Estudio Bíblico

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Estudio Bíblico: Día de Pentecostés (B) – 2012

May 27, 2012


Hechos 2:1-21

Esta es una historia familiar del don del Espíritu Santo dado a los seguidores de Jesús, y termina justo después de estos versículos con el bautismo en masa de miles que ingresan en el Cuerpo de Cristo. Tenga en cuenta que este don del Espíritu Santo no fue dado únicamente para los discípulos, pero les dio capacidad de proclamar la buena noticia a todo el mundo. Fue un don otorgado a todos los allí reunidos para el beneficio de la comunidad con la intención de que ayudaran en la propagación del evangelio a todo el mundo. Muy a menudo hoy en día oímos decir a la gente que son “espirituales pero no religiosos”, comprometidos en prácticas particulares de fe. Están buscando una relación más plena con Dios fuera de la Iglesia. Tal vez es porque la Iglesia es a menudo vista como algo que uno practica, en lugar de algo que uno es. La Iglesia no es el destino. La Iglesia es donde se nos da la fuerza para el camino, renovados con el Cuerpo y la Sangre de Cristo, para realizar el trabajo a que nos hemos comprometido en nuestro bautismo. No es algo que hacemos por nuestra propia cuenta, sino como parte del Cuerpo de Cristo, reunidos para realizar su tarea en el mundo. Es una cosa común. Nos necesitamos unos a otros, ya que cada uno de nosotros juntos formamos el conjunto.

  • ¿Cómo te ves a ti mismo formando parte del Cuerpo vivo de Cristo en el mundo?
  • ¿Te sientes renovado y revitalizado para vivir tu pacto bautismal, para buscar a Cristo en todas las personas, proclamar la buena nueva, y servir a todas las personas, cuando te reúnes en comunidad los domingos? Si no, ¿cómo puedes ayudar a formar parte de la renovación de tu propia comunidad de fe?

Salmo 104:25-35, 37

La belleza de este salmo consiste en la humildad que debe dar a toda la humanidad. Aquí el salmista está urgiendo a la fidelidad a toda la obra creadora de Dios, “al grande y anchuroso mar”, “a las criaturas grandes y pequeñas”. Todos ellos buscan a Dios. Termina diciendo que el salmista hace lo mismo, alaba a Dios con todo su ser. Este es un recordatorio de que todo el mundo, no sólo la humanidad, forma parte querida y preciosa de la creación de Dios. Y Dios dijo que todo era “bueno”, no solamente la creación de la humanidad. A diferencia de los animales de la tierra y del mar, no siempre buscamos a Dios, a menudo nos alejamos de él. Empezamos a pensar que controlamos nuestras vidas, las vidas de los demás, y toda la creación. Durante mucho tiempo hemos mirado a la tierra y a sus habitantes como algo que poseemos, algo que podemos controlar, y peor aún, algo que podemos destruir. Pensamos que somos Dios. El día de Pentecostés se nos recuerda que todo ello es una obra de creación en curso, no para que la controlemos sino para que la cuidemos como Dios cuida de ella y de nosotros.

  • ¿Cómo podemos definir y cambiar nuestra relación con la creación?
  • ¿Qué lecciones podemos aprender al pensar que la tierra, el mar, el aire, las plantas y los animales de todo tipo son amados por Dios?

Romanos 8:22-27

En esta carta san Pablo recuerda a sus lectores que la transformación de este mundo por parte de Dios no terminó con la muerte de Jesús en la cruz sino que es justamente el principio. Lo que sorprende aquí es que aclara que esta transformación no consiste solamente en una transformación de la humanidad sino de toda la tierra de Dios y de sus habitantes. Al igual que un padre espera a un bebé aún por nacer, estamos llenos de esperanza a la espera de algo todavía no visto, pero que no es menos real. La obra de Dios en nosotros y en el mundo ha comenzado por la gracia de la encarnación de Dios en Jesús, y las obras realizadas por el Espíritu Santo en el mundo. Nuestra transformación no está aún realizada, y al igual que aquellos que esperan un nuevo nacimiento, estamos ansiosos de que llegue a ser completada. Este es un deseo que se basa en la esperanza. Así como uno no puede esperar un parto si no ha habido antes un embarazo, por primera vez tenemos conocimiento de la obra de Dios en el mundo cuando ingresamos en el Cuerpo de Cristo mediante el bautismo. Esperamos, porque sabemos que la gracia de Dios está obrando en el mundo, como lo hemos experimentado en Cristo. Pablo nos dice eso, porque los que esperan en algo que todavía no se ha visto a veces pueden perder el ánimo, somos fortalecidos en nuestra fe por el Espíritu Santo, a medida que aprendemos a ser la iglesia.

  • ¿Qué significa la visión de Pablo de la transformación plena de toda la creación para nosotros cristianos que vivimos en una tierra humana dañada? ¿Está la tierra, y todas las criaturas que la habitan, incluida en la salvación de Cristo?
  • En este cumpleaños de la Iglesia, ¿qué dones puedes reconocer como recibidos de Dios?, y, ¿qué haces tú y tu comunidad de fe con esos dones para ser la “Iglesia Viva” en el mundo?

Juan 15:26-27, 16:4 b-15

Este pasaje del cuarto evangelio forma parte de lo que se llaman los “discursos de despedida” de Jesús de sus seguidores. Jesús sabe que su detención y su muerte están a la mano, y está preparando a sus discípulos para el momento en que él ya no estará físicamente con ellos. La comunidad de san Juan que escribió este evangelio está expresando su comprensión de que nuestra relación con el Verbo encarnado no tiene límites. Jesús no está físicamente presente, pero los que le siguen no están abandonados. En Pentecostés celebramos la renovación y transformación de la Iglesia y de toda la creación de Dios, porque Jesús no solamente era, sino que es, y ha de venir. Y, nosotros, como el Cuerpo de Cristo en el mundo de hoy, formamos parte de esa renovación por la gracia de Dios. Jesús está presente con nosotros cuando nos reunimos en su nombre. Como los discípulos aprendieron en la historia de los Hechos, el Espíritu Santo está con nosotros, pero no solo para nosotros. El día de Pentecostés se nos recuerda la tarea de que la Iglesia sea el agente de la renovación y la transformación en el mundo, sabiendo que somos guiados por el Espíritu Santo para realizar la obra de Cristo.

  • ¿Puedes pensar en un momento en tu vida en que fuiste guiado por la presencia del Espíritu Santo? ¿Cómo te sentiste, y dónde te condujo?
  • El día de Año Nuevo y de nuestro cumpleaños solemos hacer resoluciones para transformar nuestras vidas. El día de Pentecostés, el nacimiento de la Iglesia, ¿qué resoluciones vas a tomar para ayudar a que la Iglesia sea el agente de transformación en el mundo?

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Contacto:
Rvdo. Richard Acosta R., Th.D.

Editor, Sermones que Iluminan

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