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Segundo Domingo de Adviento
La Colecta:
Dios de misericordia, que enviaste a tus mensajeros, los profetas, a predicar el arrepentimiento y preparar el camino de nuestra salvación: Danos gracia para atender sus advertencias y abandonar nuestros pecados, a fin de que recibamos gozosamente la venida de Jesucristo nuestro Redentor; que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.
Antiguo Testamento: Isaías 11:1-10
1 De ese tronco que es Jesé, sale un retoño;
un retoño brota de sus raíces.
2 El espíritu del Señor estará continuamente sobre él,
y le dará sabiduría, inteligencia,
prudencia, fuerza,
conocimiento y temor del Señor.
3 Él no juzgará por la sola apariencia,
ni dará su sentencia fundándose en rumores.
4 Juzgará con justicia a los débiles
y defenderá los derechos de los pobres del país.
Sus palabras serán como una vara para castigar al violento,
y con el soplo de su boca hará morir al malvado.
5 Siempre irá revestido de justicia y verdad.
6 Entonces el lobo y el cordero vivirán en paz,
el tigre y el cabrito descansarán juntos,
el becerro y el león crecerán uno al lado del otro,
y se dejarán guiar por un niño pequeño.
7 La vaca y la osa serán amigas,
y sus crías descansarán juntas.
El león comerá pasto, como el buey.
8 El niño podrá jugar en el hoyo de la cobra,
podrá meter la mano en el nido de la víbora.
9 En todo mi monte santo
no habrá quien haga ningún daño,
porque así como el agua llena el mar,
así el conocimiento del Señor llenará todo el país.
10 En ese tiempo
el retoño de esta raíz que es Jesé
se levantará como una señal para los pueblos;
las naciones irán en su busca,
y el sitio en que esté será glorioso.
Salmo: 72:1-7, 18-19
1 Oh Dios, da tu juicio al Rey, *
y tu justicia al Hijo del Rey;
2 Para que rija a tu pueblo con justicia, *
y a tus pobres con juicio;
3 Para que los montes traigan prosperidad a tu pueblo, *
y los collados justicia.
4 Defenderá a los necesitados del pueblo; *
rescatará a los pobres y aplastará al opresor.
5 Vivirá mientras duren el sol y la luna, *
de generación en generación.
6 Descenderá como el agua sobre el campo segado, *
como la lluvia que empapa la tierra seca.
7 En aquel día florecerán los justos, *
y habrá abundancia de paz, hasta que no haya luna.
18 ¡Bendito el Señor Dios, el Dios de Israel, *
el único que hace maravillas!
19 ¡Bendito para siempre su Nombre glorioso! *
Toda la tierra sea llena de su gloria. Amén y Amén.
Nuevo Testamento: Romanos 15:4-13
4 Todo lo que antes se dijo en las Escrituras, se escribió para nuestra instrucción, para que con constancia y con el consuelo que de ellas recibimos, tengamos esperanza. 5 Y Dios, que es quien da constancia y consuelo, los ayude a ustedes a vivir en armonía unos con otros, conforme al ejemplo de Cristo Jesús, 6 para que todos juntos, a una sola voz, alaben al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.
7 Así pues, acéptense los unos a los otros, como también Cristo los aceptó a ustedes, para gloria de Dios. 8 Puedo decirles que Cristo vino a servir a los judíos para cumplir las promesas hechas a nuestros antepasados y demostrar así que Dios es fiel a lo que promete. 9 Vino también para que los no judíos alaben a Dios por su misericordia, según dice la Escritura:
«Por eso te alabaré entre las naciones
y cantaré himnos a tu nombre.»
10 En otra parte, la Escritura dice:
«¡Alégrense, naciones, con el pueblo de Dios!»
11 Y en otro lugar dice:
«Naciones y pueblos todos,
¡alaben al Señor!»
12 Isaías también escribió:
«Brotará la raíz de Jesé,
que se levantará para gobernar a las naciones,
las cuales pondrán en él su esperanza.»
13 Que Dios, que da esperanza, los llene de alegría y paz a ustedes que tienen fe en él, y les dé abundante esperanza por el poder del Espíritu Santo.
El Evangelio: Mateo 3:1-12
1 Por aquel tiempo se presentó Juan el Bautista en el desierto de Judea. 2 En su proclamación decía: «¡Vuélvanse a Dios, porque el reino de los cielos está cerca!»
3 Juan era aquel de quien Dios había dicho por medio del profeta Isaías:
«Una voz grita en el desierto:
“Preparen el camino del Señor;
ábranle un camino recto.”»
4 La ropa de Juan estaba hecha de pelo de camello, y se la sujetaba al cuerpo con un cinturón de cuero; su comida era langostas y miel del monte. 5 La gente de Jerusalén y todos los de la región de Judea y de la región cercana al Jordán salían a oírle. 6 Confesaban sus pecados y Juan los bautizaba en el río Jordán.
7 Pero cuando Juan vio que muchos fariseos y saduceos iban a que los bautizara, les dijo: «¡Raza de víboras! ¿Quién les ha dicho a ustedes que van a librarse del terrible castigo que se acerca? 8 Pórtense de tal modo que se vea claramente que se han vuelto al Señor, 9 y no presuman diciéndose a sí mismos: “Nosotros somos descendientes de Abraham”; porque les aseguro que incluso a estas piedras Dios puede convertirlas en descendientes de Abraham. 10 El hacha ya está lista para cortar los árboles de raíz. Todo árbol que no da buen fruto, se corta y se echa al fuego. 11 Yo, en verdad, los bautizo con agua para invitarlos a que se vuelvan a Dios; pero el que viene después de mí los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego. Él es más poderoso que yo, que ni siquiera merezco llevarle sus sandalias. 12 Trae su pala en la mano y limpiará el trigo y lo separará de la paja. Guardará su trigo en el granero, pero quemará la paja en un fuego que nunca se apagará.»
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Las lecturas del Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y los Evangelios provienen de la Biblia Nueva Versión Estándar Revisada: Edición Anglicana, copyright 1989, 1995, División de Educación Cristiana del Consejo Nacional de las Iglesias de Cristo en los Estados Unidos de América. Usado con permiso. Todos los derechos reservados.
Las Colectas, Salmos y Cánticos son del Libro de Oración Común, 1979.
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