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Estudio Bíblico: Cuaresma 3 (A) – 2020
March 15, 2020
Éxodo 17: 1-7
Después de la liberación del régimen egipcio, los israelitas pasaron un tiempo deambulando por el desierto, una tierra estéril e implacable que la cultura no había tocado. Es aquí donde los israelitas comienzan a formar una identidad como pueblo, pero enfrentan un desafío desalentador. Los cuerpos y la conciencia de los israelitas todavía están colonizados por los egipcios, y una manera de manifestarlo es “murmurando”. En las historias de murmuraciones del Éxodo y de los Números, los israelitas expresan su insatisfacción con Moisés y, por extensión, con Dios. Generalmente se quejan del hambre y de la sed en el desierto. En esta historia, exigen agua de Moisés y Dios, poniéndolos a prueba.
Dos obstáculos importantes para la liberación de los israelitas son el deseo de seguridad y la incapacidad para confiar en Dios. Aquí, vemos un ejemplo de esas fallas en Israel, y los mismos problemas los perseguirán de generación en generación. La libertad de un régimen pone en peligro la vida, ya que requiere una transformación completa en el estilo de vida. Como esclavos, podrían depender del sistema para alimentarlos. En el desierto, tienen que valerse por sí mismos y confiar en la providencia de Dios, lo cual es muy difícil para gente que aprendió a ver un sistema como Dios. En el Éxodo, Dios le da a Israel estatutos, ordenanzas y mandamientos para ayudar a crear una nueva conciencia y sociedad, pero Israel sigue sin poder crear la comunidad que Dios quiere ver en ellos.
- Reflexione sobre la pregunta de los israelitas: “¿Está el Señor entre nosotros o no?” ¿Es razonable hacer esa pregunta? ¿Cuándo, si alguna vez, ha querido probar la presencia de Dios en su vida?
- ¿De qué manera se coloniza su conciencia como la de los israelitas? ¿Qué es necesario para la liberación?
- ¿Qué momentos en su vida han sido experiencias para usted en el desierto?
Salmo 95
En los versículos 1-7 del Venite, hay música y movimiento: canto, olas del mar, moldeo de la tierra y reverencia. Cuando adoramos a Dios con todo nuestro corazón, el mundo que nos rodea cobra vida. En las colinas onduladas de la creación de Dios, hay campos de abundancia y verde para que pazcan las ovejas de Dios. Leer esto es casi abrumador, pero el lenguaje es sencillo y sincero; nada de esto es demasiado bueno para ser verdad.
Pero luego nos topamos con una pared cuando llegamos al versículo 8, y esta pared está edificada de los corazones endurecidos de los israelitas de la lectura del Éxodo. Estos corazones son duros como la piedra de los ídolos, y el culto a la seguridad que vemos aquí es lo que conduce a la idolatría del becerro de oro más adelante en la historia del Éxodo. El versículo diez se refiere al libro de los Números y cómo Dios hizo que una generación entera deambulara durante cuarenta años en el desierto después de que Israel se negara a ir a la
Tierra Prometida. Sin embargo, los mismos comportamientos y traumas se transmiten a la próxima generación. Lo que Israel necesita para descolonizar es más profundo de lo que las experiencias del desierto y la ley divina pueden brindar. No entrarán en el resto de la Tierra Prometida.
- ¿Es una opción ingresar en la Tierra Prometida? ¿Por qué o por qué no?
- ¿Qué partes de su mundo están vivas y florecientes? ¿Qué partes son duras como la piedra? ¿Qué hay de diferente en estos reinos de su vida?
Romanos 5: 1-11
Pablo escribe aquí que lo que se necesita para entrar en el resto de Dios es la plenitud de la relación correcta con Jesucristo. Como resultado de la justificación, podemos estar en paz con nuestra conciencia porque Dios ha provisto la reconciliación. Cristo murió por la gente justa y pecadora. Este es el amor incondicional en el corazón de la esperanza cristiana.
Esta esperanza es pesada y está hecha de las mismas cosas que la desesperación. De niño, recuerdo haber visitado el faro de Cape Lookout en Carolina del Norte, que está rodeado por un mar salvaje y azul. Las olas, aunque son increíblemente hermosas, son peligrosas y han hundido muchos barcos. El sufrimiento puede hacer que nuestras propias vidas sean una carga para nosotros, pero en Jesucristo, los creyentes encuentran un pozo de agua para dar vida para beber. Esta agua nos da la esperanza y la fuerza para continuar.
- ¿Qué papel ha jugado la esperanza cristiana en la vida de usted? ¿Qué pasa con la desilusión?
Juan 4: 5-42
Esta historia es profundamente relacional. Comienza hablándonos de la herencia de la tierra: Jacob le dio a José la tierra donde está el pozo, y Jesús desciende de ellos. Jesús está cansado de su viaje, pero en esta historia, no bebe el agua del pozo ni acepta la comida que los discípulos le pidieron que comiera. Él saca su sustento de la relación con el Padre, y en la historia, vemos a Jesús en relación con la tierra, con la samaritana y también con sus discípulos. El evangelista afirma que los judíos y los samaritanos no comparten cosas en común, pero Jesús cruza las líneas de diferencia para conectarse con la samaritana.
Es importante notar que la mujer dice dos veces que Jesús, “me contó todo lo que he hecho”. Durante el curso de la conversación, Jesús revela que tiene un conocimiento íntimo de la mujer, que ella ha tenido cinco esposos y que actualmente no lo tiene. Esto lleva a la mujer a pensar que Jesús es profeta, y al final de la historia, ella sabe que Jesús es el Mesías. El conocimiento es necesario para el amor, y todo se conoce en relación con Dios a través de Cristo. Ser amado incondicionalmente por Dios es ser completamente vulnerable. Nos hace comprender cuán interdependientes somos de Dios, de los demás y de la tierra. Los frutos de la cosecha son los frutos de las relaciones.
- ¿Puede usted amar a alguien que no conoce? ¿Por qué o por qué no?
- ¿Cómo se sostienen sus relaciones?
- Reflexione sobre la interconexión de las lecturas de hoy. ¿Cómo se informan entre sí?
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