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Miércoles de Semana Santa
La Colecta:
Señor Dios, cuyo bendito Hijo nuestro Salvador entregó su cuerpo a los azotes y su rostro al esputo: Otórganos tu gracia para soportar gozosamente los sufrimientos de esta vida temporal, confiados en la gloria que ha de ser revelada; por Jesucristo tu Hijo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
El Antiguo Testamento: Isaiah 50:4-9a
4 El Señor me ha instruido
para que yo consuele a los cansados
con palabras de aliento.
Todas las mañanas me hace estar atento
para que escuche dócilmente.
5 El Señor me ha dado entendimiento,
y yo no me he resistido
ni le he vuelto las espaldas.
6 Ofrecí mis espaldas para que me azotaran
y dejé que me arrancaran la barba.
No retiré la cara
de los que me insultaban y escupían.
7 El Señor es quien me ayuda:
por eso no me hieren los insultos;
por eso me mantengo firme como una roca,
pues sé que no quedaré en ridículo.
8 A mi lado está mi defensor:
¿Alguien tiene algo en mi contra?
¡Vayamos juntos ante el juez!
¿Alguien se cree con derecho a acusarme?
¡Que venga y me lo diga!
9 El Señor es quien me ayuda;
¿quién podrá condenarme?
Salmo: 70
1 Dígnate, oh Dios, librarme; *
Señor, apresúrate a socorrerme.
2 Sean avergonzados y confundidos a una, los que buscan mi vida; *
vuelvan atrás y avergüéncense, los que mi ruina desean.
3 Vuélvanse atrás, avergonzados, *
los que con malicia me dicen: “¡Ajá!”
4 Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan; *
digan siempre los que aman tu salvación: “¡Grande es el Señor!”
5 En cuanto a mí, estoy afligido y en necesidad; *
apresúrate y ven a mí, oh Dios.
6 Mi ayuda y mi libertador eres tú; *
no te tardes, oh Señor.
El Nuevo Testamento: Hebreos 12:1-3
1 Por eso, nosotros, teniendo a nuestro alrededor tantas personas que han demostrado su fe, dejemos a un lado todo lo que nos estorba y el pecado que nos enreda, y corramos con fortaleza la carrera que tenemos por delante. 2 Fijemos nuestra mirada en Jesús, pues de él procede nuestra fe y él es quien la perfecciona. Jesús soportó la cruz, sin hacer caso de lo vergonzoso de esa muerte, porque sabía que después del sufrimiento tendría gozo y alegría; y se sentó a la derecha del trono de Dios.
3 Por lo tanto, mediten en el ejemplo de Jesús, que sufrió tanta contradicción de parte de los pecadores; por eso, no se cansen ni se desanimen.
El Evangelio: Juan 13:21-32
21 Después de decir esto, Jesús se sintió profundamente conmovido, y añadió con toda claridad: —Les aseguro que uno de ustedes me va a traicionar.
22 Los discípulos comenzaron entonces a mirarse unos a otros, sin saber de quién estaba hablando. 23 Uno de ellos, a quién Jesús quería mucho, estaba junto a él, mientras cenaban, 24 y Simón Pedro le dijo por señas que le preguntara de quién estaba hablando. 25 Él, acercándose más a Jesús, le preguntó: —Señor, ¿quién es?
26 Jesús le contestó: —Voy a mojar un pedazo de pan, y a quien se lo dé, ése es.
En seguida mojó un pedazo de pan y se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote. 27 Y tan pronto como Judas recibió el pan, Satanás entró en su corazón. Jesús le dijo: —Lo que vas a hacer, hazlo pronto.
28 Pero ninguno de los que estaban cenando a la mesa entendió por qué le decía eso. 29 Como Judas era el encargado de la bolsa del dinero, algunos pensaron que Jesús le quería decir que comprara algo para la fiesta, o que diera algo a los pobres.
30 Una vez que Judas hubo recibido el pan, salió. Ya era de noche.
31 Después que Judas hubo salido, Jesús dijo: —Ahora se muestra la gloria del Hijo del hombre, y la gloria de Dios se muestra en él. 32 Y si el Hijo del hombre muestra la gloria de Dios, también Dios mostrará la gloria de él; y lo hará pronto.
Más recursos para Miércoles Santo
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Las lecturas del Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y los Evangelios provienen de la Biblia Nueva Versión Estándar Revisada: Edición Anglicana, copyright 1989, 1995, División de Educación Cristiana del Consejo Nacional de las Iglesias de Cristo en los Estados Unidos de América. Usado con permiso. Todos los derechos reservados.
Las Colectas, Salmos y Cánticos son del Libro de Oración Común, 1979.
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