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Undécimo Domingo después de Pentecostés
Propio 14
La Colecta:
Otórganos, te suplicamos, oh Señor, el espíritu de pensar y hacer siempre lo justo; para que nosotros, que sin ti no podemos existir, seamos capaces, con tu ayuda, de vivir según tu voluntad; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
Antiguo Testamento: Génesis 37:1-4, 12-28
1 Jacob se quedó a vivir en Canaán, donde su padre había vivido por algún tiempo. 2 Ésta es la historia de la familia de Jacob.
Cuando José era un muchacho de diecisiete años, cuidaba las ovejas junto con sus hermanos, los hijos de Bilhá y de Zilpá, que eran las concubinas de su padre. Y José llevaba a su padre quejas de la mala conducta de sus hermanos.
3 Israel quería a José más que a sus otros hijos, porque había nacido cuando él ya era viejo. Por eso le hizo una túnica muy elegante. 4 Pero al darse cuenta sus hermanos de que su padre lo quería más que a todos ellos, llegaron a odiarlo y ni siquiera lo saludaban.
12 Un día los hermanos de José fueron a Siquem, buscando pastos para las ovejas de su padre. 13 Entonces Israel le dijo a José: —Mira, tus hermanos están en Siquem cuidando las ovejas. Quiero que vayas a verlos.
—Iré con mucho gusto —contestó José.
14 —Bueno —dijo Israel—, ve y fíjate cómo están tus hermanos y las ovejas, y regresa luego a traerme la noticia.
Israel mandó a José desde el valle de Hebrón, y cuando José llegó a Siquem, 15 se perdió por el campo. Entonces un hombre lo encontró y le preguntó: —¿Qué andas buscando?
16 —Ando buscando a mis hermanos —respondió José—. ¿Podría usted decirme dónde están cuidando las ovejas?
17 —Ya se fueron de aquí —dijo el hombre—. Les oí decir que se iban a Dotán.
José fue en busca de sus hermanos y los encontró en Dotán. 18 Ellos lo vieron venir a lo lejos, y antes de que se acercara hicieron planes para matarlo. 19 Se dijeron unos a otros: —¡Miren, ahí viene el de los sueños! 20 Vengan, vamos a matarlo; luego lo echaremos a un pozo y diremos que un animal salvaje se lo comió. ¡Y vamos a ver qué pasa con sus sueños!
21 Cuando Rubén oyó esto, quiso librarlo de sus hermanos, y dijo: —No lo matemos. 22 No derramen sangre. Échenlo a este pozo que está en el desierto, pero no le pongan la mano encima.
Rubén dijo esto porque quería poner a salvo a José y devolvérselo a su padre; 23 pero cuando José llegó a donde estaban sus hermanos, ellos le quitaron la túnica que llevaba puesta, 24 lo agarraron y lo echaron al pozo, que estaba vacío y seco. 25 Después se sentaron a comer.
En esto, vieron venir una caravana de ismaelitas que venían de Galaad y que traían en sus camellos perfumes, bálsamo y mirra, para llevarlos a Egipto. 26 Entonces Judá les dijo a sus hermanos: —¿Qué ganamos con matar a nuestro hermano, y después tratar de ocultar su muerte? 27 Es mejor que lo vendamos a los ismaelitas y no que lo matemos, porque después de todo es nuestro hermano.
Sus hermanos estuvieron de acuerdo con él, 28 y cuando los comerciantes madianitas pasaron por allí, los hermanos de José lo sacaron del pozo y lo vendieron a los ismaelitas por veinte monedas de plata. Así se llevaron a José a Egipto.
Salmo: 105:1-6, 16-22, 45b
1 Den gracias al Señor, invoquen su Nombre; *
den a conocer sus hazañas entre los pueblos.
2 Cántenle, cántenle alabanzas; *
hablen de todas sus obras maravillosas.
3 Gloríense en su santo Nombre; *
alégrese el corazón de los que buscan al Señor.
4 Busquen al Señor y su poder; *
busquen continuamente su rostro.
5 Acuérdense de las maravillas que él ha hecho, *
de los prodigios y de los juicios de su boca,
6 Oh vástago de Abrahán, su siervo, *
oh hijos de Jacob, su escogido.
16 Entonces trajo hambre sobre la tierra, *
cortando el sustento de pan.
17 Envió un varón delante de ellos, *
a José, que fue vendido como esclavo.
18 Le trabaron los pies con grillos; *
le pusieron argolla en el cuello.
19 Hasta la hora en que se cumplió su predicción, *
la palabra del Señor le probó.
20 Mandó el rey, y le soltó; *
el soberano de los pueblos lo libertó.
21 Lo puso por dueño de su casa, *
por administrador de todas sus posesiones,
22 Para que instruyera a sus príncipes según su voluntad, *
y a sus ancianos enseñara sabiduría. ¡Aleluya!
Antiguo Testamento: 1 Reyes 19:9-18
9 Al llegar, entró en una cueva, y allí pasó la noche. Pero el Señor se dirigió a él, y le dijo: «¿Qué haces aquí, Elías?»
10 Él respondió: «He sentido mucho celo por ti, Señor, Dios todopoderoso, porque los israelitas han abandonado tu alianza y derrumbado tus altares, y a filo de espada han matado a tus profetas. Sólo yo he quedado, y me están buscando para quitarme la vida.»
11 Y el Señor le dijo: «Sal fuera y quédate de pie ante mí, sobre la montaña.»
En aquel momento pasó el Señor, y un viento fuerte y poderoso desgajó la montaña y partió las rocas ante el Señor; pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento hubo un terremoto; pero el Señor tampoco estaba en el terremoto. 12 Y tras el terremoto hubo un fuego; pero el Señor no estaba en el fuego. Pero después del fuego se oyó un sonido suave y delicado. 13 Al escucharlo, Elías se cubrió la cara con su capa, y salió y se quedó a la entrada de la cueva. En esto llegó a él una voz que le decía: «¿Qué haces ahí, Elías?»
14 Él contestó: «He sentido mucho celo por ti, Señor, Dios todopoderoso, porque los israelitas han abandonado tu alianza y derrumbado tus altares, y a filo de espada han matado a tus profetas. Sólo yo he quedado, y me andan buscando para quitarme la vida.»
15 Entonces el Señor le dijo: «Anda, regresa por donde viniste al desierto de Damasco. Ve y consagra a Hazael como rey de Siria, 16 y a Jehú, nieto de Nimsí, como rey de Israel; a Eliseo, hijo de Safat, del pueblo de Abel-meholá, conságralo como profeta en lugar tuyo. 17 De esta manera, a quien escape de la espada de Hazael, lo matará Jehú, y a quien escape de la espada de Jehú, lo matará Eliseo. 18 No obstante, yo dejaré en Israel siete mil personas que no se han arrodillado ante Baal ni lo han besado.»
Salmo: 85:8-13
8 Escucharé lo que dice el Señor Dios; *
porque anuncia paz a su pueblo fiel, a los que se convierten de corazón.
9 Ciertamente cercana está su salvación a cuantos le temen, *
para que habite su gloria en nuestra tierra.
10 La misericordia y la verdad se encontraron; *
la justicia y la paz se besaron.
11 La verdad brotará de la tierra, *
y la justicia mirará desde los cielos.
12 En verdad el Señor dará la lluvia, *
y nuestra tierra dará su fruto.
13 La justicia irá delante de él, *
y la paz será senda para sus pasos.
Nuevo Testamento: Romanos 10:5-15
5 De la justicia basada en la ley, Moisés escribió esto: «La persona que cumpla la ley, vivirá por ella.» 6 Pero de la justicia basada en la fe, se dice: «No pienses: “¿Quién subirá al cielo?” —esto es, para hacer que Cristo baje—; 7 o “¿Quién bajará al abismo?”» —esto es, para hacer que Cristo suba de entre los muertos. 8 ¿Qué es, pues, lo que dice?: «La palabra está cerca de ti, en tu boca y en tu corazón.» Esta palabra es el mensaje de fe que predicamos. 9 Si con tu boca reconoces a Jesús como Señor, y con tu corazón crees que Dios lo resucitó, alcanzarás la salvación. 10 Pues con el corazón se cree para alcanzar la justicia, y con la boca se reconoce a Jesucristo para alcanzar la salvación.
11 La Escritura dice: «El que confíe en él, no quedará defraudado.» 12 No hay diferencia entre los judíos y los no judíos; pues el mismo Señor es Señor de todos, y da con abundancia a todos los que lo invocan. 13 Porque esto es lo que dice: «Todos los que invoquen el nombre del Señor, alcanzarán la salvación.» 14 Pero ¿cómo van a invocarlo, si no han creído en él? ¿Y cómo van a creer en él, si no han oído hablar de él? ¿Y cómo van a oír, si no hay quien les anuncie el mensaje? 15 ¿Y cómo van a anunciar el mensaje, si no son enviados? Como dice la Escritura: «¡Qué hermosa es la llegada de los que traen buenas noticias!»
El Evangelio: Mateo 14:22-33
22 Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca, para que cruzaran el lago antes que él y llegaran al otro lado mientras él despedía a la gente. 23 Cuando la hubo despedido, Jesús subió a un cerro, para orar a solas. Al llegar la noche, estaba allí él solo, 24 mientras la barca ya iba bastante lejos de tierra firme. Las olas azotaban la barca, porque tenían el viento en contra. 25 A la madrugada, Jesús fue hacia ellos caminando sobre el agua. 26 Cuando los discípulos lo vieron andar sobre el agua, se asustaron, y gritaron llenos de miedo: —¡Es un fantasma!
27 Pero Jesús les habló, diciéndoles: —¡Calma! ¡Soy yo: no tengan miedo!
28 Entonces Pedro le respondió: —Señor, si eres tú, ordena que yo vaya hasta ti sobre el agua.
29 —Ven —dijo Jesús.
Pedro entonces bajó de la barca y comenzó a caminar sobre el agua en dirección a Jesús. 30 Pero al notar la fuerza del viento, tuvo miedo; y como comenzaba a hundirse, gritó: —¡Sálvame, Señor!
31 Al momento, Jesús lo tomó de la mano y le dijo: —¡Qué poca fe tienes! ¿Por qué dudaste?
32 En cuanto subieron a la barca, se calmó el viento. 33 Entonces los que estaban en la barca se pusieron de rodillas delante de Jesús, y le dijeron: —¡En verdad tú eres el Hijo de Dios!
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Las lecturas del Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y los Evangelios provienen de la Biblia Nueva Versión Estándar Revisada: Edición Anglicana, copyright 1989, 1995, División de Educación Cristiana del Consejo Nacional de las Iglesias de Cristo en los Estados Unidos de América. Usado con permiso. Todos los derechos reservados.
Las Colectas, Salmos y Cánticos son del Libro de Oración Común, 1979.
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