“Let these branches be for us signs of his victory, and grant that we who bear them in his name may ever hail him as our King, and follow him in the way that leads to eternal life.”
Today is the first day of Holy Week and the last Sunday in Lent, known as Palm Sunday or the Sunday of the Passion. The day begins by marking Christ’s triumphal entry into Jerusalem. Many churches participate in the Liturgy of the Palms, first offered in The Episcopal Church in the 1960 Book of Offices. In this liturgy, the celebrant blesses palms or other branches, and, following a reading from the Gospels, leads the congregation in procession into their church—often singing “All Glory, Laud, and Honor” or “Ride On! Ride On In Majesty!”
This liturgy evokes the early observances of Palm Sunday. According to Armentrout and Slocum’s An Episcopal Dictionary of the Church (Church Publishing, 2000), by the year 381, the faithful would process from the Mount of Olives into Jerusalem, waving palm or olive branches. As they processed, they sang songs from Scripture – including the exultant antiphon of Psalm 118 sung at Christ’s entrance into the city: “Blessed is he who comes in the name of the Lord!”
When the Palm Sunday service includes the Eucharist, the Liturgy of the Palms is followed by the salutation and the collect of the day. Afterward, the tone of the service shifts noticeably. In contrast to the earlier song of joy, Psalm 31, appointed for today, cries, “For I have heard the whispering of the crowd; fear is all around; they put their heads together against me; they plot to take my life.” The Gospel reading is likewise sorrowful, recalling the events of Jesus’ Passion (that is, the events and suffering before and during his death). Still, we are reminded throughout the difficult days ahead that this is not the end of the story.
Despite the Savior’s death on the cross, he promises to rise again. The Man of Sorrows remains the one at whose name, “every knee should bend, in heaven and on earth and under the earth, [and] every tongue should confess that Jesus Christ is Lord, to the glory of God the Father” (Philippians 2:10-11).
Collect for the Sunday of the Passion: Palm Sunday
Almighty and everliving God, in your tender love for the human race you sent your Son our Savior Jesus Christ to take upon him our nature, and to suffer death upon the cross, giving us the example of his great humility: Mercifully grant that we may walk in the way of his suffering, and also share in his resurrection; through Jesus Christ our Lord, who lives and reigns with you and the Holy Spirit, one God, for ever and ever. Amen (Book of Common Prayer, p. 219).
28 de marzo de 2021 – Domingo de Ramos (B)
Domingo de Pasión
Que estos ramos sean para nosotros signos de su victoria, y concede que quienes los llevamos en su nombre le aclamemos siempre como nuestro Rey, y le sigamos por el camino que lleva a la vida eterna”.
Hoy es el primer día de la Semana Santa y el último domingo de Cuaresma, conocido como Domingo de Ramos o el Domingo de la Pasión. El día comienza marcando la entrada triunfal de Cristo en Jerusalén. Muchas iglesias participan en la Liturgia de las Palmas, que se ofreció por primer vez en la Iglesia Episcopal en el 1960 en el Libro de los Oficios. En esta liturgia, el celebrante bendice las palmas u otros ramos, y, después de una lectura tomada de los evangelios, conduce a la congregación en procesión hacia la iglesia, a menudo cantando “Toda gloria, loor y honor” o “¡Camina! ¡Camina en Majestad!”
Esta liturgia evoca las primeras celebraciones del Domingo de Ramos. De acuerdo a Armentrout y Slocum en Un Diccionario Episcopal de la Iglesia (Church Publishing, 2000), en el año 381, los fieles procedían desde el Monte de los Olivos hacia Jerusalén, agitando palmas o ramos de olivo. A medida que caminaban, cantaban canciones de la Escritura, incluyendo la antífona exultante del salmo 118 cantada también en la entrada de Cristo en la ciudad: “¡Bendito el que viene en nombre del Señor!”
Cuando el servicio de Domingo de Ramos incluye la Eucaristía, a la Liturgia de las Palmas siguen el saludo y la colecta del día. Después, el tono del servicio cambia notablemente. En contraste con la canción anterior de la alegría, el Salmo 31, designado para hoy, dice: “Porque he oído el murmullo de la multitud: ´por todas partes hay miedo´ consultan juntos en mi contra; conspiran para quitarme la vida”. La lectura del Evangelio es igualmente triste, recordando los acontecimientos de la Pasión de Jesús (es decir, los eventos y el sufrimiento antes y durante su muerte). Aun así, se nos recuerda a lo largo de los días difíciles que este no es el final de la historia.
A pesar de la muerte del Salvador en la cruz, él promete resucitar de nuevo. El Varón de Dolores sigue siendo el que en cuyo nombre, “toda rodilla se doble en los cielos y en la tierra y debajo de la tierra, [y] toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre” (Fil 2: 10-11).
Colecta para el Domingo de Pasión: Domingo de Ramos
Dios omnipotente y eterno, en tu tierno amor hacia el género humano, enviaste a tu Hijo, nuestro Salvador Jesucristo para asumir nuestra naturaleza, y padecer muerte en la cruz, mostrándonos ejemplo de su gran humildad: Concédenos, en tu misericordia, que caminemos por el sendero de su padecimiento y participemos también de su resurrección; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén (Libro de Oración Común, Pág. 191).