During the season of Epiphany, The Episcopal Church’s Office of Global Partnerships is offering a weekly Bible study prepared by writers across the church and Anglican Communion. Each piece, consisting of the Sunday readings, can be studied alone, in small groups, or even with a congregation. You can find the whole study for each week at www.sermonsthatwork.org.
This week’s study for Epiphany 2 (C) was written by the Most Rev. Ian Ernest, the Archbishop of Canterbury’s personal representative to the Holy See and the director of the Anglican Centre in Rome.
1 Corinthians 12:1-11
12 Now concerning spiritual gifts, brothers and sisters, I do not want you to be ignorant. 2 You know that when you were gentiles you were enticed and led astray to idols that could not speak. 3 Therefore I want you to understand that no one speaking by the Spirit of God ever says “Let Jesus be cursed!” and no one can say “Jesus is Lord” except by the Holy Spirit.
4 Now there are varieties of gifts but the same Spirit, 5 and there are varieties of services but the same Lord, 6 and there are varieties of activities, but it is the same God who activates all of them in everyone. 7 To each is given the manifestation of the Spirit for the common good. 8 To one is given through the Spirit the utterance of wisdom and to another the utterance of knowledge according to the same Spirit, 9 to another faith by the same Spirit, to another gifts of healing by the one Spirit, 10 to another the working of powerful deeds, to another prophecy, to another the discernment of spirits, to another various kinds of tongues, to another the interpretation of tongues. 11 All these are activated by one and the same Spirit, who allots to each one individually just as the Spirit chooses.
Commentary from Ian Ernest
I wish to lay emphasis on one part of this text which refers to the unity of the Church. Being the Body of Christ, the Church is called to allow every part of it to play its role so that it can bear true witness to the love of God as revealed in Christ. There is no place for uniformity in the Church, as within it people are bestowed with different gifts and have different tasks to attend to. The gift is offered by the Holy Spirit and is designed for an interdependent life in unity and harmony which brings glory to God.
As all gifts come from God, each one is therefore invited to use his or her competence in the service of God. Unfortunately, we have an erroneous perception that the gifts we receive are limited to the spiritual or the academic realm. Thus, it would be important for us to acknowledge that no distinction is to be made regarding the gifts we freely receive. A person who is a worker in a skilled trade, for example, a carpenter, an electrician, a plumber, and others, should be encouraged to see that the talent he or she possesses comes from God.
The Church would then be enriched if all were given the opportunity to dedicate their skills to serve God and his people. This teaching of Paul also gives a detailed view of the gifts graciously offered to us; from it, we learn about the work and nature of the early Church. It informs us that, as members of the Body of Christ, we have to possess the word of wisdom and the word of knowledge. This means that we have to know the deep things about God and simultaneously apply them to our daily lives.
Discussion Questions
- Do we have a full understanding of how we could serve God and God’s people with the potential we have?
- What is the distinction between wisdom and knowledge?
19 de enero de 2025 – Epifanía 2 (C)
Estudio bíblico de la Epifanía: Semana 2
Durante el tiempo de Epifanía, La Iglesia Episcopal ofrece un estudio bíblico semanal preparado por escritores de toda la Iglesia y la Comunión Anglicana. Cada pieza, compuesta por las lecturas dominicales, puede estudiarse en solitario, en pequeños grupos o incluso con una congregación. Puede encontrar el estudio completo de cada semana en www.sermonsthatwork.org.
El estudio de esta semana para la Epifanía 2 (C) fue escrito por el Reverendísimo Ian Ernest, representante personal del Arzobispo de Canterbury ante la Santa Sede y director del Centro Anglicano en Roma.
1 Corintios 12:1-11
12 Hermanos, quiero que ustedes sepan algo respecto a los dones espirituales. 2 Ustedes saben que cuando todavía no eran creyentes se dejaban arrastrar ciegamente tras los ídolos mudos. 3 Por eso, ahora quiero que sepan que nadie puede decir: «¡Maldito sea Jesús!», si está hablando por el poder del Espíritu de Dios. Y tampoco puede decir nadie: «¡Jesús es Señor!», si no está hablando por el poder del Espíritu Santo. 4 Hay en la iglesia diferentes dones, pero el que los concede es un mismo Espíritu. 5 Hay diferentes maneras de servir, pero todas por encargo de un mismo Señor. 6 Y hay diferentes manifestaciones de poder, pero es un mismo Dios, que, con su poder, lo hace todo en todos. 7 Dios da a cada uno alguna prueba de la presencia del Espíritu, para provecho de todos. 8 Por medio del Espíritu, a unos les concede que hablen con sabiduría; y a otros, por el mismo Espíritu, les concede que hablen con profundo conocimiento. 9 Unos reciben fe por medio del mismo Espíritu, y otros reciben el don de curar enfermos. 10 Unos reciben poder para hacer milagros, y otros tienen el don de profecía. A unos, Dios les da la capacidad de distinguir entre los espíritus falsos y el Espíritu verdadero, y a otros la capacidad de hablar en lenguas; y todavía a otros les da la capacidad de interpretar lo que se ha dicho en esas lenguas. 11 Pero todas estas cosas las hace con su poder el único y mismo Espíritu, dando a cada persona lo que a él mejor le parece.
Comentario de Ian Ernest
Deseo hacer hincapié en una parte de este texto que se refiere a la unidad de la Iglesia. Siendo el Cuerpo de Cristo, la Iglesia está llamada a permitir que cada parte de ella desempeñe su papel para que pueda dar verdadero testimonio del amor de Dios revelado en Cristo. No hay lugar para la uniformidad en la Iglesia, ya que dentro de ella las personas están dotadas de diferentes dones y tienen diferentes tareas que atender. El don es ofrecido por el Espíritu Santo y está diseñado para una vida interdependiente en unidad y armonía que da gloria a Dios.
Como todos los dones proceden de Dios, se invita a cada uno a utilizar su competencia al servicio de Dios. Por desgracia, tenemos la percepción errónea de que los dones que recibimos se limitan al ámbito espiritual o académico. Por eso, sería importante que reconociéramos que no hay que hacer ninguna distinción en cuanto a los dones que recibimos gratuitamente. Una persona que trabaja en un oficio especializado, por ejemplo, un carpintero, un electricista, un fontanero, y otros, debería ser animada a ver que el talento que posee viene de Dios.
La Iglesia se enriquecería entonces si todos tuvieran la oportunidad de dedicar sus habilidades a servir a Dios y a su pueblo. Esta enseñanza de Pablo también ofrece una visión detallada de los dones que se nos ofrecen graciosamente; de ella aprendemos sobre el trabajo y la naturaleza de la Iglesia primitiva. Nos informa de que, como miembros del Cuerpo de Cristo, tenemos que poseer la palabra de sabiduría y la palabra de ciencia. Esto significa que tenemos que conocer las cosas profundas de Dios y, al mismo tiempo, aplicarlas a nuestra vida cotidiana.
Preguntas de discusión
- ¿Tenemos una comprensión plena de cómo podríamos servir a Dios y al pueblo de Dios con el potencial que tenemos?
- ¿Cuál es la diferencia entre sabiduría y conocimiento?