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Quinto Domingo después de Epifanía
La Colecta:
Líbranos, oh Dios, de la esclavitud de nuestros pecados, y danos la libertad de esa vida abundante que nos has manifestado en tu Hijo, nuestro Salvador Jesucristo; que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.
Antiguo Testamento: Isaías 6:1-8, [9-13]
1 El año en que murió el rey Ozías, vi al Señor sentado en un trono muy alto; el borde de su manto llenaba el templo. 2 Unos seres como de fuego estaban por encima de él. Cada uno tenía seis alas. Con dos alas se cubrían la cara, con otras dos se cubrían la parte inferior del cuerpo y con las otras dos volaban. 3 Y se decían el uno al otro:
«Santo, santo, santo es el Señor todopoderoso;
toda la tierra está llena de su gloria.»
4 Al resonar esta voz, las puertas del templo temblaron, y el templo mismo se llenó de humo. 5 Y pensé: «¡Ay de mí, voy a morir! He visto con mis ojos al Rey, al Señor todopoderoso; yo, que soy un hombre de labios impuros y vivo en medio de un pueblo de labios impuros.»
6 En ese momento uno de aquellos seres como de fuego voló hacia mí. Con unas tenazas sostenía una brasa que había tomado de encima del altar, 7 y tocándome con ella la boca, me dijo:
«Mira, esta brasa ha tocado tus labios.
Tu maldad te ha sido quitada,
tus culpas te han sido perdonadas.»
8 Entonces oí la voz del Señor, que decía:
«¿A quién voy a enviar?
¿Quién será nuestro mensajero?»
Yo respondí:
«Aquí estoy yo, envíame a mí.»
9 [Y él me dijo:
«Anda y dile a este pueblo lo siguiente:
“Por más que escuchen, no entenderán;
por más que miren, no comprenderán.”
10 Entorpece la mente de este pueblo;
tápales los oídos y cúbreles los ojos
para que no puedan ver ni oír,
ni puedan entender,
para que no se vuelvan a mí
y yo no los sane.»
11 Yo le pregunté:
«¿Cuánto tiempo durará esto, Señor?»
Y él me contestó:
«Hasta que las ciudades queden destruidas
y sin ningún habitante;
hasta que las casas queden sin gente,
y los campos desiertos,
12 y el Señor haga salir desterrada a la gente,
y el país quede completamente vacío.
13 Y si aún queda una décima parte del pueblo,
también será destruida,
como cuando se corta un roble o una encina
y sólo queda el tronco.»
(Pero de ese tronco saldrá un retoño sagrado.)]
Salmo: 138
1 Te daré gracias, oh Señor, de todo corazón; *
delante de los dioses cantaré tus alabanzas.
2 Me postraré hacia tu santo templo, y alabaré tu Nombre, *
por tu amor y tu fidelidad;
3 Porque has glorificado tu Nombre, *
y tu palabra por encima de todo.
4 Cuando te invoqué, me respondiste, *
fortaleciste mi alma con vigor.
5 Te alabarán, oh Señor, todos los reyes de la tierra, *
al escuchar las palabras de tu boca.
6 Cantarán de los caminos del Señor: *
“¡Cuán grande la gloria del Señor!”
7 Aunque excelso es el Señor, cuida del humilde, *
y al altivo percibe de lejos.
8 Aunque camine entre peligros, tú me guardas seguro; *
contra la ira de mis enemigos extiendes tu mano, y tu diestra me salvará.
9 El Señor cumplirá en mí su propósito; *
tu misericordia, oh Señor, es para siempre;
no desampares la obra de tus manos.
Nuevo Testamento: 1 Corintios 15:1-11
1 Ahora, hermanos, quiero que se acuerden del evangelio que les he predicado. Éste es el evangelio que ustedes aceptaron, y en el cual están firmes. 2 También por medio de este evangelio se salvarán, si se mantienen firmes en él, tal como yo se lo anuncié; de lo contrario, habrán creído en vano.
3 En primer lugar les he enseñado la misma tradición que yo recibí, a saber, que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; 4 que lo sepultaron y que resucitó al tercer día, también según las Escrituras; 5 y que se apareció a Cefas, y luego a los doce. 6 Después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, la mayoría de los cuales vive todavía, aunque algunos ya han muerto. 7 Después se apareció a Santiago, y luego a todos los apóstoles.
8 Por último se me apareció también a mí, que soy como un niño nacido anormalmente. 9 Pues yo soy el menos importante de los apóstoles, y ni siquiera merezco llamarme apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. 10 Pero soy lo que soy porque Dios fue bueno conmigo; y su bondad para conmigo no ha resultado en vano. Al contrario, he trabajado más que todos ellos; aunque no he sido yo, sino Dios, que en su bondad me ha ayudado. 11 Lo que importa es que, tanto yo como ellos, esto es lo que hemos predicado, y esto es lo que ustedes han creído.
El Evangelio: Lucas 5:1-11
1 En una ocasión, estando Jesús a orillas del Lago de Genesaret, se sentía apretujado por la multitud que quería oír el mensaje de Dios. 2 Jesús vio dos barcas en la playa. Los pescadores habían bajado de ellas a lavar sus redes. 3 Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que la alejara un poco de la orilla. Luego se sentó en la barca, y desde allí comenzó a enseñar a la gente. 4 Cuando terminó de hablar, le dijo a Simón: —Lleva la barca a la parte honda del lago, y echen allí sus redes, para pescar.
5 Simón le contestó: —Maestro, hemos estado trabajando toda la noche sin pescar nada; pero, ya que tú lo mandas, voy a echar las redes.
6 Cuando lo hicieron, recogieron tanto pescado que las redes se rompían. 7 Entonces hicieron señas a sus compañeros de la otra barca, para que fueran a ayudarlos. Ellos fueron, y llenaron tanto las dos barcas que les faltaba poco para hundirse. 8 Al ver esto, Simón Pedro se puso de rodillas delante de Jesús y le dijo: —¡Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador!
9 Es que Simón y todos los demás estaban asustados por aquella gran pesca que habían hecho. 10 También lo estaban Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Pero Jesús le dijo a Simón: —No tengas miedo; desde ahora vas a pescar hombres.
11 Entonces llevaron las barcas a tierra, lo dejaron todo y se fueron con Jesús.
Más recursos para Epifanía 5C
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Las lecturas del Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y los Evangelios provienen de la Biblia Nueva Versión Estándar Revisada: Edición Anglicana, copyright 1989, 1995, División de Educación Cristiana del Consejo Nacional de las Iglesias de Cristo en los Estados Unidos de América. Usado con permiso. Todos los derechos reservados.
Las Colectas, Salmos y Cánticos son del Libro de Oración Común, 1979.
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