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Estudio Bíblico: Propio 14 (B) – 2018
August 13, 2018
I Reyes 2:10-12; 3:3-14
“Pídeme lo que quieras, y yo te lo daré”. El Señor va a Salomón como un genio de la lámpara poco después de Salomón haber tomado el trono de David. Recuerdo, cuando era niña, preparándome para cuando sucediera algo como esto: ¿qué pasaría si Dios (u otra persona) viniera a mí y me dijera que podría tener todo lo que quisiera? ¿Qué elegiría? Hubo un tiempo en el que lo que más quería era una casa de muñecas familiar de tamaño natural que hablara. Unos años más tarde, quería una hermanita, luego un perro. Salomón era más sofisticado que yo, cuando yo era niña. Él le pide a Dios una mente comprensiva. Dios está tan complacido con la petición de Salomón que le concede no solo una mente comprensiva, sino riquezas y honor como complemento. Es probable que Dios no venga a nosotros en medio de la noche con una oferta para concedernos deseos, pero la invitación de Dios a Salomón también está disponible para nosotros: “Pídeme lo que quieras, y yo te lo daré”. Nosotros, como Salomón, podemos imaginarnos nuestros propios corazones y mentes transformados por la sabiduría y la gracia de Dios.
- ¿Cómo se verían nuestras vidas si pidiéramos fervientemente que nuestros corazones y mentes se transformaran con la sabiduría y la gracia de Dios? ¿Qué cambiaría?
Salmo 111
El versículo final del Salmo 111 siempre me ha llamado la atención: “El principio de la sabiduría es el temor del Señor; tienen buen juicio los que lo practican”. Hasta ahora, el salmista se ha centrado completamente en cantar las alabanzas de Dios y en maravillarse de las increíbles obras de Dios. Al final, el salmista dirige su atención al lector y le ofrece la orden de “temer al Señor” para obtener sabiduría y comprensión. Puede ser difícil establecer una relación con instrucciones como ésta. De todos modos, ¿qué significa realmente “temer” a Dios? Cuando algunos leen “temor”, lo que oyen es sobrecogimiento y asombro, pero para muchos, este lenguaje es confuso y desconcertante.
- ¿Qué oye usted? ¿De qué manera su relación con Dios aporta sabiduría y comprensión a su vida?
Efesios 5: 15-20
Los seguidores de Jesús estaban acostumbrados a las acusaciones de embriaguez y libertinaje. En Pentecostés, cuando el Espíritu Santo llenó los corazones y las bocas de las multitudes para que todos los que hablaran diferentes idiomas y dialectos pudieran entenderse entre ellos, los espectadores escépticos más bien acusaron a los discípulos de “estar borrachos”. En esta carta a los Efesios, San Pablo advierte contra el consumo excesivo de alcohol, pero, en cambio, ofrece una fascinante alternativa: estar lleno del Espíritu. Ambos pasajes sugieren que estar lleno del Espíritu de Dios puede parecer tan alborotado y tan despreocupado como estar borracho. Hoy en día, en nuestras iglesias y vidas de fe, es difícil imaginar que un extraño confunda nuestra adoración con una animada escena de bar, pero podemos buscar maneras de llenarnos de la alegría del Espíritu que sean vigorizantes y refrescantes. San Pablo identifica la música y el canto comunitario como una forma saludable de expresar amor y gratitud a Dios.
- ¿De qué otra manera podemos llenarnos del Espíritu? ¿Cómo experimentamos la alegría de Cristo en nuestras comunidades?
Juan 6:51-58
Alguna versión del término “comer mi carne” aparece media docena de veces en este breve pasaje del Evangelio de Juan. Este es uno de esos pasajes que me hace sentir abochornado, no porque haya algo de malo en ello –creo de todo corazón en la belleza y el poder vivificante de la Eucaristía– sino porque simplemente no tiene sentido para los no cristianos, o incluso para muchos cristianos, si vamos al caso. En un mundo donde lo que significa ser cristiano parece cada vez más frágil y complejo, me encuentro buscando formas de hacer que el cristianismo sea más asequible para aquellos que puedan tener dificultades con la manera como se representa en las noticias o en la cultura pop.
Por ejemplo, la advertencia “si ustedes no comen la carne del Hijo del hombre y beben su sangre, no tendrán vida” no es muy asequible. De hecho, este es el tipo de pasaje que causó que los escépticos acusaran a la iglesia primitiva de canibalismo. Pero si podemos ir más allá del tono del tipo muertos vivientes de este pasaje, nos encontramos con algo único y desafiante sobre la fe cristiana: seguir a Jesús debe ser una experiencia visceral y reencarnada. Hay algo de vital importancia en incorporar la persona de Cristo físicamente, en nuestros cuerpos, a través de las prácticas más simples y cotidianas de comer y beber. Esta puede no ser la mejor lectura del Evangelio para un recién llegado, pero la invitación a experimentar una nueva vida a través del poder del cuerpo y la sangre de Cristo es algo que todos podemos considerar.
- ¿Cómo explicaría este texto del Evangelio a un recién llegado? ¿Hay algo acerca de él que le parezca desafiante a usted?
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