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Décimo Domingo después de Pentecostés
Propio 15
La Colecta:
Dios omnipotente, por nosotros entregaste a tu Hijo único como sacrificio por los pecados y como ejemplo de vida piadosa: Danos gracia para recibir con gratitud los frutos de su obra redentora, y seguir de día en día las huellas benditas de su santísima vida; por Jesucristo tu Hijo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.
Antiguo Testamento: Isaías 5:1-7
1 Voy a entonar en nombre de mi mejor amigo
el canto dedicado a su viñedo.
Mi amigo tenía un viñedo
en un terreno muy fértil.
2 Removió la tierra, la limpió de piedras
y plantó cepas de la mejor calidad.
En medio del sembrado levantó una torre
y preparó también un lugar donde hacer el vino.
Mi amigo esperaba del viñedo uvas dulces,
pero las uvas que éste dio fueron agrias.
3 Ahora, habitantes de Jerusalén, gente de Judá,
digan ustedes quién tiene la culpa,
si mi viñedo o yo.
4 ¿Había algo más que hacerle a mi viñedo?
¿Hay algo que yo no le haya hecho?
Yo esperaba que diera uvas dulces,
¿por qué, entonces, dio uvas agrias?
5 Pues bien, les voy a decir
qué pienso hacer con mi viñedo:
voy a quitarle la cerca, para que lo destruyan;
voy a agrietarle el muro, para que lo pisoteen;
6 voy a dejarlo abandonado.
No lo podarán ni lo desyerbarán,
y se llenará de espinos y maleza.
Voy a ordenar a las nubes
que no envíen su lluvia sobre él.
7 El viñedo del Señor todopoderoso,
su sembrado preferido,
es el país de Israel,
el pueblo de Judá.
El Señor esperaba de ellos respeto a su ley,
y sólo encuentra asesinatos;
esperaba justicia,
y sólo escucha gritos de dolor.
Salmo: 80:1-2, 8-18
1 Oh Pastor de Israel, escucha, tú que pastoreas a José como a un rebaño; *
tú que te sientas sobre querubines, resplandece.
2 Ante Efraín, Benjamín y Manasés, *
despierta tu poder, y ven a salvarnos.
8 Sacaste una vid de Egipto; *
expulsaste a las naciones, y la plantaste.
9 Preparaste sitio para ella; *
se arraigó y llenó la tierra.
10 Los montes fueron cubiertos por su sombra, *
y los cedros altísimos por sus ramas.
11 Hiciste extender sus vástagos hasta el mar, *
y hasta el río, sus renuevos.
12 ¿Por qué destruiste sus vallados, *
y la saquean los viandantes?
13 La pisoteaban los jabalíes del bosque, *
y la comían las bestias silvestres.
14 Vuélvete ahora, oh Dios de los Ejércitos,
mira desde el cielo; considera, y visita esta viña; *
preserva lo que plantó tu diestra.
15 La han talado, y le han prendido fuego; *
perezcan por la reprensión de tu rostro.
16 Sea tu mano sobre el varón de tu diestra, *
el hijo del hombre que para ti fortaleciste.
17 Por ello, nunca nos apartaremos de ti; *
danos vida, para que invoquemos tu Nombre.
18 Señor Dios de los Ejércitos, restáuranos; *
haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.
Antiguo Testamento: Jeremías 23:23-29
23 El Señor afirma:
«Lejos o cerca, yo soy Dios.
24 ¿Quién podrá esconderse de mi vista?
Con mi presencia lleno el cielo y la tierra.
Yo, el Señor, lo afirmo.
25 »He oído las mentiras de esos profetas que pretenden hablar en mi nombre y comunicarse en sueños conmigo. 26 ¿Hasta cuándo esos profetas van a seguir anunciando cosas falsas, inventos de su propia fantasía? 27 Con los sueños que se cuentan unos a otros, pretenden hacer que mi pueblo se olvide de mí, como también sus antepasados me olvidaron y se fueron tras Baal. 28-29 ¡Si un profeta tiene un sueño, que diga que es un sueño, pero si recibe mi palabra, que la anuncie fielmente! No se puede comparar la paja con el trigo. Mi palabra es como el fuego, como un martillo que hace pedazos la roca. Yo, el Señor, lo afirmo.»
Salmo: 82
1 Dios preside en la asamblea divina; *
en medio de los dioses juzga.
2 “¿Hasta cuándo juzgarán injustamente, *
y mostrarán parcialidad a los malvados?
3 Defiendan al desvalido y al huérfano; *
vindiquen al afligido y al menesteroso.
4 Rescaten a los débiles y a los pobres; *
de mano de los malvados líbrenlos.
5 Ellos no saben, no entienden, caminan a oscuras; *
tiemblan todos los cimientos de la tierra.
6 He dicho que ustedes son dioses, *
y todos hijos del Altísimo.
7 Sin embargo, morirán como mortales, *
y caerán como cualquier príncipe”.
8 Levántate, oh Dios, y reina en la tierra; *
entra en posesión de todas las naciones.
Nuevo Testamento: Hebreos 11:29-12:2
29 Por fe, los israelitas pasaron el Mar Rojo como si fuera tierra seca; luego, cuando los egipcios quisieron hacer lo mismo, se ahogaron.
30 Por fe cayeron los muros de la ciudad de Jericó, después que los israelitas marcharon alrededor de ellos durante siete días. 31 Y por fe, Rahab, la prostituta, no murió junto con los desobedientes, porque ella había recibido amistosamente a los espías de Israel.
32 ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, de Samuel y de los profetas. 33 Por la fe conquistaron países, impartieron justicia, recibieron lo que Dios había prometido, cerraron la boca de los leones, 34 apagaron fuegos violentos, escaparon de ser muertos a filo de espada, sacaron fuerzas de flaqueza y llegaron a ser poderosos en la guerra, venciendo a los ejércitos enemigos. 35 Hubo mujeres que recibieron otra vez con vida a sus familiares muertos.
Otros murieron en el tormento, sin aceptar ser liberados, a fin de resucitar a una vida mejor. 36 Otros sufrieron burlas y azotes, y hasta cadenas y cárceles. 37 Y otros fueron muertos a pedradas, aserrados por la mitad o muertos a filo de espada; anduvieron de un lado a otro vestidos sólo de piel de oveja y de cabra; pobres, afligidos y maltratados. 38 Estos hombres, que el mundo ni siquiera merecía, anduvieron sin rumbo fijo por los desiertos, y por los montes, y por las cuevas y las cavernas de la tierra.
39 Sin embargo, ninguno de ellos recibió lo que Dios había prometido, aunque fueron aprobados por la fe que tenían; 40 porque Dios, teniéndonos en cuenta a nosotros, había dispuesto algo mejor, para que solamente en unión con nosotros fueran ellos hechos perfectos.
1 Por eso, nosotros, teniendo a nuestro alrededor tantas personas que han demostrado su fe, dejemos a un lado todo lo que nos estorba y el pecado que nos enreda, y corramos con fortaleza la carrera que tenemos por delante. 2 Fijemos nuestra mirada en Jesús, pues de él procede nuestra fe y él es quien la perfecciona. Jesús soportó la cruz, sin hacer caso de lo vergonzoso de esa muerte, porque sabía que después del sufrimiento tendría gozo y alegría; y se sentó a la derecha del trono de Dios.
El Evangelio: Lucas 12:49-56
49 Jesús dijo: «Yo he venido a prender fuego en el mundo; y ¡cómo quisiera que ya estuviera ardiendo! 50 Tengo que pasar por una terrible prueba, y ¡cómo sufro hasta que se lleve a cabo! 51 ¿Creen ustedes que he venido a traer paz a la tierra? Les digo que no, sino división. 52 Porque de hoy en adelante, cinco en una familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres. 53 El padre estará contra su hijo y el hijo contra su padre; la madre contra su hija y la hija contra su madre; la suegra contra su nuera y la nuera contra su suegra.»
54 Jesús también dijo a la gente: «Cuando ustedes ven que las nubes se levantan por occidente, dicen que va a llover, y así sucede. 55 Y cuando el viento sopla del sur, dicen que va a hacer calor, y lo hace. 56 ¡Hipócritas! Si saben interpretar tan bien el aspecto del cielo y de la tierra, ¿cómo es que no saben interpretar el tiempo en que viven?»
Más recursos para Propio 15C
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Las lecturas del Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y los Evangelios provienen de la Biblia Nueva Versión Estándar Revisada: Edición Anglicana, copyright 1989, 1995, División de Educación Cristiana del Consejo Nacional de las Iglesias de Cristo en los Estados Unidos de América. Usado con permiso. Todos los derechos reservados.
Las Colectas, Salmos y Cánticos son del Libro de Oración Común, 1979.
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