There are so many voices in the world, telling us who we are, what we should do, and how we will be fulfilled. They tell us to focus on our desires, on our cravings, on being the best individual we can be. The world, we are told, revolves around each of us.
For many, these pursuits of self-fulfillment can leave us feeling drained, empty, and alone. They can lead us away from our divine calling. Away from the creator in whose image we were made. But if we listen closely, there is a spirit calling us to come back to ourselves, back to our purpose, back to something more meaningful.
When we look to the example of Jesus, we see the way that he followed. This is the Way of Love.
One aspect of this Way and making it a practice in our own lives is remembering to simply to turn toward the voice that calls us. Intentionally choosing our direction, choosing to turn and face the light, is the fundamental shift that puts the Way of Love into action. As Jesus tells us in the Book of John: “Whoever serves me must follow me, and where I am, there will my servant be also.”
Turning doesn’t have to change who you are—you are loved as you were created. But it can change where you are going. It can shift you from selfishness to loving the other. It can shift you from hoarding to generosity. It can lead you from sin and distance from God into closer alignment with the One who made and loves you so much.
Obeying this call means recognizing the things we put first in our lives, the things we allow to have the most space in our minds, our fears and hopes and desires. And turning instead toward love.
It can be as freeing as the early followers putting down their fishing nets. It can be as missional as Jesus asking us to pick up our cross and follow him. It can be as simple as paying attention to which direction our feet are facing on our journey.
Turning is not just a one time event, but an ongoing discipline, re-directing our steps as often as we think to, always turning toward the light. And turning toward the light can also illuminate how many there are on the journey with you, emerging from the shadows to walk the same path.
The Way of Love can lead you to discover a community of fellow travelers with whom you share the journey. The Way of Love shows us who we are, it lights the path to where we should go, and it gives purpose to our desires for fulfillment. And it shows us that we are not alone. That like us, there are many who choosing to turn toward the Way of Love. Are you ready to commit to turning and following Jesus?
Learn more about the Way of Love at episcopalchurch.org/wayoflove. You can find suggestions on getting started and going deeper with Turning at iam.ec/explore.
Explore el Camino del Amor: Cambiar
Hay tantas voces en el mundo, diciéndonos quienes somos, qué debemos hacer y cómo nos realizaremos. Nos dicen que nos concentremos en nuestros deseos, en nuestros anhelos, en ser los mejores individuos que podamos ser. El mundo, nos dicen, gira en torno cada uno de nosotros.
Para muchos, esta búsqueda de la autorrealización puede dejarnos exhaustos, vacíos y solos. Puede alejarnos de nuestra vocación divina. Distanciarnos del creador a cuya imagen fuimos hechos. Pero si escuchamos atentamente, hay un llamado del espíritu a volver a nosotros mismos, a nuestro objetivo, a volver a algo más importante.
Cuando miramos al ejemplo de Jesús, vemos el camino que el siguió. Este es el Camino del Amor.
Un aspecto de este Camino y de hacerlo una práctica en nuestras propias vidas es acor-darnos de atender la voz que nos llama. Al elegir deliberadamente cambiar de rumbo, elegimos volver y enfrentar la luz, es el cambio fundamental que pone en marcha el Camino del Amor. Como Jesús nos dice en el libro de Juan: “Quien quiera servirme, debe seguirme; y donde yo esté, allí también estará mi siervo”.
Cambiar no tiene que alterar quién eres: eres amado tal como fuiste creado. Pero puede cambiar tu destino. Puede cambiarte del egoísmo al amor por los demás. Puede cambiarte de la avaricia a la generosidad. Puede conducirte del pecado y la distancia de Dios, a una alianza más íntima con Aquel que te creo y que tanto te ama.
Obedecer este llamado significa reconocer las cosas que priorizamos en nuestras vidas, las cosas que permitimos que ocupen mayor espacio en nuestras mentes, nuestros temores y esperanzas y nuestros deseos. Y en su lugar cambiar hacia el amor.
Puede ser tan liberador como los primeros seguidores [de Jesús] cuando abandonaron sus redes de pescar. Puede ser tan misional como que Jesús nos pide que tomemos nuestra cruz y le sigamos. Puede ser tan sencillo como prestar atención al rumbo que siguen nuestros pies en nuestra trayectoria.
Cambiar no es un evento que sucede una sola vez, sino una disciplina continua, reorientando nuestros pasos tan a menudo como pensamos, volviéndonos siempre a la luz. Y dirigirse hacia la luz también puede iluminar a tantos que te acompañan en el viaje, emergiendo de las sombras para recorrer la misma senda.
El Camino del Amor puede llevarte a descubrir una comunidad de compañeros de viaje con quienes compartes el trayecto. El Camino del Amor nos muestra quienes somos, alumbra la senda que debemos seguir y le da sentido a nuestros deseos de realización personal. Y nos muestra que no estamos solos. Que, al igual que nosotros, hay muchos que deciden tomar el Camino del Amor. ¿Estás listo a comprometerte a cambiar y seguir a Jesús?
Aprenda más sobre el Camino del Amor aquí: episcopalchurch.org/wayoflove. Empieza o profundiza con el compañero Manual de práctica para CAMBIAR: iam.ec/exploresp.