Calendario Litúrgico

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Decimocuarto Domingo después de Pentecostés

Propio 17

La Colecta:

Señor de todo poder y fortaleza, autor y dador de todo bien: Injerta en nuestros corazones el amor a tu Nombre, acrecienta en nosotros la verdadera religión, nútrenos con toda bondad, y produce en nosotros los frutos de buenas obras; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.  Amén.

Antiguo Testamento: Éxodo 3:1-15

1 Moisés cuidaba las ovejas de su suegro Jetró, que era sacerdote de Madián, y un día las llevó a través del desierto y llegó hasta el monte de Dios, que se llama Horeb. 2 Allí el ángel del Señor se le apareció en una llama de fuego, en medio de una zarza. Moisés se fijó bien y se dio cuenta de que la zarza ardía con el fuego, pero no se consumía. 3 Entonces pensó: «¡Qué cosa tan extraña! Voy a ver por qué no se consume la zarza.»

4 Cuando el Señor vio que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza: —¡Moisés! ¡Moisés!

—Aquí estoy —contestó Moisés.

5 Entonces Dios le dijo: —No te acerques. Y descálzate, porque el lugar donde estás es sagrado.

6 Y añadió: —Yo soy el Dios de tus antepasados. Soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.

Moisés se cubrió la cara, pues tuvo miedo de mirar a Dios, 7 pero el Señor siguió diciendo: —Claramente he visto cómo sufre mi pueblo que está en Egipto. Los he oído quejarse por culpa de sus capataces, y sé muy bien lo que sufren. 8 Por eso he bajado, para salvarlos del poder de los egipcios; voy a sacarlos de ese país y a llevarlos a una tierra grande y buena, donde la leche y la miel corren como el agua. Es el país donde viven los cananeos, los hititas, los amorreos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos. 9 Mira, he escuchado las quejas de los israelitas, y he visto también que los egipcios los maltratan mucho. 10 Por lo tanto, ponte en camino, que te voy a enviar ante el faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, a los israelitas.

11 Entonces Moisés le dijo a Dios: —¿Y quién soy yo para presentarme ante el faraón y sacar de Egipto a los israelitas?

12 Y Dios le contestó: —Yo estaré contigo, y ésta es la señal de que yo mismo te envío: cuando hayas sacado de Egipto a mi pueblo, todos ustedes me adorarán en este monte.

13 Pero Moisés le respondió: —El problema es que si yo voy y les digo a los israelitas: “El Dios de sus antepasados me ha enviado a ustedes”, ellos me van a preguntar: “¿Cómo se llama?” Y entonces, ¿qué les voy a decir?

14 Y Dios le contestó: —YO SOY EL QUE SOY. Y dirás a los israelitas: “YO SOY me ha enviado a ustedes.”

15 Además, Dios le dijo a Moisés: —Di también a los israelitas: “El Señor, el Dios de los antepasados de ustedes, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, me ha enviado a ustedes.” Éste es mi nombre eterno; éste es mi nombre por todos los siglos.

Salmo: 105:1-6, 23-26, 45c

  1     Den gracias al Señor, invoquen su Nombre; *
             den a conocer sus hazañas entre los pueblos.
  2     Cántenle, cántenle alabanzas; *
             hablen de todas sus obras maravillosas.
  3     Gloríense en su santo Nombre; *
             alégrese el corazón de los que buscan al Señor.
  4     Busquen al Señor y su poder; *
             busquen continuamente su rostro.
  5     Acuérdense de las maravillas que él ha hecho, *
             de los prodigios y de los juicios de su boca,
  6     Oh vástago de Abrahán, su siervo, *
             oh hijos de Jacob, su escogido.
23     Israel entró en Egipto, *
              y Jacob se hospedó en la tierra de Cam.
24     El Señor hizo a su pueblo sumamente fecundo; *
              lo hizo más fuerte que sus enemigos.
25     Les cambió el corazón para que aborreciesen a su pueblo, *
              y trataron injustamente a sus siervos.
26     Envió a Moisés, su siervo, *
              y a Aarón, al cual escogió.
45 ¡Aleluya!

Antiguo Testamento: Jeremías 15:15-21

15 Señor, tú que lo sabes todo,
¡acuérdate de mí y ven en mi ayuda!
¡Toma venganza de los que me persiguen!
No seas con ellos tan paciente
que me dejes morir a mí;
mira que por ti soporto insultos.
16 Cuando me hablabas, yo devoraba tus palabras;
ellas eran la dicha y la alegría de mi corazón,
porque yo te pertenezco,
Señor y Dios todopoderoso.
17 Yo he evitado juntarme
con los que sólo piensan en divertirse;
desde que tú te apoderaste de mí
he llevado una vida solitaria,
pues me llenaste de tu ira.
18 ¿Por qué mi dolor nunca termina?
¿Por qué mi herida es incurable,
rebelde a toda curación?
Te has vuelto para mí
como el agua engañosa de un espejismo.

19 Entonces el Señor me respondió:
«Si regresas a mí, volveré a recibirte
y podrás servirme.
Si evitas el hablar por hablar
y dices sólo cosas que valgan la pena,
tú serás quien hable de mi parte.
Son ellos quienes deben volverse a ti,
y no tú quien debe volverse a ellos.
20 Yo haré que seas para este pueblo
como un muro de bronce, difícil de vencer.
Te harán la guerra,
pero no te vencerán,
pues yo estoy contigo para salvarte y librarte.
Yo, el Señor, doy mi palabra.
21 Te libraré del poder de los malvados,
¡te salvaré del poder de los violentos!»

Salmo: 26:1-8

1     Júzgame, oh Señor, porque en integridad he andado; *
            he confiado asimismo en el Señor sin titubear.
2     Escudríñame, oh Señor, y pruébame; *
            examina mis pensamientos y mi corazón;
3     Porque tu amor está delante de mis ojos; *
            he andado fielmente contigo.
4     No he frecuentado personas inútiles, *
            ni me he asociado con los engañadores.
5     Aborrecí la reunión de los malhechores, *
            y con los impíos nunca me sentaré.
6     Lavaré en inocencia mis manos, *
            y así andaré alrededor de tu altar, oh Señor,
7     Cantando himnos de alabanza, *
            y contando todas tus obras maravillosas.
8     Señor, la habitación de tu casa yo amo, *
            y el lugar de la morada de tu gloria.

Nuevo Testamento: Romanos 12:9-21

9 Ámense sinceramente unos a otros. Aborrezcan lo malo y apéguense a lo bueno. 10 Ámense como hermanos los unos a los otros, dándose preferencia y respetándose mutuamente.

11 Esfuércense, no sean perezosos y sirvan al Señor con corazón ferviente.

12 Vivan alegres por la esperanza que tienen; soporten con valor los sufrimientos; no dejen nunca de orar.

13 Hagan suyas las necesidades del pueblo santo; reciban bien a quienes los visitan.

14 Bendigan a quienes los persiguen. Bendíganlos y no los maldigan.

15 Alégrense con los que están alegres y lloren con los que lloran.

16 Vivan en armonía unos con otros. No sean orgullosos, sino pónganse al nivel de los humildes. No presuman de sabios.

17 No paguen a nadie mal por mal. Procuren hacer lo bueno delante de todos. 18 Hasta donde dependa de ustedes, hagan cuanto puedan por vivir en paz con todos. 19 Queridos hermanos, no tomen venganza ustedes mismos, sino dejen que Dios sea quien castigue; porque la Escritura dice: «A mí me corresponde hacer justicia; yo pagaré, dice el Señor.» 20 Y también: «Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; y si tiene sed, dale de beber; así harás que le arda la cara de vergüenza.» 21 No te dejes vencer por el mal. Al contrario, vence con el bien el mal.   

El Evangelio: Mateo 16:21-28

21 Jesús comenzó a explicar a sus discípulos que él tendría que ir a Jerusalén, y que los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley lo harían sufrir mucho. Les dijo que lo iban a matar, pero que al tercer día resucitaría. 22 Entonces Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo, diciendo: —¡Dios no lo quiera, Señor! ¡Esto no te puede pasar!

23 Pero Jesús se volvió y le dijo a Pedro: —¡Apártate de mí, Satanás, pues eres un tropiezo para mí! Tú no ves las cosas como las ve Dios, sino como las ven los hombres.

24 Luego Jesús dijo a sus discípulos: —Si alguno quiere ser discípulo mío, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz y sígame. 25 Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda la vida por causa mía, la encontrará. 26 ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde la vida? ¿O cuánto podrá pagar el hombre por su vida? 27 Porque el Hijo del hombre va a venir con la gloria de su Padre y con sus ángeles, y entonces recompensará a cada uno conforme a lo que haya hecho. 28 Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán hasta que vean al Hijo del hombre venir a reinar. 

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Las lecturas del Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y los Evangelios provienen de la Biblia Nueva Versión Estándar Revisada: Edición Anglicana, copyright 1989, 1995, División de Educación Cristiana del Consejo Nacional de las Iglesias de Cristo en los Estados Unidos de América. Usado con permiso. Todos los derechos reservados.

Las Colectas, Salmos y Cánticos son del Libro de Oración Común, 1979.

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