Bulletin Insert: William Wilberforce – July 30, 2023

On July 30, the Episcopal Church remembers William Wilberforce (1759 – 1833), along with Anthony Ashley Cooper (1801-1885), prophetic witnesses of the Gospel of Christ. Wilberforce was a British statesman and evangelical Anglican who used his position as a Member of Parliament from the Yorkshire area to advocate for the abolition of the slave trade throughout the British Empire.

Noted for personal charm and great eloquence as a public speaker, Wilberforce was elected to Parliament from his home town and district of Hull at the age of 21. After a conversion experience in 1784, he joined the evangelical wing of the Anglican church and became interested in social reform movements.

Lady Margaret Middleton, the wife of another Member of Parliament, approached Wilberforce as a likely person to work within the government for the abolition of the slave trade. The enormity of the task was daunting to Wilberforce, who wrote, “I feel the great importance of the subject and I think myself unequal to the task allotted to me.”

But Wilberforce accepted the mission. “God Almighty has set before me two great objects, the suppression of the slave trade and the reformation of manners,” he wrote in his journal in 1787. His health, however, had never been good, and illness prevented him from immediately taking on the challenge. It was May 1789 before he made his first speech in the House of Commons on the subject of the slave trade.

When Wilberforce formally proposed abolition of the trade in 1791, his fellow members voted against his motion by nearly two to one. Wilberforce continued to press the matter, making similar proposals some nine times by 1805. During that time, due to the efforts of many reformers, the British people learned about the horrific conditions endured by enslaved Africans, and public opinion gradually turned against the slave trade.

It took longer to convince Parliament, but the Abolition of the Slave Trade bill was eventually passed in both the House of Commons and the House of Lords by large majorities and took effect in March 1807. Although the successful bill was introduced by another Member of Parliament, Wilberforce received full credit — and a rare standing ovation from the House of Commons — for his untiring efforts. Unfortunately, the 1807 bill did not immediately stop the slave trade. Seafaring traders flouted the law, sometimes covering this illegal commerce by throwing their captives overboard to drown when ships of the British navy approached. Many people became convinced that only the abolition of slavery would stop the trade.

Wilberforce at first resisted calls for outright abolition, writing in 1807, “It would be wrong to emancipate [the slaves]. To grant freedom to them immediately would be to insure not only their masters’ ruin, but their own. They must [first] be trained and educated for freedom.” But he eventually came to support full emancipation and worked to bring public opinion and political will together to that end. He continued to serve in Parliament, supporting a variety of causes, including overseas Christian mission, increased education, and greater freedom for Roman Catholics. He retired in 1825 due to ill health but continued to campaign for an end to slavery.

Wilberforce saw his efforts rewarded when Parliament passed a law in July 1833 outlawing slavery throughout the British Empire. He died three days later at age 73. In honor of his service to the nation, he was buried in the north transept of Westminster Abbey.

30 de julio de 2023 – Pentecostés 9 (A)
William Wilberforce

El 30 de julio la Iglesia Episcopal recuerda a William Wilberforce (1759-1833) y Anthony Ashley Cooper (1801-1885), testigos proféticos del Evangelio de Cristo. Wilberforce fue un estadista británico y evangélico anglicano que utilize su posición como miembro del Parlamento de la zona de Yorkshire para abogar por la abolición de la trata de esclavos en el Imperio Británico.

Conocido por su encanto personal y gran elocuencia como orador público, Wilberforce fue elegido al Parlamento por su ciudad natal y el distrito de Hull a la edad de 21 años. Después de una experiencia de conversión en 1784 se unió a la rama evangélica de la iglesia anglicana y se interesó por los movimientos de reforma social.

Lady Margaret Middleton, la esposa de otro miembro del Parlamento, se dirigió a Wilberforce como a una persona probable para trabajar dentro del Gobierno por la abolición de la trata de esclavos. La enormidad de la tarea fue amedrentadora para Wilberforce, que escribió: “Siento la gran importancia del tema y creo que no estoy a la altura de la tarea que se me asigna”.

Pero Wilberforce aceptó la misión. “El Dios Todopoderoso ha puesto ante de mí dos grandes objetivos, la supresión de la trata de esclavos y la reforma de las costumbres”, escribió en su diario en 1787. Sin embargo, su salud nunca había sido buena y la enfermedad le impidió tomar inmediatamente el desafío. Era mayo de 1789 cuando pronunció su primer discurso en la Cámara de los Comunes sobre el tema de la trata de esclavos.

Cuando Wilberforce propuso formalmente abolición de la trata en 1791, sus compañeros votaron en contra de su moción por casi dos a uno. Wilberforce continuó presionando el asunto; para el 1805 había hecho semejantes propuestas alrededor de nueve veces. Durante ese tiempo, debido a los esfuerzos de muchos reformistas, el pueblo británico se enteró de las horribles condiciones sufridas por los esclavos africanos y la opinión pública cambió poco a poco contra la trata de esclavos.

Le tomó más tiempo convencer al Parlamento, pero la abolición de la ley del comercio de esclavos fue finalmente aprobada en la Cámara de los Comunes y en la Cámara de los Lores por amplia mayoría y entró en vigor en marzo de 1807. Aunque el proyecto de ley fue presentado con éxito por otro miembro del Parlamento, Wilberforce recibió todo el crédito – y una rara ovación de pie de la Cámara de los Comunes – por sus esfuerzos incansables. Lamentablemente, el proyecto de ley de 1807 no paró de inmediato la trata de esclavos. Comerciantes marítimos no hacían caso de la ley, a veces cubrían este comercio ilegal tirando por la borda a sus cautivos a ahogarse cuando los buques de la marina británica se acercaban. Muchas personas se convencieron de que sólo la abolición de la esclavitud pondría fin al comercio.

Wilberforce al principio se resistió a peticiones de una abolición completa. En 1807 escribió: “Sería un error emancipar a [los esclavos]. Concederles la libertad inmediatamente sería no sólo asegurar la ruina a sus amos, sino la de ellos mismos. [Primero] deben recibir capacitación y educación para la libertad”. Pero de hecho llegó a apoyar la emancipación plena y trabajó para reconciliar la opinión pública y la voluntad política a tal fin. Continuó sirviendo en el Parlamento, apoyando una variedad de causas, incluida la misión cristiana en ultramar, el aumento de la educación, y una mayor libertad para los católicos romanos. Se jubiló en 1825 debido a la mala salud, pero continuó la campaña para poner fin a la esclavitud.

Wilberforce vería recompensados sus esfuerzos cuando en julio de 1833 el Parlamento aprobó una ley que prohibía la esclavitud en el Imperio Británico. Murió tres días más tarde a los 73 años. En honor a su servicio a la nación fue enterrado en el transepto norte de la Abadía de Westminster.

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