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Noveno Domingo después de Pentecostés
Propio 14
La Colecta:
Otórganos, te suplicamos, oh Señor, el espíritu de pensar y hacer siempre lo justo; para que nosotros, que sin ti no podemos existir, seamos capaces, con tu ayuda, de vivir según tu voluntad; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
Antiguo Testamento: Isaías 1:1, 10-20
1 Profecías que Isaías, hijo de Amós, recibió por revelación acerca de Judá y Jerusalén, durante los reinados de Ozías, Jotam, Ahaz y Ezequías en Judá. […]
10 Jefes de Sodoma, escuchen la palabra del Señor;
pueblo de Gomorra, oye atentamente
lo que nuestro Dios te va a enseñar.
11 El Señor dice:
«¿Para qué me traen tantos sacrificios?
Ya estoy harto de sus holocaustos de carneros
y de la grasa de los terneros;
me repugna la sangre de los toros, carneros y cabritos.
12 Ustedes vienen a presentarse ante mí,
pero ¿quién les pidió que pisotearan mis atrios?
13 No me traigan más ofrendas sin valor;
no soporto el humo de ellas.
Ustedes llaman al pueblo
a celebrar la luna nueva y el sábado,
pero yo no soporto las fiestas de gente que practica el mal.
14 Aborrezco sus fiestas de luna nueva y sus reuniones;
¡se me han vuelto tan molestas
que ya no las aguanto!
15 Cuando ustedes levantan las manos para orar,
yo aparto mis ojos de ustedes;
y aunque hacen muchas oraciones,
yo no las escucho.
Tienen las manos manchadas de sangre.
16 ¡Lávense, límpiense!
¡Aparten de mi vista sus maldades!
¡Dejen de hacer el mal!
17 ¡Aprendan a hacer el bien,
esfuércense en hacer lo que es justo,
ayuden al oprimido,
hagan justicia al huérfano,
defiendan los derechos de la viuda!»
18 El Señor dice:
«Vengan, vamos a discutir este asunto.
Aunque sus pecados sean como el rojo más vivo,
yo los dejaré blancos como la nieve;
aunque sean como tela teñida de púrpura,
yo los dejaré blancos como la lana.
19 Si aceptan ser obedientes,
comerán de lo mejor que produce la tierra;
20 pero si insisten en ser rebeldes,
morirán sin remedio en la guerra.»
El Señor mismo lo ha dicho.
Salmo: 50:1-8, 23-24
1 El Dios de dioses, el Señor, ha hablado; *
ha convocado la tierra desde el nacimiento del sol hasta donde se pone.
2 De Sión, perfección de hermosura, *
Dios ha resplandecido.
3 Vendrá nuestro Dios, y no callará; *
delante de él, fuego consumidor, a su alrededor, tempestad poderosa.
4 Desde lo alto convocó a los cielos y a la tierra, *
como testigos del juicio de su pueblo.
5 “Reúnanme a mis devotos, *
los que conmigo hicieron pacto, y lo sellaron con sacrificio”.
6 Proclame el cielo su justicia, *
pues Dios mismo está juzgando.
7 Escucha, pueblo mío, y hablaré; “Oh Israel, testificaré contra ti; *
yo soy Dios, el Dios tuyo.
8 No te reprendo por tus sacrificios, *
ni por tus holocaustos, que están siempre delante de mí.
23 Entiendan bien esto, los que se olvidan de Dios; *
no sea que los despedace, y no haya quien los libre.
24 El que me ofrece sacrificio de alabanza, me honra; *
pero a los que guardan mi camino les haré ver la salvación de Dios”.
Antiguo Testamento: Génesis 15:1-6
El Señor le habló a Abram en una visión y le dijo: —No tengas miedo, Abram, porque yo soy tu protector. Tu recompensa va a ser muy grande.
2-3 Pero Abram le contestó: —Señor y Dios, ¿de qué me sirve que me des recompensa, si tú bien sabes que no tengo hijos? Como no me has dado ningún hijo, el heredero de todo lo que tengo va a ser Eliézer de Damasco, uno de mis criados.
4 El Señor le contestó: —Tu heredero va a ser tu propio hijo, y no un extraño.
5 Entonces el Señor llevó a Abram afuera, y le dijo: —Mira bien el cielo, y cuenta las estrellas, si es que puedes contarlas. Pues bien, así será el número de tus descendientes.
6 Abram creyó al Señor, y por eso el Señor lo aceptó como justo.
Salmo: 33:12-22
12 Bienaventurada la nación cuyo Dios es el Señor; *
bienaventurado el pueblo que él escogió para sí.
13 Desde el cielo mira el Señor, *
y ve a todos los seres humanos.
14 Desde el lugar de su morada observa *
a todos los moradores de la tierra.
15 El formó el corazón de todos ellos; *
atento está a todas sus obras.
16 El rey no se salva por la multitud del ejército, *
ni escapa el valiente por la mucha fuerza.
17 Vano para salvar es el caballo; *
la grandeza de su fuerza a nadie podrá librar.
18 He aquí el ojo del Señor sobre los que le temen, *
sobre los que esperan en su misericordia;
19 Para arrancar sus vidas de la muerte, *
y para sustentarles en tiempo de hambre.
20 Nuestra alma espera al Señor; *
nuestra ayuda y nuestro escudo es él.
21 Por tanto en él se alegra nuestro corazón, *
porque en su santo Nombre confiamos.
22 Sea tu misericordia, oh Señor, sobre nosotros, *
según ponemos nuestra confianza en ti.
Nuevo Testamento: Hebreos 11:1-3, 8-16
1 Tener fe es tener la plena seguridad de recibir lo que se espera; es estar convencidos de la realidad de cosas que no vemos. 2 Nuestros antepasados fueron aprobados porque tuvieron fe.
3 Por fe sabemos que Dios formó los mundos mediante su palabra, de modo que lo que ahora vemos fue hecho de cosas que no podían verse. […]
8 Por fe, Abraham, cuando Dios lo llamó, obedeció y salió para ir al lugar que él le iba a dar como herencia. Salió de su tierra sin saber a dónde iba, 9 y por la fe que tenía vivió como extranjero en la tierra que Dios le había prometido. Vivió en tiendas de campaña, lo mismo que Isaac y Jacob, que también recibieron esa promesa. 10 Porque Abraham esperaba aquella ciudad que tiene bases firmes, de la cual Dios es arquitecto y constructor.
11 Por fe también, aunque Sara no podía tener hijos y Abraham era demasiado viejo, éste recibió fuerzas para ser padre, porque creyó que Dios cumpliría sin falta su promesa. 12 Así que Abraham, aunque ya próximo al fin de sus días, llegó a tener descendientes tan numerosos como las estrellas del cielo y como la arena de la orilla del mar, que no se puede contar.
13 Todas esas personas murieron sin haber recibido las cosas que Dios había prometido; pero como tenían fe, las vieron de lejos, y las saludaron reconociéndose a sí mismos como extranjeros de paso por este mundo. 14 Y los que dicen tal cosa, claramente dan a entender que todavía andan en busca de una patria. 15 Si hubieran estado pensando en la tierra de donde salieron, bien podrían haber regresado allá; 16 pero ellos deseaban una patria mejor, es decir, la patria celestial. Por eso, Dios no se avergüenza de ser llamado el Dios de ellos, pues les tiene preparada una ciudad.
El Evangelio: Lucas 12:32-40
32 Jesús dijo a sus discípulos: «No tengan miedo, ovejas mías; ustedes son pocos, pero el Padre, en su bondad, ha decidido darles el reino. 33 Vendan lo que tienen, y den a los necesitados; procúrense bolsas que no se hagan viejas, riqueza sin fin en el cielo, donde el ladrón no puede entrar ni la polilla destruir. 34 Pues donde esté la riqueza de ustedes, allí estará también su corazón.
35-36 »Sean como criados que están esperando a que su amo regrese de un banquete de bodas, preparados y con las lámparas encendidas, listos a abrirle la puerta tan pronto como llegue y toque. 37 Dichosos los criados a quienes su amo, al llegar, encuentre despiertos. Les aseguro que el amo mismo los hará sentarse a la mesa y se dispondrá a servirles la comida. 38 Dichosos ellos, si los encuentra despiertos aunque llegue a la medianoche o de madrugada. 39 Y sepan ustedes esto: que si el dueño de una casa supiera a qué hora va a llegar el ladrón, no dejaría que nadie se metiera en su casa a robar. 40 Ustedes también estén preparados; porque el Hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperen.»
Más recursos para Propio 14C
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Las lecturas del Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y los Evangelios provienen de la Biblia Nueva Versión Estándar Revisada: Edición Anglicana, copyright 1989, 1995, División de Educación Cristiana del Consejo Nacional de las Iglesias de Cristo en los Estados Unidos de América. Usado con permiso. Todos los derechos reservados.
Las Colectas, Salmos y Cánticos son del Libro de Oración Común, 1979.
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