Estudio Bíblico: Domingo de Ramos (C) – 10 de abril de 2022

[RCL] Isaías 50:4-9a; Salmo 31:9-16; Filipenses 2:5-11; Lucas 22:14-23:56

Isaías 50:4-9a

Esta sección de Isaías es la tercera de una serie de cuatro partes en Isaías que habla del siervo sufriente. Muchos cristianos han interpretado que se trata de Jesús. En este tercer cántico del siervo, como se le llama, el siervo habla de cómo está dispuesto a sufrir porque sabe que ha escuchado a Dios y Dios lo sostiene. Los dos primeros versos son los más interesantes para mí porque hablan tanto de enseñar como de aprender. Este autor está diciendo que, para enseñar, debes tener el oído de un estudiante. Es la humildad de reconocer que sigues necesitando aprender lo que te da la habilidad de enseñar. Y a medida que aprendes a escuchar de cerca a Dios, Dios te sostiene a través de estas enseñanzas.

• ¿En qué áreas de su vida necesita aprender a escuchar como quien es enseñado?
• ¿Cuándo y cómo ha experimentado el sustento de Dios? ¿Qué enseñanzas le ayudaron a reconocerlo?

Salmo 31:9-16

Los salmos son geniales porque muestran una variedad de emociones y reacciones humanas hacia un Dios que a veces no entendemos. En este fragmento del Salmo 31, escuchamos el lamento de alguien que sufre una gran angustia. Aunque la frase, “Se agotan mis fuerzas a causa de mi aflicción y mis huesos se han consumido,” podría ser metafórica, también podría ser literal. Este podría ser alguien que está tan enfermo que no sabe cómo puede continuar. Ahora que hemos tenido más de dos años de una pandemia que ha asolado la salud del mundo, este salmo parece que podría estar hablando no solo de nuestro propio sufrimiento físico, sino también del agotamiento del sufrimiento y la pena colectivos. Sin embargo, este lamento no es el final. Al final de los versículos de hoy, el salmista recuerda su propia fe pasada y espera que Dios continúe estando presente en su vida, salvándolo del dolor y sufrimiento.

• ¿Cuál es su mayor dolor? Nómbrelo. Compártalo con Dios. Dígale a Dios cuánto le duele.
• ¿Cuándo ha tenido momentos “¡Ajá!” de fe? ¿Recuerda esos momentos?

Filipenses 2:5-11

Este pasaje a veces se llama el “Himno de Cristo”. Algunas personas creen que Pablo estaba citando un himno muy conocido de los primeros seguidores de Jesús. Les recordaba lo que ya se les había enseñado acerca de Jesús mediante este himno. Como todos los pasajes de hoy, esta pieza se enfoca en el sufrimiento propio del ser humano. Dios no tenía que enviar a Jesús para que se hiciera humano y asumiera el sufrimiento humano muy real de ser torturado y morir, pero lo hizo porque así es como Dios muestra la extensión del amor que Dios tiene por la creación. Toda la creación se inclina y clama por este amor. Es una imagen muy poderosa, aun cuando nos recuerde que este amor se da a costa del sufrimiento.

• ¿Hay himnos que le recuerdan el amor de Dios hacia usted a través de Jesús?
• ¿Dónde en la creación puede escuchar y ver el amor de Dios?

Lucas 22:14-23:56

En el leccionario de este año no tenemos la entrada triunfal en Jerusalén sobre un burro. No hay agitación de ramas y declarándolo el Mesías. En cambio, este pasaje se enfoca en su tortura y muerte. En la versión más larga, tenemos la institución de la Cena del Señor. A menudo, el juicio (Lucas 23:1-25) se lee en voz alta con los miembros de la congregación gritando al unísono: “¡Crucifícalo, crucifícalo!” (v.21).

Es al unir nuestras voces cuando estamos reconociendo nuestra pecaminosidad y nuestra complicidad en los pecados, incluso cuando no los cometimos nosotros mismos. Jesús, incluso mientras está muriendo, está ofreciendo perdón. Dice: “Perdónalos; porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34). ¿A quién perdona Jesús? Aunque el contexto inmediato hace referencia a las personas que lo golpearon y le robaron la ropa, ¿podría haber otras personas en esa historia que necesiten perdón? ¿Pedro necesita ser perdonado por negarlo? ¿Las personas crucificadas con él necesitan ser perdonadas? ¿Es esta una declaración general de perdón? Este pasaje de Lucas, especialmente si es leído en voz alta por los miembros de la iglesia, nos recuerda que participamos en el acto de crucificar a Jesús. Este Domingo de Ramos es para reconocer las profundidades de nuestra propia pecaminosidad y la necesidad del perdón y la gracia que Jesús nos ofrece, incluso cuando no sabemos que lo necesitamos.

• ¿Por qué buscamos el perdón?

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