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Estudio Bíblico: Pascua 6 (A) – 2023
May 14, 2023
LCR: Hechos 17:22-31; Salmo 66:7-18; 1 Pedro 3:13-22; Juan 14:15-21
Hechos 17:22-31
En la primera lectura de esta semana, nos ubican en medio de la historia cuando Pablo, viajando desde el norte de Grecia (Tesalónica y Berea) hacia el sur hasta Corinto, se detiene durante unos días en Atenas. La ciudad parece un semillero de actividad intelectual y religiosa con filosofía epicúrea y estoica que prospera junto con las antiguas deidades del Mediterráneo. En particular, la población local no rechaza a Pablo de plano, sino que lo invita a compartir esta nueva enseñanza en un lugar destacado, el Areópago.
Y aquí vemos cómo Pablo predica el evangelio a este grupo de atenienses escépticos y mundanos. Su enfoque me parece fascinante: comienza con halagos, dando fe de la consideración y piedad de la ciudad, antes de refutar los dioses/ídolos locales hechos de “oro, plata o piedra”. Es solo al final cuando Pablo se refiere a Jesús y la urgencia del momento, llamando al arrepentimiento porque el Mesías regresará nuevamente. Con esta imagen de Pablo como predicador en mente:
- ¿Por qué Pablo podría enfatizar el misterio de Dios—Dios “no vive en santuarios hechos por manos humanas”—hasta tal punto, mientras se acerca a los atenienses?
- Pensando en la descripción de Pablo de Cristo crucificado como “locura para los gentiles”, ¿qué podría decir este enfoque acerca de cómo Pablo entendía a su audiencia?
Salmo 66:7-18
Esta sección del salmo 66 enfatiza la presencia continua de Dios a pesar de las dificultades a que podamos enfrentarnos. De hecho, el salmista parece estar seguro de que, pase lo que pase en su vida, todo, en última instancia, le ha conducido a Dios. Los “lazos” y las “cargas pesadas” y el “fuego y el agua” eran parte del plan de Dios para “[probarnos] como se prueba la plata”. El salmo no invalida ni ignora las dificultades, sino que las reformula como expresiones de perseverancia, desafíos que finalmente fueron superadas gracias al favor divino. Sin embargo, encuentro notable que el salmo parece estar compuesto con el beneficio de la retrospectiva: los desafíos han sido superados y ahora podemos entrar en la presencia de Dios confiados, listos para ofrecer sacrificios en agradecimiento.
- ¿Le dice algo esta comprensión del sufrimiento constructivo (incluso redentor)? ¿Dónde podría sentir que su vida está siguiendo algún tipo de plan divino y dónde podría ser más difícil ver esa visión?
1 Pedro 3:13-22
Hay mucho contenido en este pasaje, pero me encuentro demorándome en la primera sección y lo que dice sobre el sufrimiento. Pedro no parece glorificar el sufrimiento como un fin en sí mismo: el dolor no es una recompensa. Pero Pedro tampoco es ingenuo acerca de la realidad del mundo: las buenas personas con buenas intenciones aún sufrirán daños; el sufrimiento no es evitable. En cambio, su mensaje es profundamente práctico, un dato de sabiduría pastoral bien ganado: “Pero incluso si sufres por hacer lo correcto, eres bendecido”. Pedro reconoce que el mundo es vasto y complejo, y que la mayoría de las cosas están fuera de nuestro control. A veces podemos hacer todo bien y las cosas todavía nos explotan en la cara. Esto no significa que hacer lo correcto sea una tontería, que aquellos que actúan con “mansedumbre y reverencia” sean tontos. En última instancia, hacer el bien es su propia recompensa, “porque es mejor sufrir por hacer el bien… que sufrir por hacer el mal”. Todo lo que podemos hacer es seguir el ejemplo de Jesús y esperar lo mejor.
- ¿Cómo podríamos abrazar nuestro sufrimiento sin convertirnos en masoquistas severos o mártires abatidos?
Juan 14:15-21
Este pasaje de Juan forma parte de la enseñanza final extendida que Jesús comparte con sus discípulos durante la Última Cena. El sermón extendido cubre tres capítulos completos del Evangelio de Juan y está repleto de pasajes icónicos e imágenes, ninguno más importante que la advertencia final de amor de Jesús. Es en este pasaje cuando escuchamos por primera vez acerca de la venida del Espíritu Santo y cómo apoyará a los discípulos y su ministerio, pero no podemos ignorar la forma en que el amor sustenta todo esto: el amor de Jesús por nosotros y nuestro amor por Jesús. Jesús es el camino a través del cual hemos llegado a ver y conocer a Dios y es a través de nuestra relación con Jesús cuando tenemos la seguridad de una relación con Dios. Haciendo la obra de Jesús mostramos nuestro amor por Jesús y nos convertimos en tierra fértil para el amoroso Espíritu de Dios. Es un ciclo virtuoso, el amor humano dirigido a través de la palabra y la acción hacia lo divino, a su vez rebota como amor divino, fortaleciendo nuestros compromisos con la obra de Cristo. El amor nunca disminuye ni se agota, sino que es un recurso abundante e ilimitado.
- ¿Cómo ha visto este ciclo de amor representado en su vida? ¿Cómo le guía el amor hacia Dios y cómo se le da a conocer el amor de Dios?
- ¿Qué podría significar que se hace referencia al Espíritu como un “Abogado”?
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