Estudio Bíblico

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Estudio Bíblico: Pascua 4 (B) – 2012

April 29, 2012


Las lecturas de este cuarto domingo de Pascua son sorprendentemente sinérgicas. El pasaje del Buen Pastor, que se divide a lo largo del ciclo de tres años del leccionario, es sólo uno de los varios pasajes “yo soy” del cuarto evangelio. Estamos tan familiarizados con estos pasajes que es fácil pasar por alto lo que habría sido perfectamente obvio para los primeros judíos cristianos que escucharon o leyeron el evangelio de Juan por vez primera. Las palabras “yo soy” están teológicamente cargadas de fe bíblica, y se puede argumentar que son el fundamento de la fe bíblica en sí.

Cuando Moisés se encuentra ante una zarza ardiente que le habla, se le indica que se quite los zapatos. Asegúrese de buscar en YouTube para obtener una versión de la balada de Woody Guthrie, Tierra Santa. Guthrie hace la observación teológica sagaz de que dondequiera que pisemos es tierra sagrada – es decir, siempre estamos de pie ante el Dios de la zarza dondequiera que estemos, y cualquier cosa que estemos haciendo. Simplemente no hay escondite. El quitarse los zapatos parece ser que es una metáfora de  respeto y humildad, dos virtudes que escasean en el mundo actual. Y como Moisés recibe órdenes para dirigir la gran evasión del imperio del mal, intuitivamente sabe que la gente va a querer saber exactamente de dónde proceden esas instrucciones. La respuesta, como todos sabemos, es “Yo soy el que soy. … Diles que ´yo soy´ te envía”.

Un avance rápido hasta Jesús, que en el cuarto evangelio ya ha sido identificado como la Palabra, el logos; y que la Palabra no solamente está con Dios sino que es Dios. Conectando con lo anterior, Jesús es retratado varias veces diciendo: “Yo soy …” En una cultura que lee y re-lee la Torá una vez al año, en una cultura que pasa varias noches a la mesa del comedor para revisar la Gran Evasión durante la Pascua, sería una señal muy fuerte mostrar quién es realmente Jesús. Qué nos dice entonces que es el Buen Pastor -que nos conoce a cada uno por su nombre- ante la realidad de que es el mismo Dios el que habló a Moisés desde la zarza. Y, por supuesto, es el mismo Dios que en Génesis 2, recoge un puñado de polvo, respira en él, y he aquí que hemos sido creados.

Nada ha llegado a ser que no haya venido de la Palabra, que es el Buen Pastor. En esta era electrónica en la que nos volvemos más aislados a pesar de las promesas de la comunidad en línea, es un gran consuelo saber que el Dios de la creación, el Dios de la Pascua, el Dios en la cruz, nos conoce, se preocupa por nosotros y nos ama personalmente. Somos los amados de Dios. Dios está complacido con nosotros. ¿Cómo no podremos dar forma a nuestras vidas para reflejar este amor en todo lo que decimos y  hacemos? No es nuestra tarea, es nuestro privilegio, si solamente nos quitamos los zapatos y aceptamos ser amados por aquel que nos llama a cada uno por su nombre.

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Contacto:
Rvdo. Richard Acosta R., Th.D.

Editor, Sermones que Iluminan

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