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Estudio Bíblico: Epifanía 5 (B) – 2021
February 07, 2021
RCL: Isaías 40: 21-31; Salmo 147: 1-12, 21c; 1 Corintios 9: 16-23; San Marcos 1: 29-39
Isaías 40: 21-31
He pasado muchos días y noches en el desierto de Boundary Waters Canoe Area en el norte de Minnesota y las Montañas Rocosas de Wyoming y Colorado. La manera de viajar es remando o caminando, lo que a menudo provoca cansancio y sensación de desmayo. Sin embargo, cuando realmente vives durante unos días en el desierto, no puedes evitar ser vencido por la majestad, la belleza y la maravilla de la naturaleza y de Dios. Isaías, en este poema, describe a Dios de la misma manera, con majestad y asombro, una presencia que siempre ha existido. Isaías termina este pasaje con la gran esperanza de descansar en un Dios que no se cansará y renovará nuestras fuerzas, incluso cuando estemos cansados de remar y caminar por los desiertos por los que viajamos.
- ¿Cómo ve la majestuosa presencia de Dios en su vida?
- ¿Espera usted en Dios, una presencia que siempre está ahí, para renovar sus fuerzas? Si es así, ¿cómo lo hace?
Salmo 147: 1-12, 21c
Este es un salmo de alabanza. Forma parte de los salmos finales de aleluyas que concluyen el Salterio. Este texto comienza y termina con el mismo hebreo “alelu-Yah” o “alabado sea el Señor” – un lindo encuadre para el lector y un recordatorio de alabar a Dios. Dentro del cuerpo de este texto, vemos el poder de Dios, como en el versículo 5: “Grande es el Señor nuestro, incomparable su poder; infinita es su sabiduría”. También vemos la debilidad humana y cómo el poder de Dios nos ayuda, como en el versículo 3: “Él sana a los quebrantados de corazón y venda sus heridas”, y el versículo 6: “El Señor levanta a los humildes”. Los “humildes” practican una humildad que nos invita a abandonar nuestro orgullo y poder. Este abandono forma parte del vaciarnos del poder que a menudo nos consume – nuestro ego y deseo de salir adelante – y permitir que el poder de Dios entre en nosotros. Cuando hacemos eso, ponemos nuestra esperanza en Dios y en el amor inagotable de Dios. ¡El amor es el poder!
- ¿Cuáles es su manera de alabar a Dios?
- ¿Cómo abandona su poder y se entrega al poder del amor de Dios?
1 Corintios 9: 16-23
La carta de Pablo a los corintios fue escrita en un momento en el que la ciudad de Corinto estaba prosperando. Era una ciudad con importantes rutas comerciales, tanto terrestres como marítimas. Era una ciudad de cultura griega, que enfatizaba la filosofía y sabiduría griegas. Era una ciudad de religión griega, con muchos templos, en particular el templo de Afrodita, cuyos adoradores practicaban la prostitución religiosa. Con todo el actuar, la riqueza, las ideas y la inmoralidad sexual, la identidad de uno podría perderse en una ciudad como Corinto, no muy diferente a muchos lugares en los que vivimos hoy. El texto de Pablo para hoy nos recuerda la identidad cristiana. ¿Quiénes somos como cristianos? ¿Cuál es nuestra identidad cristiana? La identidad cristiana se centra en el evangelio, la vida y enseñanzas de Jesús. Este centro del evangelio no se trata solo de escuchar el texto, sino de vivirlo y predicarlo.
- ¿Cómo vive usted y predica el evangelio? Recuerde que predicar no tiene por qué significar pronunciar un sermón en el púlpito.
- ¿Cuál es el núcleo de su identidad cristiana? ¿Cómo está viviendo esa identidad cristiana?
San Marcos 1: 29-39
En este texto, vemos tres puntos importantes sobre el Jesús de Marcos y una de sus prácticas importantes. Primero, al principio vemos la autoridad de Jesús. Jesús está sanando a los enfermos y expulsando demonios. La gente quiere estar presente ante esa autoridad; en el versículo 33, leemos que “el pueblo entero se reunió a la puerta”. Otro punto que vale la pena destacar es que Jesús quiere que su identidad permanezca en secreto. En el versículo 34, Jesús “no dejaba que los demonios hablaran, porque ellos lo conocían”. El punto final, del versículo 38, es que el propósito de Jesús para su ministerio es la predicación: “Vamos a otros lugares cercanos, también allí debo anunciar el mensaje; porque para esto he salido”. En el versículo 35 vemos la práctica importante que Jesús emprende. Se fue a un lugar solitario donde oró. Esto es algo que necesitamos practicar. Ir a un lugar solitario ayuda tanto a nuestro exterior como a nuestro interior. Es importante encontrar un lugar para estar con Dios: en un espacio en su hogar, en una silla o dando un paseo. También debemos encontrar un lugar interior solitario, de modo que podamos ralentizar nuestras mentes, inhalando y exhalando la oración.
- ¿Cuál es su práctica de oración actual?
- ¿Cuáles son algunos ejemplos de lugares solitarios, tanto en el exterior como en el interior, donde puede ir a orar?
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