Estudio Bíblico: Cristo Rey (C) – 20 de noviembre de 2022
November 20, 2022
LCR: Jeremías 23:1-6; Salmo 46; Colosenses 1:11-20; Lucas 23:33-43
Jeremías 23:1-6
En las sociedades antiguas del Cercano Oriente, el término “pastores” también era utilizado para referirse a reyes o líderes. Hoy, nuestras lecturas se refieren específicamente a los reyes de Judá que están sujetos a los juicios dados en Jeremías 23: 1.
La metáfora del pastor se utiliza para referirse a Dios (Salmo 23), a los humanos (Ezequiel 34) y, en la tradición cristiana, a Jesús (Marcos 6:34). Utilizamos esta metáfora en nuestra designación estándar del clero como pastores que atienden a sus rebaños congregacionales.
Aquí, vemos a Dios anunciando un cambio de régimen en Judá. Se podría decir que la región está “bajo nueva administración”. Para el profeta Jeremías, este fue un momento increíblemente turbulento. Los puestos de poder en el antiguo Cercano Oriente habían cambiado, el dominio asirio de los últimos milenios se estaba desvaneciendo, y el imperio de Babilonia era una amenaza siempre presente.
Un pastor reúne ovejas, o, en este caso, al pueblo, y lo protege y atiende. Sin embargo, los pastores que vemos en Judá tomaron una decisión política que puso al pueblo en peligro y, en última instancia, el exilio. Sin embargo, Dios promete “traer al pueblo de vuelta a su redil”.
El caos de la injusticia bajo los pastores que solo se preocupaban por sus propios intereses será eliminado; Dios será su pastor y promete criar pastores que cuiden de la gente.
Lo que vemos tan poderosamente aquí es que el juicio de liderazgo está ligado al trabajo de pastoreo. ¿Cómo ha provisto usted de protección, paz y reunión a su gente? No se necesita un ADN especial para ser un buen pastor; son hombres y mujeres comunes los que toman decisiones audaces para ser buenos pastores. También depende de los hombres y mujeres ordinarios acudir en masa a los pastores cuyos corazones se involucran en la justicia, la protección y la misericordia, a los que imitan el pastoreo de Dios.
- ¿Quiénes son los pastores en su vida? ¿A quién pastorea? ¿Cómo está reflejando el pastoreo de Dios en estas relaciones?
- ¿Qué nos dice este texto acerca de proporcionar o tener un liderazgo saludable?
Salmo 46
Leones, tigres y osos, ¡Dios mío! Bueno, no del todo. En cambio, tenemos desorden cósmico, calamidad política y lucha militarista. El Salmo 46 nos recuerda que estamos tanto en el desierto como en la tierra prometida. Se nos recuerda confiar en Dios incluso en las situaciones más problemáticas. El estribillo recurrente “El Señor de la huestes está con nosotros” sirve como refuerzo a la presencia de Dios y la protección de Dios, incluso en medio del caos. Este estribillo resalta la presencia protectora de Dios pero también enfatiza la identidad de Dios.
En medio de un desorden absoluto, en aguas agitadas que amenazan con abrumar el orden de la creación, se nos recuerda: “Dios está con nosotros”. Dios nos ordena que “estemos quietos, entonces, y sepamos”. Este versículo a menudo está plasmado en tazas de café y camisetas cristianas como un comando que solo nosotros recibimos. Una lectura más fiel comprendería que la audiencia por el mandato de Dios fueron tanto los fieles como las fuerzas del caos que los amenazan. Se nos recuerda la capacidad de Jesús de calmar el mar embravecido en Marcos 4:39.
Somos personas que preferimos confiar en las cosas que podemos ver, un ejército fuerte, una economía en auge, un currículum sólido o una cuenta de ahorros completa nos hacen sentir seguros. La verdad es que estas seguras defensas no son tan seguras.
Dios es la única defensa segura. En el domingo de Cristo Rey, el último domingo del año litúrgico, la Iglesia recuerda una vez más del poder supremo de Dios sobre todos. No nos salva una defensa militar estratégica, el NASDAQ o nuestra acumulación de riqueza y logros. Somos salvos a través del sufrimiento, muerte y resurrección de Jesucristo.
El Señor de las huestes está con nosotros. El Dios de Jacob es nuestro refugio. Selah.
- ¿Cómo podemos reconocer en nuestras propias vidas que Dios es Dios y que los poderes que nos rodean no lo son?
- ¿Cuál es su verso “estribillo”? ¿Cuál es la verdad acerca de Dios a la que vuelve cuando se siente ansioso o fuera de control en el caos del mundo?
Colosenses 1:11-20
La lectura de la carta a los colosenses nos da un doble mensaje. La primera parte presenta una multitud de maneras en las que podemos crecer y transformarnos en Cristo: fuerza, poder, gloria, resistencia, paciencia, alegría y acción de gracias. La segunda parte de la lectura nos da una visión cristológica de maneras de describir y comprender a Cristo: Él es la imagen visible del Dios invisible, el creador, el redentor y el sustentador, un canal directo a las cosas sin tiempo y eternas de Dios.
Cuando ponemos ambas secciones en diálogo, encontramos que en Cristo podemos encontrar fortaleza, resistencia, paciencia, alegría y acción de gracias al abandonar nuestra anterior manera de vivir y abrazar el crecimiento en una nueva vida. Todas estas cosas fluyen de la manera en que Cristo nos conecta a nosotros y a toda su creación con el poder, la esperanza, la fe y el amor que conforman las mayores posibilidades de la vida y son las realidades más profundas de Dios y de la creación de Dios.
- ¿Cómo se relaciona nuestra capacidad de permitir que Dios nos transforme, con las facetas de quién es Cristo?
- ¿Qué nos dice este texto sobre la conexión entre nuestra vida diaria y el propósito perdurable de Dios para toda la creación?
Lucas 23:33-43
Jesús está colgando de una cruz. Aquí es donde lo encontramos en la lectura de hoy de Lucas. No es exactamente el lugar donde se buscaría a un rey, pero, de nuevo, Jesús siempre nos sorprende. Lucas nos lleva al lugar llamado “la Calavera” y encontramos a Jesús entre dos criminales.
Uno se une a los soldados y a las autoridades religiosas y se burla de él, otro interviene y protesta por la inocencia de Jesús. Le pide a Jesús que lo recuerde cuando venga a su reino. De todas las cosas que podrían haberse pedido, pidió que simplemente lo recordara y no lo olvidara, no que lo salvara ni lo rescatara, no que lo aliviara del dolor, sino que simplemente lo recordara.
Jesús responde – algunas de las únicas palabras pronunciadas por Jesús en todo el leccionario de este domingo-, declarando que hoy, incluso ahora, entraría con Jesús al paraíso. ¿Qué clase de rey es este? ¿Dar la bienvenida a criminales a su reino y prometer alivio y liberación en medio de una terrible agonía?
Es un rey que nunca es exactamente como uno lo espera. Es un rey que se niega a ajustarse a las expectativas de este mundo. Un rey que no se regirá por la visión limitada del mundo o su sentido de justicia truncado. Este rey nos encuentra en nuestra debilidad. Este rey está dispuesto a abrazarlo todo, perdonarlo todo, redimirlo todo, porque esa es su verdadera naturaleza. Es un rey que se deleita en llevarnos a su reino y al mismo tiempo nos exhorta a reconocer y trabajar para restaurar el reino que ya nos rodea. ¿Qué rey es este? Es nuestro rey.
- Cuando preguntamos: “¿Qué clase de rey es este?”, considere: ¿Cómo informa la respuesta a esa pregunta qué tipo de iglesia somos?
- ¿Qué significa ser marginado a la luz de este texto? ¿Qué nos dice este texto sobre cómo respondemos fielmente a quienes viven en los márgenes?
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