Bronwyn Clark Skov
Manager for Safe Church and Special Projects(646) 242-1421
Theological Background
1 Corinthians 12:12, 26-27
Christ is just like the human body—a body is a unit and has many parts; and all the parts of the body are one body, even though there are many. If one part suffers, all the parts suffer with it; if one part gets the glory, all the parts celebrate with it. You are the body of Christ and parts of each other (Common English Bible).
Each of us has a unique part to play in the life of the church and in the life of our communities. We are all part of the body as a whole and we are all important to the work of the church. Each of us has gifts to bring and share.
In baptism, God, speaking through the church, claims us in Christ. We become, in Christ, the community of God’s final purpose: justice and peace, love and plenty for the whole creation. This new community lives in Eucharistic fellowship with God and creation, as a sign and instrument of God’s reconciling purpose in the world.
The church is called to embody and advance God’s mission. Ministry is the vocation of the whole community: laypeople, deacons, priests, and bishops who together represent Christ and the church in the world.
Antecedentes teológicos
1 Corintios 12:12, 26-27
Nuestro cuerpo tiene muchas partes, pero todas esas partes forman un solo cuerpo. Lo mismo sucede con Cristo. Si una parte sufre, todas sufren. Igualmente, si una parte recibe honor, todas las otras partes comparten su alegría. Todos ustedes son el cuerpo de Cristo y cada uno es una parte de ese cuerpo. (Biblia Palabra de Dios para Todos).
Cada uno de nosotros tiene un papel único que desempeñar en la vida de la Iglesia y en la vida de nuestras comunidades. Todos somos parte del cuerpo como un todo y todos somos importantes para la obra de la Iglesia. Cada uno de nosotros tiene dones que aportar y compartir.
En el bautismo, Dios, hablando a través de la Iglesia, nos reclama en Cristo. Nos convertimos, en Cristo, en la comunidad del propósito último de Dios: justicia y paz, amor y abundancia para toda la creación. Esta nueva comunidad vive en comunión eucarística con Dios y la creación, como signo e instrumento del propósito reconciliador de Dios en el mundo.
La Iglesia está llamada a encarnar y promover la misión de Dios. El ministerio es la vocación de toda la comunidad: laicos, diáconos, presbíteros y obispos que juntos representan a Cristo y a la iglesia en el mundo.