Estudio Bíblico

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Estudio Bíblico: Pascua 6 (B) – 2012

May 13, 2012


Hechos 10:44-48

Durante la primera parte del siglo XX, se dio un gran debate sobre si el Espíritu Santo lo recibía el creyente cristiano en el bautismo o en la confirmación. La primera opción ganó la disputa como puede verse en nuestro actual Libro de Oración Común. Sin embargo, esta historia en Hechos va en contra de toda la cuestión. Aquí vemos que el Espíritu Santo desciende sobre Cornelio y su familia antes de que hayan recibido cualquier acción sacramental. Esto no pretende devaluar los sacramentos como “medios seguros y eficaces” de la gracia, sino que sirve para recordarnos que el Espíritu “sopla donde quiere” (Juan 3:8) y no puede ser condicionado por nuestras rígidas categorías teológicas. En particular, este movimiento del Espíritu muestra a Pedro y a sus compañeros que Dios también llama a su reino a los gentiles no circuncidados, ¡algo que ellos no habían podido ajustar en su marco de trabajo teológico!

  • ¿Dónde has visto a Dios obrar en formas que desafían tus expectativas teológicas?
  • ¿Cómo nos desafía esto en nuestra vida espiritual? ¿En nuestro ministerio hacia los demás? ¿Como cristianos individuales? ¿Como comunidades de la iglesia?

Salmo 98

Por extraño que pueda parecer, el término “victoria” casi ha llegado a tener una connotación negativa en nuestra cultura que evoca imágenes de triunfalismo arrogante. Pero este no es el tipo de victoria que se describe en este salmo. Más bien es la victoria del bien sobre el mal, de un juez justo sobre la injusticia, de un Dios que “se acuerda de su misericordia y fidelidad” para con su pueblo (v. 3). En última instancia, es la victoria de Cristo resucitado sobre el pecado, la muerte y los poderes de las tinieblas. Como expresa el salmo, la alegría es la única respuesta apropiada a esto, una alegría que no se limita al pueblo de Dios, una alegría que tiene que avanzar entre todos los pueblos y extenderse incluso en el orden creado.

  • ¿De qué manera podemos manifestar “la victoria de nuestro Dios” en nuestras vidas?
  • ¿Te resulta difícil de experimentar la alegría de esta victoria en un mundo donde el pecado, la maldad y la injusticia siguen presentes?

1 Juan 5:1-6

“Si estás enojado con un hermano o hermana, serás reo ante el tribunal”. “Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persigan”.  “Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto” (Mateo 5: 22, 44, 48). Estos mandamientos de Jesús parecen difíciles, incluso imposibles de cumplir. ¿Cómo puede entonces Juan decirnos que “sus mandamientos no son gravosos” (v. 3)? La respuesta aparece en los versículos finales de este pasaje. Hemos “nacido de Dios” (v. 4) en el bautismo, “por el agua y la sangre” (v. 6), y así estamos unidos a Cristo por la fe. Así como Cristo ha “vencido al mundo” (Juan 16:33), así tenemos la victoria por medio de Cristo, una victoria incluso sobre nuestro propio pecado y debilidades que nos impiden vivir de acuerdo al reino de Dios. Es solo mediante la gracia de Dios que recibimos por la fe y los sacramentos que somos capaces de convertirnos en el pueblo que Dios nos ha llamado a ser y a mostrar su amor al mundo.

  • ¿Cuál de los mandamientos de Jesús te resulta más “pesado”? ¿Cómo podrías responder a la gracia de Dios para superar esta dificultad?
  • ¿Qué papel ejerce la comunidad de fe para que podamos vivir en la gracia de Dios?

Juan 15:9-17

En esta parte última del discurso de Jesús con sus discípulos antes de su muerte, se presenta a la vez una generosa bendición y una responsabilidad de peso. Al llamar a sus discípulos “amigos”, les acerca a una relación más profunda con él, una relación marcada con gran aceptación e intimidad. Pero también les manda amarse unos a otros, e ilustra este amor con su propia decisión de dar la vida por aquellos a quienes ha llamado sus amigos. Si nosotros, como los primeros discípulos, hemos de ser amigos de Jesús, significa no solo disfrutar de la comodidad de su presencia y amor, pero también amarnos unos a otros hasta el punto el punto de estar dispuestos a sacrificarnos por el bien de todos los amigos de Jesús. De esa manera permanecemos en el amor de Cristo, y de esa manera damos frutos duraderos para el reino de Dios.

  • ¿Cómo sería nuestra vida (individual y colectiva) si siguiéramos el ejemplo de amor de Jesús?
  • ¿Qué nos impide amarnos unos a otros como Cristo nos ama?

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Contacto:
Rvdo. Richard Acosta R., Th.D.

Editor, Sermones que Iluminan

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