ha dado fuerzas, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me ha considerado fiel y me ha puesto a su servicio, 13 a pesar de que yo antes decía cosas ofensivas contra él, lo perseguía y lo insultaba. Pero Dios tuvo misericordia de mí, porque yo todavía no era creyente y no sabía lo que hacía. 14 Y nuestro Señor derramó abundantemente su gracia sobre mí, y me dio la fe y el amor que podemos tener gracias a Cristo Jesús. 

15 Esto es muy cierto, y todos deben creerlo: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. 16 Pero Dios tuvo misericordia de mí, para que Jesucristo mostrara en mí toda su paciencia. Así yo vine a ser ejemplo de los que habían de creer en él para obtener la vida eterna. 17 ¡Honor y gloria para siempre al Rey eterno, al inmortal, invisible y único Dios! Amén. 

El Evangelio: Lucas 15:1-10

1 Todos los que cobraban impuestos para Roma y otra gente de mala fama se acercaban a Jesús, para oírlo. 2 Los fariseos y los maestros de la ley lo criticaban por esto, diciendo: —Éste recibe a los pecadores y come con ellos. 

3 Entonces Jesús les dijo esta parábola: 4 «¿Quién de ustedes, si tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las otras noventa y nueve en el campo y va en busca de la oveja perdida, hasta encontrarla? 5 Y cuando la encuentra, contento la pone sobre sus hombros, 6 y al llegar a casa junta a sus amigos y vecinos, y les dice: “Alégrense conmigo, porque ya encontré la oveja que se me había perdido.” 7 Les digo que así también hay más alegría en el cielo por un pecador que se convierte que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse. 

8 »O bien, ¿qué mujer que tiene diez monedas y pierde una de ellas, no enciende una lámpara y barre la casa buscando con cuidado hasta encontrarla? 9 Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, y les dice: “Alégrense conmigo, porque ya encontré la moneda que había perdido.” 10 Les digo que así también hay alegría entre los ángeles de Dios por un pecador que se convierte.»

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Las lecturas del Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y los Evangelios provienen de la Biblia Nueva Versión Estándar Revisada: Edición Anglicana, copyright 1989, 1995, División de Educación Cristiana del Consejo Nacional de las Iglesias de Cristo en los Estados Unidos de América. Usado con permiso. Todos los derechos reservados.

Las Colectas, Salmos y Cánticos son del Libro de Oración Común, 1979.

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