Estudio Bíblico

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Estudio Bíblico: Pascua 3 (B) – 2018

April 16, 2018


Hechos 3:12-19

Lo primero que pensé acerca de este pasaje problemático es: “Dios mío, Pedro pasa de llamar la atención sobre el hombre que acaba de sanar a culpar a esta audiencia judía por la muerte de Jesús”. Viviendo ahora en una era posterior al Holocausto, sabemos a dónde puede conducir el mal del antisemitismo. Nos preguntamos ¿por qué Pedro da ese salto inapropiado, incluso ofensivo, cuando dice: “ustedes mataron al autor de la vida”?

Para ayudar a suavizar la situación, debemos recordar que Pedro mismo es judío y testificó ante otros judíos sobre “el Dios de [sus] antepasados”, el Dios judío. Pedro señala que no es debido “a nuestro propio poder o santidad” que el lisiado es sanado, sino por “la fe que viene a través de Jesús”. Cuando Pedro dice: “Arrepiéntanse, pues, y conviértanse a Dios para que todos sus pecados sean perdonados”, esto se aplica a cualquiera que no vea el poder soberano de Dios en la persona de Jesucristo. ¡Podríamos ser nosotros, según el día o la hora! Tenemos la oportunidad de ver esto como la invitación de Pedro, incluso si esta tiene un velo de lenguaje acusatorio, para reconocer permanentemente el poder de Jesús.

  • ¿Con qué frecuencia necesita usted recordar el poder de Jesús? ¿Qué escritura, música, liturgias e historias le ayudan más a arrepentirse cuando Pedro lo invita?

Salmo 4

No puedo pensar en nada más pertinente para estos últimos tiempos que el versículo 6: “Muchos dicen: ‘¿Quién nos mostrará la felicidad si la luz de su rostro se ha alejado de nosotros´?” Como lo sugiere la lectura anterior de los Hechos de los Apóstoles, con frecuencia no pensamos en el poder de Dios, sino en nuestro propio poder. Este salmo nos reenfoca, ayudándonos a comenzar a procesar la realidad en la que, si no fuera por la protección divina, seguramente estaríamos perdidos. En el mundo actual, de constante peligro e inestabilidad, escuchamos las palabras del salmista con especial emoción: “Pues solo tú, Señor, me haces vivir confiado”.

  • ¿Cuáles son los “ídolos torpes” y los “dioses falsos” que usted nota en la vida moderna? ¿Cuáles son los más tentadores para usted?
  • ¿Recuerda algún momento cuando el Señor le respondió? ¿Era la respuesta que esperaba?

1 Juan 3:1-7

Esta epístola explica lo que sucede cuando reafirmamos nuestra adopción en la familia de Dios como “hijos de Dios”. Por supuesto, Jesús es la clave de esa adopción. Cuando reconocemos a Jesús como el [ser] “revelado que quita los pecados”, llegamos así a formar parte de aquellos que pueden “purificarse a sí mismos”. Sin Jesús, nuestros pecados permanecen sin redención, como sugiere el autor de la epístola, y son una especie de “anarquía” que tiene consecuencias obvias. El hinduismo y el budismo tienen una palabra muy conocida para la naturaleza de la causa y efecto de estas consecuencias: karma. Pero Jesús nos permite trascender aquello, ya que acudiendo a Él, estamos poniendo nuestra fe en Dios hecho carne, quien tiene autoridad para quitar los pecados.

En la vida cristiana, el pecado lleva a una ceguera temporal, lo que hace posible decir que “quien peca no ha visto ni conocido [a Jesús]”, aunque suene muy rotundo. Pero cuando nos alejamos del pecado y hacemos lo que es correcto, nosotros mismos nos volvemos “justos, así como Él es justo”. Todo consiste en el arrepentimiento.

  • ¿Cómo entiende usted la salvación? ¿Le ayuda el hecho de pensar sobre otras religiones, como el hinduismo o el budismo, para dar sentido a la singularidad de la identidad de Cristo?
  • ¿Ve un peligro inherente en la idea de que “nadie que permanece en [Cristo] peca?”

Lucas 24:36b-48

Qué curioso es que terminemos nuestro estudio bíblico con este pasaje, ya que hemos estado hablando tanto sobre tener fe en Jesús. En esto, los discípulos son sorprendidos como “incrédulos y todavía preguntándose” si esta aparición de la resurrección realmente estaba sucediendo. Incluso en su alegría, dudan de su fe en ese momento, ya que la presencia física de Jesús entre ellos es tan increíble. En su amor hacia ellos, Jesús decide demostrárselo comiendo un trozo de pescado. ¡Pero Él no tenía que hacer eso!

Esta última aparición de Jesús llega casi al final del Evangelio de Lucas, justo antes de la ascensión de Jesús al cielo. Aquí es cuando una temprana comprensión de la identidad de Jesús se resume y se ensaya, casi como si hubiera tomado forma en la comunidad para la cual se escribió este evangelio: “Así está escrito, que el Mesías tenía que padecer y resucitar de entre los muertos en el tercer día; que en su nombre se predicaría la penitencia y el perdón de los pecados a todas las naciones empezando por Jerusalén”. Somos herederos de esta misma enseñanza.

  • ¿Recuerda algún momento en el que todo acerca de la fe cristiana se juntó y tuvo sentido para usted, casi como si Jesús lo estuviera instruyendo, como en este pasaje? ¿O acaso fue más gradual su camino hacia la fe?

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Contacto:
Rvdo. Richard Acosta R., Th.D.

Editor, Sermones que Iluminan

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