Calendario Litúrgico

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Decimoséptimo Domingo después de Pentecostés

Propio 22

La Colecta:

Omnipotente y sempiterno Dios, tú estás siempre más presto a escuchar que nosotros a orar, y a ofrecer más de lo que deseamos o merecemos: Derrama sobre nosotros la abundancia de tu misericordia, perdonándonos todo aquello que perturba nuestra conciencia, y otorgándonos aquello que no somos dignos de pedirte, sino por los méritos y mediación de Jesucristo nuestro Salvador; que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Antiguo Testamento: Lamentaciones 1:1-6

1 ¡Cuán solitaria ha quedado 
       la ciudad antes llena de gente! 
¡Tiene apariencia de viuda 
       la ciudad capital de los pueblos! 
¡Sometida está a trabajos forzados 
       la princesa de los reinos!

2 Se ahoga en llanto por las noches; 
       lágrimas corren por sus mejillas. 
De entre todos sus amantes 
       no hay uno que la consuele. 
Todos sus amigos la han traicionado; 
       se han vuelto sus enemigos. 

3 A más de sufrimientos y duros trabajos, 
       Judá sufre ahora el cautiverio. 
La que antes reinaba entre los pueblos, 
       ahora no encuentra reposo.
Los que la perseguían, la alcanzaron 
       y la pusieron en aprietos.

4 ¡Qué tristes están los caminos de Sión! 
       ¡No hay nadie que venga a las fiestas! 
Las puertas de la ciudad están desiertas, 
       los sacerdotes lloran,
las jóvenes se afligen 
       y Jerusalén pasa amarguras. 

5 Sus enemigos dominan, 
       sus adversarios prosperan.
Es que el Señor la ha afligido 
       por lo mucho que ha pecado. 
Sus hijos fueron al destierro 
       llevados por el enemigo. 

6 Desapareció de la bella Sión 
       toda su hermosura; 
sus jefes, como venados, 
       andan en busca de pastos; 
arrastrando los pies, avanzan 
            delante de sus cazadores.

Salmo: Lamentaciones 3:19-26 o Salmo 137

19 Recuerdo mi tristeza y soledad, *
             mi amargura y sufrimiento; 
20     me pongo a pensar en ello *
              y el ánimo se me viene abajo. 
21     Pero una cosa quiero tener presente *
              y poner en ella mi esperanza: 
22     El amor del Señor no tiene fin, *
              ni se han agotado sus bondades. 
23     Cada mañana se renuevan; *
              ¡qué grande es su fidelidad! 
24     Y me digo: ¡El Señor lo es todo para mí; *
              por eso en él confío! 
25     El Señor es bueno con los que en él confían, *
              con los que a él recurren. 
26     Es mejor esperar en silencio *
              a que el Señor nos ayude. 

o

1     Junto a los ríos de Babilonia, allí nos sentamos a llorar, *
           al acordarnos de ti, oh Sión.
2     Sobre los álamos, en medio de ella, *
           colgamos nuestras arpas;
3     Porque los que nos llevaron cautivos pedían una canción;
       nuestros opresores pedían alegría: *
           “Cántennos un cántico de Sión”.
4     ¿Cómo cantaremos cántico del Señor *
           en tierra extranjera?
5     Si me olvidare de ti, oh Jerusalén, *
           pierda mi diestra su destreza.
6     Que se me pegue la lengua al paladar, Si no me acordare de ti, *
           Si no pusiere a Jerusalén por encima de mi suma alegría.
7     Acuérdate del día de Jerusalén, oh Señor, en contra de los edomitas, *
           que decían: “¡Arrásenla, arrásenla hasta los cimientos!”
8     ¡Oh hija de Babilonia, asoladora, *
           dichoso el que te dé el pago de lo que tú nos hiciste!
9     ¡Dichoso el que tome tus niños *
           y los estrelle contra la peña!

Antiguo Testamento: Habacuc 1:1-4, 2:1-4

1 Éste es el mensaje que el Señor reveló al profeta Habacuc. 

2 Señor, ¿hasta cuándo gritaré pidiendo ayuda 
sin que tú me escuches? 
¿Hasta cuándo clamaré a causa de la violencia 
sin que vengas a librarnos? 
3 ¿Por qué me haces ver 
tanta angustia y maldad? 
Estoy rodeado de violencia y destrucción; 
por todas partes hay pleitos y luchas. 
4 No se aplica la ley, 
se pisotea el derecho, 
el malo persigue al bueno 
y se tuerce la justicia.  […]

1 Estaré atento y vigilante, 
como lo está el centinela en su puesto, 
para ver qué me dice el Señor 
y qué respuesta da a mis quejas. 

2 El Señor me contestó: 
«Escribe en tablas de barro lo que te voy a mostrar, 
de modo que pueda leerse de corrido. 
3 Aún no ha llegado el momento 
de que esta visión se cumpla; 
pero no dejará de cumplirse. 
Tú espera, aunque parezca tardar, 
pues llegará en el momento preciso. 
4 Escribe que los malvados son orgullosos, 
pero los justos vivirán por su fidelidad a Dios.»

Salmo: 37:1-10

  1     No te impacientes a causa de los malignos, *
             ni tengas celos de los que hacen mal
  2     Porque como hierba pronto se marchitarán, *
             y como césped se agotarán.
  3     Confía en el Señor, y haz el bien; *
             habita en la tierra, y aliméntate de sus caudales.
  4     Deléitate en el Señor, *
             y él te dará las peticiones de tu corazón.
  5     Encomienda al Señor tu camino; *
             confía en él, y él actuará.
  6     Exhibirá tu justicia como la luz, *
             y tu rectitud como el mediodía.
  7     Guarda silencio ante el Señor, *
             y espera en él con paciencia.
  8     No te impacientes del que medra, *
             del que tiene éxito en sus maldades.
  9     Deja la ira, desecha el enojo; *
             la impaciencia sólo conduce al mal;
10     Porque los malignos serán arrancados, *
             pero los que invocan al Señor, he aquí heredarán la tierra.

Nuevo Testamento: 2 Timoteo 1:1-14

1 Pablo, apóstol de Cristo Jesús, enviado por voluntad de Dios de acuerdo con la promesa de vida que se obtiene por medio de Cristo Jesús, 2 saluda al querido hijo Timoteo. Que Dios Padre y Cristo Jesús nuestro Señor derramen su gracia, su misericordia y su paz sobre ti. 

3 Al recordarte siempre en mis oraciones de día y de noche, doy gracias a Dios, a quien sirvo con una conciencia limpia, como sirvieron también mis antepasados. 4 Me acuerdo siempre de tus lágrimas, y quisiera verte para llenarme de alegría. 5 Porque me acuerdo de la fe sincera que tienes. Primero la tuvieron tu abuela Loida y tu madre Eunice, y estoy seguro de que también tú la tienes. 

6 Por eso te recomiendo que avives el fuego del don que Dios te dio cuando te impuse las manos. 7 Pues Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino un espíritu de poder, de amor y de buen juicio. 8 No te avergüences, pues, de dar testimonio a favor de nuestro Señor; ni tampoco te avergüences de mí, preso por causa suya. Antes bien, con las fuerzas que Dios te da, acepta tu parte en los sufrimientos que vienen por causa del evangelio. 9 Dios nos salvó y nos ha llamado a formar un pueblo santo, no por lo que nosotros hayamos hecho, sino porque ése fue su propósito y por la bondad que ha tenido con nosotros desde la eternidad, por Cristo Jesús. 10 Esa bondad se ha mostrado gloriosamente ahora en Cristo Jesús nuestro Salvador, que destruyó el poder de la muerte y que, por el evangelio, sacó a la luz la vida inmortal. 

11 Dios me ha encargado de anunciar este mensaje, y me ha enviado como apóstol y maestro. 12 Precisamente por eso sufro todas estas cosas. Pero no me avergüenzo de ello, porque yo sé en quién he puesto mi confianza; y estoy seguro de que él tiene poder para guardar hasta aquel día lo que me ha encomendado. 

13 Sigue el modelo de la sana enseñanza que de mí has recibido, y vive en la fe y el amor que tenemos gracias a Cristo Jesús. 14 Con la ayuda del Espíritu Santo que vive en nosotros, cuida de la buena doctrina que se te ha encomendado. 

El Evangelio: Lucas 17:5-10

5 Los apóstoles pidieron al Señor: —Danos más fe. 

6 El Señor les contestó: —Si ustedes tuvieran fe, aunque sólo fuera del tamaño de una semilla de mostaza, podrían decirle a este árbol: “Arráncate de aquí y plántate en el mar”, y les haría caso. 

7 »Si uno de ustedes tiene un criado que regresa del campo después de haber estado arando o cuidando el ganado, ¿acaso le dice: “Pasa y siéntate a comer”? 8 No, sino que le dice: “Prepárame la cena, y dispónte a atenderme mientras yo como y bebo. Después podrás tú comer y beber.” 9 Y tampoco le da las gracias al criado por haber hecho lo que le mandó. 10 Así también ustedes, cuando ya hayan cumplido todo lo que Dios les manda, deberán decir: “Somos servidores inútiles, porque no hemos hecho más que cumplir con nuestra obligación.”

Más recursos para Propio 22C

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Las lecturas del Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y los Evangelios provienen de la Biblia Nueva Versión Estándar Revisada: Edición Anglicana, copyright 1989, 1995, División de Educación Cristiana del Consejo Nacional de las Iglesias de Cristo en los Estados Unidos de América. Usado con permiso. Todos los derechos reservados.

Las Colectas, Salmos y Cánticos son del Libro de Oración Común, 1979.

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